“¿Qué hincha no pide título?”
"¿Necesitan algo? ¿Están bien?". Gustavo Quinteros se acerca hasta el cronista y el fotógrafo y pregunta por sus necesidades. Más que nunca, el entrenador de Emelec juega de local.
Llevó a su equipo de pretemporada a la Argentina, su país, y se siente anfitrión en el Buenos Aires Football, el predio en el que ya había estado en la antesala de la Copa América, al mando de la selección de Bolivia.
Luego de un domingo libre, el Bombillo retomó la preparación, que ya lleva una semana, momento ideal para empezar a hacer un balance y hablar de objetivos.
Subcampeones las últimas tres temporadas, presentes en certámenes internacionales por quinto año seguido, pero no salen campeones desde el 2002. ¿Se siente la presión?
Es así. Es un equipo que hace diez años no puede conseguir el título
nacional. Nosotros hace seis meses que estamos, conseguimos el subcampeonato y clasificar a la Libertadores y la Sudamericana. Pero la gente quiere más, y nosotros también. Y nos contagiamos de lo que quiere la gente, y los dirigentes, y tratamos de fortalecer el plantel para el 2013, y sumar más de 40 puntos, porque con 37 no nos alcanzó.
¿Pero el hincha se los pide en la calle?
¿Qué hinchada no pide título? Pero a pesar de que en los últimos tres años viene llegando a finales y no puede ser campeón, la hinchada apoyó mucho al equipo. Creo que le respondimos muy bien casi todo el torneo, y terminamos ganándole dos partidos a Liga de Quito para entrar a las Copas, en los que el equipo jugó muy bien y le dio mucha más fe y confianza a la gente y a nosotros para esperar con ánimo este año. Ojalá podamos retribuirle desde los logros.
¿Corren en desventaja con los otros equipos que ya están armados?
Sabemos que Barcelona se armó bien, que Liga de Quito se ha reforzado bien, y Deportivo Quito lo mismo. Nuestra ventaja es haber mantenido el plantel, al que le incorporamos jugadores jóvenes, con mucho futuro. Por ahí no tuvimos éxito en gestiones como Guagua o Madrid, y se fueron a otros clubes. Pero han llegado jugadores como Narváez y Corozo, quienes son jóvenes en esas posiciones; Lastra, que es un volante central de muy buena técnica; y volvió Marco Caicedo, un volante ofensivo desequilibrante. Igual, seguimos en la búsqueda de un delantero extranjero y uno nacional o un mediapunta para completar el plantel. Yo estoy feliz de estar acá, en un equipo tan competitivo como Emelec y preparándonos para enfrentar campeonato y copas internacionales.
Y en el funcionamiento, ¿tiene que meter mucha mano?
Emelec se caracterizó estos seis meses por jugar igual en todas las canchas. No cambia el esquema ni la idea de juego cuando va de visitante. Y siempre con buen trato de balón. Me gusta que el equipo juegue en campo contrario, que tenga la pelota, que pueda ser protagonista en todos los partidos. Lo intentamos siempre. A veces lo podemos conseguir y a veces no, porque el rival también juega. Pero esa es la idea. No sabemos jugar de otra manera porque no lo entrenamos de otra manera. Y así fue tanto en el torneo local como en la Sudamericana.
¿La tenencia de la pelota es su eje?
Mira: yo crecí viendo cómo jugaban el Milan de Arrigo Sacchi y el Barcelona de Cruyff. Después de ahí me gustó mucho el Barcelona de Guardiola. Son equipos que uno no se olvida, como el Boca de Bianchi. Lógico que para llevar a la práctica esas ideas tenés que contar con los intérpretes. A veces queremos incorporar jugadores para armar un esquema que a uno le gusta más, pero a lo mejor no encontrás a ese futbolista. Entonces uno tiene que adaptarse a los jugadores que están en el plantel.
¿Cómo es la vida de un argentino en Guayaquil?
La verdad es que muy buena. La gente es muy hospitalaria y solidaria, nos ha recibido muy bien. La ciudad es muy linda. Vivimos en Samborombón. Ahora se va a sumar mi familia, que se había quedado en Bolivia, por el colegio de los chicos. Ya me voy a instalar junto a mi esposa y mis tres varones: Sebastián, de 15; Rodrigo, de 12; y Gonzalo, de 8. La mayor, Nicole, se quedará en Argentina estudiando Administración de Empresas.