Prensa impedida de trabajar en el Capwell
Faltaba hora y media para que comenzara el partido entre Emelec y Flamengo y los reporteros gráficos se encontraban en el pequeño pasillo, cuya puerta de metal da a la cancha del Capwell, por el costado que conecta la tribuna San Martín y la general de la avenida Quito.
Los fotógrafos mostraban sus credenciales, tanto de la organización como de la Ecuafútbol, pero nada, los policías que se habían “apoderado” del acceso no dejaban pasar a los fotorreporteros. “Señores, no pueden entrar...”, era lo único que repetían una y otra vez.
“Pero oficial, nosotros tenemos que trabajar, estamos acreditados, déjenos pasar”, fue el clamor de los fotógrafos, quienes, además, así como los reporteros de radio, realizan su trabajo al borde del campo de juego y antes del inicio del encuentro se retiran de la cancha hacia las cabinas.
Según un dato proporcionado por el Dpto. de Relaciones Públicas de la Policía, al partido estaban asignados 450 gendarmes. Paradójicamente, algunos de los oficiales pudieron fotografiarse con Ronaldinho y hasta hacer videos, pero el personal de prensa no pudo ingresar al campo.
El reloj comenzaba a correr y el arranque del cotejo (19:50), válido por el Grupo 2 de la Copa Libertadores, se acercaba. “¿Qué hora es?, le preguntaba un comunicador a otro. “Falta media hora”, fue la respuesta.
La gente se comenzaba a desesperar, tocaba la puerta con más fuerza y uno que otro policía, tras conseguir una foto mediante celular, se acercaba para increpar a los periodistas reiterándoles que no podían pasar.
“Mañana (ayer) no va a salir En carne ajena”, gritó el reportero gráfico de diario Extra, Jorge Quimí, “déjenme trabajar”, agregó en tono enérgico, pero la respuesta de los gendarmes fue la misma.
Cuando faltaban 10 minutos para el inicio del cotejo, los periodistas radiales de Brasil fueron retirados del campo, pues los derechos televisivos de la Copa Libertadores pertenecen a la cadena internacional Fox Sports y nadie podía estar allí.
En el momento que los “auriverdes” eran sacados, los reporteros gráficos intentaron ingresar, pero fueron repelidos con escudos. “No somos delincuentes”, gritó uno.
Sin embargo, la reacción de los gendarmes fue rociarlos con gas pimienta. En la trifulca, uno que otro comunicador logró colarse para realizar su trabajo y otros para hablar con los organizadores, con el fin de que intercedieran y que sus fotógrafos pudiesen laborar.
En la lista de medios que no pudieron entrar a la cancha estaban La Hora, Expreso, Extra, El Telégrafo, PP El Verdadero y un sinnúmero de radios. Además de canales de TV, que solo toman reacciones al final del partido, mas no tienen derechos para grabar el desarrollo del encuentro, reglamento que siempre cumplen.
Uno de los reporteros que logró ingresar, eludiendo los escudos y el gas pimienta de las fuerzas “del orden”, fue Modesto García, de diario Expreso. “Adentro había un montón de faranduleros, gente que no tenía nada que ver con el partido. Me acerqué al señor Kléber Zambrano, de la organización, para interceder por mis compañeros, pero me dijo que el comisario del juego había estipulado el ingreso hasta determinada hora (hora y media), sin embargo nosotros llegamos antes y no pudimos entrar”.
“Estaban estrictos los policías, habían recibido una disposición, y ustedes saben que a veces cumplen órdenes sin criterio. A los fotógrafos los tenían que dejar pasar. Sé que hasta lanzaron gases. La gente de la organización, la próxima, tendrá que reunirse con el jefe de la Policía para que le dé instrucciones con un poco más de criterio”, dijo Zambrano.
Asimismo, indicó que evitar el ingreso de personas en ese lapso (hora y media) antes del partido fue disposición de la Confederación. “El comisario se había reunido con el jefe de la Polícia; ahí también estaba David Baquerizo, el titular de la comisión de seguridad de Asoguayas”.
Sobre el tema de personas ajenas en el palco de prensa expresó: “Ese es otro problema que tenemos. Hay periodistas que llevan a sus hijos y mujercitas. La capacidad del palco de prensa de Emelec es mínima. En octubre se cambiaron todas las puertas de las cabinas porque no valían y en una semana ya estaban dañadas. Se olvidaron de llevar las llaves y rompieron las chapas”.