Pichincha se sube al podio
Pichincha, por segundo año consecutivo, se coronó campeona de los Juegos Nacionales Absolutos, que terminaron ayer en la capital. En la edición anterior ganaron en Manta, con un total de 199 medallas, mientras que antes del inicio de la jornada, los locales tenían 149.
Fue día de finales y una de las más intensas se vivió en el voleibol sala, en el coliseo Hugo Freire. Pichincha logró llegar a la final femenina y masculina, contra Esmeraldas y Guayas, respectivamente.
El turno fue de las mujeres y las pichinchanas querían tomarse la revancha, pues en Manta, el año pasado, cayeron en la final contra las mismas adversarias. Pamela Castillo, capitana de la selección, admitió que estuvieron desconcentradas en aquel partido; pero esta vez no dejaron que eso suceda.
El coliseo estaba lleno para ver la final. Unas 400 personas llenaron el lugar y en el calentamiento de las jugadores ya se hicieron sentir para animar a ambos equipos.
Los nervios desaparecían conforme las jugadores entraban en calor y los ánimos entre ellas eran continuos. El sonido de la pelota retumbaba en el coliseo, por la fuerza con la que sacaban y se confundía con el bombo que alentaba.
El primer set pasó a toda velocidad, porque el ritmo de las locales fue demasiado para que las esmeraldeñas puedan resistir. El resultado fue 25 a 10, por lo que parecía que el trámite del partido sería totalmente favorable a la selección “oro y grana”.
Sin embargo, en el segundo se confiaron demasiado y por poco les cuesta el set. Al final lograron imponerse por 25 a 23, pero por sus cabezas también pasaron algunas imágenes de la derrota del año pasado, que no querían que se vuelva a a repetir en la capital.
El público las animaba para el set final y festejar una nueva presea dorada, para ampliar la ventaja en el medallero general. La concentración era vital en el que podía ser el último parcial, pero el estado físico también era importante para resistir.
Los minutos del tiempo fuera eran aprovechados al máximo por los equipos. Sus entrenadores intentaban condensar todas sus órdenes en ese tiempo y que sean entendidas en su totalidad.
La adrenalina de las jugadores les impedía quedarse quietas y mientras sus técnicos hablaban, no dejaban de saltar y moverse para no enfriarse.
Al final lograron tomarse la revancha y se impusieron por 25 a 19. De inmediato las alternantes invadieron la cancha, formaron un círculo y empezaron a dar brincos de un lado a otro. “Parecía que se nos complicaba un poco el partido, pero afortunadamente no perdimos la concentración y pudimos rematar en el tercer set. Esmeraldas siempre es un equipo fuerte”, comentó Karen Ortiz, del equipo campeón.
En varones la final fue más disputada, pero de igual manera Pichincha ganó el oro. En cuatro sets venció 3-1 a Guayas con parciales de 25-23, 15-25, 25-16 y 25-21.
Ambos equipos vivieron el partido con la misma intensidad y eso se trasladó a las gradas, donde el público estaba pendiente de cada punto y cada decisión arbitral. El triunfo confirmó la superioridad del local.