“Patrón Mejía” también forja campeones de boxeo
Es fácil observar el entusiasmo que mueve a un grupo de estudiantes del Colegio Nacional Mejía a la práctica de un deporte de gran exigencia y dureza como el boxeo.
Sin embargo, no todos los “Mejías” lo han escogido como parte de la asignatura de Cultura Física; una gran cantidad se ha inclinado por el atletismo, fútbol, básquetbol, tae kwon do, gimnasia, entre otras disciplinas; muy pocos se han interesado por el deporte de las “narices chatas y orejas de coliflor”, pero se han entregado con un gran sentido de compromiso e interés por todo lo que representa la actividad.
De un tiempo a esta parte, el tradicional colegio capitalino ha dado paso a esta disciplina, una de las nuevas que se ha introducido para el estudiantado. La institución ha entendido que la adolescencia no es momento para dejar que el tiempo transcurra sin sacarle el mejor provecho.
Las obligaciones estudiantiles ocupan la mayor parte del día de los chicos en asistencia a clases, lecciones, deberes, un receso para los recreos; y luego, el retiro a sus domicilios, en donde encuentran el lugar adecuado para calmar su apetito, tomar un descanso y abrir un espacio para consultas en internet y luego preparar la siguiente jornada.
Esa es la rutina casi marcada de los estudiantes que aspiran a hacer rendir su educación en un futuro, especialmente aquellos que provienen de hogares humildes, con la necesidad de labrarse un futuro mejor para ser el soporte de unas familia en las cuales, en varios casos, la madre es el único sostén.
Entonces, este puñado de entusiastas realiza un doble esfuerzo, puesto que además de estudiar, luego de clases también se da tiempo para la práctica del boxeo, inclusive, sin haber ingerido algún alimento.
En el modesto gimnasio ubicado en la calle Vargas, en una de las readecuadas instalaciones adyacentes al estadio de fútbol del centenario centro educativo laico, el ex campeón mundial súper mosca César Singo (UBC) y empleado de la Concentración Deportiva de Pichincha, espera a los alumnos para impartir sus conocimientos y experiencias en jornada vespertina, que se inicia a las 13:30 y culmina luego de las 15:00.
Son 20 jovencitos que cursan del primero hasta el tercer año de educación en el “Patrón Mejía”, aunque uno de ellos pertenece a otro colegio, pero es integrante del club por la cercanía de su hogar. El gimnasio funciona desde hace 7 años con autorización del rector de aquél entonces, Nelson Serrano, cuando se iniciaron los campeonatos estudiantiles de la provincia.
Aparte de integrar las selecciones del colegio, los más destacados son considerados para integrar la selección de Pichincha. Para formar parte del club, los estudiantes deben cumplir ciertos requisitos como un buen promedio en estudios (8 y 10), de tal suerte que el boxeo es una asignatura que les permite exonerarse en Cultura Física. La disciplina es una de las normas que rige el trabajo en el gimnasio, en donde se deja a un lado la distendida charla entre amigos para cumplir con la enseñanza y prácticas sobre el ring.
Lucen orgullosos el uniforme que les ha entregado el colegio, donde destaca la frase “Patrón Mejía”. La supervisión de entrenamientos y actividades se realiza con el coordinador de deportes del Departamento de Cultura Física, Joffre Montalvo, pero la responsabilidad de remitir los informes la tiene el entrenador César Singo.
Parada de combate, bloqueos, golpes de izquierda, directos, son las bases para los principiantes que generalmente son los “cachorros”, para luego de algunos meses ensayar golpes cruzados, ganchos, pelea corta y larga, etc. “Antes de que entren al gimnasio, lo que se les inculca es primero los estudios y luego el deporte y si lo hacen bien, que lo lleven de la mano, y a eso es lo que hacen caso estos muchachos, que más tarde serán seleccionados de Pichincha bajo las órdenes del profesor Chango (Segundo)”, anota el “Maravilla” Singo, en un alto a su labor.
Daniel Jami hace poco logró el bachillerato, pero continúa en la práctica del boxeo. Cuando tuvo acceso a esta disciplina, cursaba el segundo año y desde su primer entrenamiento “me enamoré de este deporte y poco a poco me entró la afición, las ganas de entrenar y ser un buen deportista a la par de los estudios, para que el Mejía sobresalga”, anota el flamante bachiller de 18 años, quien destaca el apoyo de sus profesores e inspectores.
Sin ser un excelente estudiante (se graduó con 18), sostiene que ser deportista y estudiante es un tanto pesado pero logró acoplarse, motivado por el uniforme que recibió. Dejó a un lado los amigos y las farras para dedicarse también al boxeo, pero “a la final ha valido la pena, porque se ha ganado en disciplina, responsabilidad y experiencia”.
Su anhelo es continuar los estudios universitarios en la especialidad de ingeniera en computación gráfica o ingeniería en petróleos, pero sin dejar de lado el boxeo. Las circunstancias de la vida, al no conocer a su padre, han forjado un carácter fuerte y emprendedor. Santiago Sevilla, estudiante de noveno de básica, admite que al principio fue difícil, pero luego logró superar algún inconveniente, gracias al apoyo de su madre Nancy Paredes.
Estudia en el colegio Santiago de Guayaquil, pero integra el club de boxeo del Colegio Mejía. Precisa que los estudios están por sobre este deporte, al que ama mucho y el hecho de haber ganado muchas peleas, luego de tres años de práctica, lo llena de orgullo y satisfacción.
Es uno de los alumnos que no espera para dispensar alguna ayuda solicitada por sus compañeros, si alguien les molesta o cuando le piden que les enseñe a boxear. Las participaciones en campeonatos han provocado algunas faltas a clases por permiso para boxear; sin embargo los profesores apoyan el deporte, porque lo consideran una muy buena causa.
Santiago espera cultivar la práctica de esta actividad hasta cuando ingrese a la universidad y trabajar a medio tiempo para ayudar a su madre, para cuyo efecto se propone lograr una licencia de conductor y luego, en sociedad con su hermano, adquirir un vehículo, mediante un préstamo.
William Sangoquiza, Marco Amagua, Jhonatan Tarco, Raúl Calderón. Kevin Quisaguano, Jordan Barahona. Kevin Chugchilán, Pablo Muela, Salomón Bravo, Kléver Cuyo, Xavier Sauinga, Luis Singo, entre otros, forman parte del club que preside la señora Nancy Paredes, profesional en enfermería que labora en uno de los hospitales de niños de la capital.