Niños “acorralan” a los jugadores de Barcelona
“¿Qué pasa?, ¡cada vez hay más y más niños... se están reproduciendo!”, lanzó entre risas el volante Hólger Matamoros, quien no paraba de firmar autógrafos a varios pequeños que lo rodeaban y pugnaban por una rúbrica.
Los chiquillos no sabían para dónde ir. “Yo quiero una foto con Damián Díaz y Pablo Lugüercio, no pido más”, indicó Andy Méndez, de 15 años, quien era uno de los mayores del grupo de 120 alumnos de la escuela vacacional “La Marino”, que ayer acudió al entrenamiento matinal de Barcelona, en la cancha alterna Sigifredo Agapito Chuchuca, del estadio Monumental.
Ana Fernández, directora del curso invernal, no paraba de llamarles la atención a los que no se quedaban quietos, a la espera de los jugadores. Estaban ansiosos por saludar a los futbolistas del “Ídolo”, quienes eran como muñecos gigantes para ellos.
Muchas veces sin saber los nombres de los elementos del equipo guayaquileño, los pequeños buscaban los autógrafos de toda persona que vestía de corto y lucía vestimenta de entrenamiento. Así, los utileros también se dieron su “minuto de fama” y firmaron un par de camisetas de los inquietos visitantes.
Estéfano Quimí, de 4 años, no sabía a quién tenía al frente, solo se lanzó a los brazos de un personaje de 1,94 m de altura y lo abrazó. El pequeño le daba por los muslos a este “gigante” desconocido. Era José Luis Perlaza, quien firmó una pelota del niño y luego se agachó para abrazarlo.
Sin esperárselo, el defensa “torero” recibió un beso en la mejilla del tierno niño. “Este tipo de cosas son las que nos hacen sentir que no somos solo jugadores de fútbol, sino que realmente somos importantes para la gente, que nos demuestra su cariño”, soltó Perlaza.
A unos metros de esa escena estaba Christian Cárdenas, de 8 años, que no soltaba su hoja de autógrafos. “Ya tengo 20 firmas, solo me falta la de Máximo Banguera”, dijo Cárdenas.
“Recuerdo cuando era niño y soñaba con pedirle autógrafos a los jugadores de Barcelona, ahora yo estoy en el equipo y me alegra poder ser recíproco”, sonreía Luis Caicedo, mediocentro del elenco porteño.
Michael Jackson Quiñónez fue otro de los jugadores que mantuvo una alegría visible de inicio a fin durante la estancia de los visitantes. “Los niños te pasan su alegría y eso nos sirve de mucho a nosotros para cada vez estar más metidos con la causa de Barcelona”, lanzó el “Rey del Pop”, como se lo conoce.