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Montoya dice estar enamorado de la vida y ya volvió a dirigir

Montoya dice estar enamorado de la vida y ya volvió a dirigir
28 de diciembre de 2011 - 00:00

“A mí me da mucha alegría estar con todos ustedes, quiero que jueguen con la alegría de siempre, porque ustedes me hicieron a mí grande”. Con esas palabras el profesor Luis Fernando Montoya dio su charla técnica, la primera desde  2004, cuando un atentado lo dejó en situación de discapacidad y le impidió seguir con su carrera de entrenador.

Montoya, de 50 años y quien llevó al Once Caldas al título de la Libertadores y a disputar la Copa Intercontinental en 2004 ante el Oporto portugués en Yokohama (Japón), es conocido en Colombia como el “Campeón de la Vida”.

Ese apodo se debe a su determinación para reponerse al percance ocurrido el 22 de diciembre de 2004 cuando resultó herido de bala en el cuello al intentar repeler un asalto contra su esposa, Adriana Herrera, en su casa de campo de la localidad de Caldas, próxima a Medellín (450 km al noroeste de Bogotá).

Un hombre y tres mujeres fueron detenidos y condenados a diversas penas de cárcel como responsables del ataque a balazos contra el timonel. El impacto que recibió Montoya le afectó la médula espinal y le causó parálisis en las extremidades, por lo que los médicos le conectaron a un respirador artificial y a un marcapasos diafragmático para que pudiera sobrevivir.

Desde entonces ha estado en tratamiento con células madre y desde  2009, ya respira sin ayuda de aparatos. Las células madre son células que tienen la capacidad de autorrenovarse, tienen una multitud de usos clínicos y ya están siendo empleadas en medicina regenerativa, inmunoterapia y terapia génica.

Montoya espera seguir los pasos de Patrick Rummerfield, quien se ha convertido en el primer tetrapléjico  que camina, trota, monta en bicicleta y participa en carreras de carros, a este estadounidense de 60 años un accidente de automóvil lo dejó con una lesión medular en 4 niveles de su cuello que lo paralizó por 4 años.

Rummerfield viajó en compañía del doctor John W. McDonald, conocido por sus investigaciones y por haber tratado a Christopher Reeve, el legendario actor que interpretó a Superman, a Colombia.

En su visita recorrieron Medellín y Cartagena en agosto con un propósito: gestionar en el país el montaje de un centro internacional para la rehabilitación de pacientes con discapacidades resultantes de enfermedades neurológicas.

En su visita, McDonald evaluó pacientes con trauma medular de distintas severidades. Uno de ellos fue Montoya, a quien encontraron en muy buenas condiciones, gracias a la excelente labor del equipo, realizada por el profesor, su esposa y las personas que lo cuidan.

Le recomendaron estimulación eléctrica funcional combinada con bicicletas especiales, las cuales   fueron donadas por la Confederación Sudamericana de Fútbol.

El pasado jueves, cuando se cumplían siete años del atentado, Montoya volvió a dirigir viéndose el gran progreso en su rehabilitación. Un fuerte aplauso se escuchó en la cancha sintética que lleva su nombre, cuando el “Campeón de la Vida”, como ha sido bautizado, arribó, a las 13:15, al escenario deportivo, ubicado a un costado del estadio Palogrande.

La gente se conmovió y algunos dejaron ver sus lágrimas ante la presencia del DT campeón de la Libertadores de 2004.  Justamente, reviviendo ese gran equipo, se organizó un partido entre algunos protagonistas de ese triunfo y las viejas glorias del fútbol de Manizales.

El “profe” Montoya se ubicó en el banco para dirigir a sus antiguos pupilos y, desde allí, observó el juego.
En el entretiempo, todo mundo se le acercó, y sus ex jugadores, en un acto  conmovedor, besaron su cabeza y mejillas.  Al final, los dirigidos por Montoya le dieron una nueva alegría, pues su equipo ganó con categoría 4-1.

“Lo que más lo anima a él, es dirigir fútbol, y todos los días hay que luchar en eso y pensar que así va a ser”, manifestó Adriana Herrera, su esposa.

Montoya ha dado enormes muestras de sus ganas de vivir, incluso el año pasado decidió contar en un libro su historia, con la idea, no de despertar compasión, sino de servir de ejemplo. Fue así como nació “El Campeón de la Vida”, del periodista y escritor colombiano Jaime Humberto Herrera, quien en 208 páginas  y con el prólogo de otro campeón de la Libertadores en 1989 con Atlético Nacional, Francisco Maturana, describe parte de la vida de Montoya.

“La idea era contar cosas nuevas y, sobre todo, el proceso de superación, por eso, aunque se habló de su infancia, del colegio, de la universidad y de cómo ayudaba a su papá a cargar un camión de carbón en las minas de Amagá, se hizo énfasis en cómo empezó a tomarle amor a la vida a pesar de su tetraplejía”, agregó Herrera.

“Desde ese momento  el ‘profe’ Montoya comienza a ser un ‘promotor de ilusiones’ como se titula uno de los capítulos y empieza a dictar charlas de superación en diferentes instituciones”, indicó.

Sin embargo, fueron muchas veces las que  Herrera debió apretar su corazón para no llorar frente al profesor Montoya durante sus entrevistas para el libro. “Es que cuando uno está cerca del ‘profe’ hay un lema que dice ‘prohibido llorar’, pero por dentro se va como consumiendo algo”, afirmó.

El libro servirá, en lo económico, para el tratamiento del profesor. “Van a tener a Luis Fernando Montoya para mucho rato, porque estoy enamorado de la vida”, señaló el ex técnico cuando vio terminado el libro.

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