Moacyr Pinto se aferra a la vida
De un momento a otro quedó inmóvil. Eran las 02:00 del domingo 29 de diciembre. Claudio Moacyr Pinto se había acostado junto a su esposa como todas las noches desde hace más de 40 años.
No había malos presagios. Minutos antes de ir a dormir se sentó afuera de su casa ubicada en la Cooperativa Pancho Jácome (norte de Guayaquil), saludó con algunos vecinos, bromeó y rió con ellos. Fue solo después de eso cuando empezó a inquietarse. No lograba conciliar el sueño, se movía de un lado a otro y se quejaba. No pasó mucho tiempo hasta que el corazón le empezó a fallar. Se trataba de un paro cardiaco.
La alegría por volver a su natal Brasil a presenciar el Mundial de fútbol, sumada a sus 77 años, fueron quizá los detonantes. “Mi negrito estaba contento. Fuimos al consulado a ver la invitación para ir al Mundial. Aquel día estaba bien. No hubo nada extraño”, dijo Martha Dolores de Pinto, esposa del exariete de Barcelona que hace cuatro décadas decidió radicarse en el país.
‘Monita’, como lo llamaban al jugador que fue campeón mundial con Brasil en Suecia 1958, volvió a Ecuador luego de retirarse en el Mannuci de Perú (Trujillo) en 1971.
Lo primero que Moacyr iba a hacer con su esposa en Brasil era visitar el museo dedicado a los campeones del mundo. Ese lugar fue aperturado en 2008 y él estuvo ahí. La vida le había vuelto a dar un reconocimiento por su trayectoria en el balompié brasileño, uruguayo, ecuatoriano y peruano. La FIFA, como es costumbre, invitó a todos los campeones mundiales a la inauguración de la nueva edición del Mundial. Sus hijos Jordan y Orlando fueron quienes lo llevaron al hospital esa noche de finales de diciembre. En principio no quisieron atenderlo porque no tenía seguro, pero cuando le dijeron a los doctores que era Moacyr, exjugador del ‘Ídolo’, lo atendieron inmediatamente. “Una llamada del doctor Miguel Palacios (expresidente del club) cambió el trato”, contó la esposa del exjugador, quien aseguró que su estado de salud ha evolucionado positivamente en las dos últimas semanas.
Martha está todos los días junto a él. Solo descansó el domingo 5 de enero porque con sus 7 hijos (tres que tuvo con Moacyr y cuatro de su primer compromiso) organizaron un bingo benéfico para recaudar dinero y comprar las recetas. “La medicina dura dos o tres días y cuesta $12 ó $17”, aseguró Mariela, segunda hija de Martha.
“Quizá muchos no lo recuerden, quizá otros sí. Pero Moacyr dejó una huella imborrable, y no solo en Barcelona, sino también en el país”, acotó la hija del exfutbolista.
Jordan ratificó lo dicho por Martha, aunque en un tono más fuerte, al asegurar que por todo lo que su papá le dio al país él no ha recibido nada a cambio. Contrario a lo que ocurre en Brasil, donde lo tratan como a un “rey”. “Hace menos de un año, la Confederación Brasileña (CBF) le mandó un ‘dinerito’; fue con eso que pudimos hacer la casa que antes era de madera”, dijo la esposa, que rompió en llanto al recordar los malos momentos por los que atravesaron.
Una demanda de Barcelona, que lo acusaba de falsificador, los obligó a irse a vivir a Loja por un tiempo.
“Prácticamente huimos. Pasó un año y medio. Cuando volvimos, los abogados quisieron darnos $15.000, pero el dinero no vale la honra de mi esposo. ¡No aceptamos!”, comentó.
Después de ese mal rato, Pinto regresó a Guayaquil y encontró trabajo en la Ciudad Deportiva Carlos Pérez Perasso. Denis Dau, director del complejo, lo contrató por dos años para coordinar los torneos interbarriales.
“A Pinto lo conozco por casi medio siglo. Es una persona honrada, un gran amigo y un compañero muy alegre. Los niños lo adoran”, comentó Dau, quien confía en que su amigo se recupere y vuelva algún día a ver jugar a los miles de jóvenes que lo admiran.
En el Pérez Perasso trabajó hasta el 2010. El cajero Freddy Chiquito recuerda a Moacyr como uno de los futbolistas más emblemáticos que ha tenido Barcelona.
“Fue campeón mundial, era un verdadero privilegio dialogar de fútbol con alguien que se dio el gusto de levantar el máximo galardón”, acotó Chiquito, quien tiene guardadas en un álbum las fotos que se tomó junto a ‘Moa’. Sus familiares, amigos y sus excompañeros de trabajo quieren verlo levantarse de la cama, donde se encuentra desde hace dos semanas. Saben que Moacyr es la alegría de la Pancho Jácome.
Su esposa indica que mejora. “Ya mueve los dedos y dice unas cuantas palabras. Seguramente el paro cardiaco le dejará secuelas, como en un principio había dicho el doctor, talvez no vuelva a caminar”, explicó.
Por lo pronto su recuperación solo depende del cuidado que le den sus familiares. Los medicamentos que hay en el hospital se los están dando. Los que no hay, deben comprarlos en las farmacias. Por eso es que están planificando el segundo bingo para recaudar el costo de sus recetas.
“Además de la medicina hay que comprar pañales, ya que no se puede levantar. Los gastos los solventamos gracias al apoyo de Dios, mis hijos y amigos”, contó Martha.
Datos
El sábado 18 de enero se efectuará el segundo bingo benéfico. El evento será en la Cooperativa Pancho Jácome, MZ 341 Solar 11. El costo de la tabla es de $1.
Moacyr Pinto fue el primer entrenador en clasificar a una selección de Ecuador a su primer Mundial Sub 20. Fue en Perú 1986.
El exfutbolista brasileño nunca quiso que ninguno de sus siete hijos fuera futbolista. Él considera que el fútbol no le dejó nada.
En 2008 fue invitado por el presidente Lula Da Silva, junto a todos los campeones de Suecia 58’, a aperturar su museo en Brasil.
TALENTO OCULTO DETRÁS DE PELÉ, ZAGALLO Y DIDÍ
Antes de retirarse del fútbol Moacyr Pinto pasó con éxito por Flamengo (su club natal), donde jugó junto a Mario Zagallo. Fue titular en la ‘rubronegra’, lo que lo llevó a la selección brasileña que disputó el Mundial de Suecia 58’, pero no jugó. Era evidente, tenía por delante a Didí, Pelé, Zagallo, Mazzola, Garrincha y Vavá, los monstruos del momento.
Aunque no jugó el Mundial, Moacyr tuvo la satisfacción de defender a la ‘verdeamrelha’ en 7 oportunidades y convirtió solo 2 goles.
En 1961 fichó por River Plate; allí conformó una delantera que se destacaba por ser en su mayoría extranjera. Moacyr alternó con Delem, Roberto y Salvador. Con el elenco ‘millonario’, al brasileño se le recuerda un golazo anotado a Antonio Roma, arquero de Boca Jrs.
Luego, Pinto fue en 1962 a Peñarol. En el ‘carbonero’ trató de conseguir el tercer título en Libertadores, pero su talento no fue suficiente.
Tras el ‘aurinegro’ llegó al fútbol ecuatoriano, convirtiéndose en el primer mundialista en el país. Jugó en Everest y Barcelona, donde cosechó 3 títulos con los ‘toreros’.
En 1971 cerró su ciclo en Trujillo (Perú) jugando para el Mannucci.