Todo empezó por casualidad. Michelle Cevallos estaba en el segundo semestre de la carrera de Actividad Física en la ESPE (Escuela Politécnica del Ejército) cuando el cabo Carlos Benavides la invitó a conocer  este deporte. Entrenó con él 3 meses y después recibió la convocatoria a la selección de Pichincha.

Tenía 20 años cuando lo hizo y enseguida destacó en los torneos provinciales y nacionales, pero le faltaba el salto internacional. El año anterior participó en su primer Campeonato Mundial de Potencia en República Checa.

Logró una medalla de bronce en peso muerto, mas eso no la satisfizo e intensificó su entrenamiento, siempre bajo la guía de quien considera su amiga y casi madre, Vilma Ochoa. En noviembre del año anterior debió parar por dos meses y someterse a una resonancia magnética, cuyo resultado fue una protusión discal.

Según el galeno (no deportólogo) eso significaba  alejarse por completo el deporte, pero a Michelle eso no la asustó y continuó. Fue a su segundo Campeonato Mundial en Canadá  y ahí llegó su consagración juvenil.  Justo cuando cumplía el límite de edad.

Aunque estuvo por debajo de las marcas nacionales, pudo imponerse a nivel intercontinental a rivales de Alemania, Austria y Japón. Las cargas que logró levantar y la llevaron a ser la nueva monarca fueron:  157.5 kg en sentadilla, 80 kg en press de banca y 157.5 kg en peso muerto y  el total  395 kg.

“Creo que este logro es producto de mucho esfuerzo, de inversión personal y del apoyo de todo un equipo de amigos”, comentó la deportista de 23 años,  que arribó el jueves al país y ayer ya estuvo en el gimnasio de  La Vicentina (centro de Quito),  sector donde también tiene su residencia.

Junto a su apego al deporte (2008) llegó la independencia familiar. Residía con su madre María Fernanda Valverde y su hermana Valentina en el barrio California Alta (norte), pero las largas distancias que debía recorrer de su casa al entrenamiento la agotaban en extremo, entonces decidió rentar un departamento para compartirlo con su novio Manuel Díaz y  su compañera Isabel Maldonado.

En los poquísimos momentos  en los que puede descansar prefiere escuchar ritmos latinos e instalarse en el Internet. Confiesa que es muy reservada con su vida privada, por lo que no es partícipe de redes sociales. “No comparto esas tendencias, quienes me conocen saben cómo y dónde localizarme”.

Es la mimada de los abuelos maternos Gerardo y Beatriz, que fueron los primeros en abrazarla cuando arribó al aeropuerto Mariscal Sucre. “Es una niña ejemplar en todo sentido. Siempre ha sabido manejarse correctamente”, refirió su abuela Beatriz Beltrán.

Su padre, Mauricio Cevallos, reside en Alemania y con él se comunica todos los domingos a través del chat o  skype.
Como parte de su alimentación debe ingerir muchas proteínas. El pollo y el atún no pueden faltar, como tampoco los dulces y los postres que son su debilidad y ella misma los prepara.

Desde el 12 de este mes tomará el seminario de tesis para obtener su licenciatura en Actividad Física y Recreación. En lo posterior desea seguir una maestría en entrenamiento deportivo y convertirse en instructora de Levantamiento de potencia. “Deseo trabajar para que este deporte tenga más adeptos”.