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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Marcos Caicedo fue una saeta

Marcos Caicedo se queda a 10 metros de distancia del técnico Gustavo Quinteros. Corre veloz hacia la banca de suplentes, pero se detiene repentinamente después de que Óscar Bagüí lo toma de la camiseta.

Su compañero quiere celebrar con él la segunda de las tres anotaciones con las que Emelec venció ayer a Macará, en el estadio Capwell.

Pero Caicedo (12 años) quería celebrarlo con su técnico, quien en diciembre pidió al presidente Nassib Neme que su primer paso para empezar a reforzar al equipo fuera gestionar el regreso del “Cuchillo”, como lo ha bautizado la hinchada de Emelec. El año pasado jugó a préstamo en El Nacional.

Pese a la interrupción, el jugador cumplió su propósito. Desde la mitad de la cancha señaló al entrenador argentino-boliviano y este le devolvió un gesto similar.

Fue un momento de complicidad entre los dos. Si se recurre a interpretaciones no verbales, podría deducirse que  el futbolista le dijo al señalarlo: “gracias por devolverme a casa” (Caicedo se formó en las divisiones inferiores de Emelec) y Quinteros le respondió; “gracias a ti, por darme la razón”.

Caicedo utilizó anoche la misma frase que hasta hace ocho años usaba para vender caramelos en los buses urbanos de Guayaquil. Incluso modificó, en sentido figurado, ese discurso. “Buenas tardes, damas y  caballeros. Mi  presencia aquí no es para molestarlos ni tampoco incomodarlos, sino para ser su pesadilla y marcarles goles”, quizá les dijo a los jugadores rivales.

Si no les dijo eso, de alguna manera los ambateños asumieron esa posibilidad como real. El defensa Enrique Gámez sugirió aquello después del partido al calificarlo como un jugador “inquieto” y difícil de marcar”.

En Macará quedó una duda. Al final del partido la pregunta que quedó sin respuesta fue: ¿El técnico Fabián Bustos pecó de audaz o ingenuo? ¿Por qué? Pues porque ninguno de sus volantes de primera línea, Michael Endara y Cristian Gómez, tienen oficio en labores de marca. Y eso, ante un equipo cuyas características son el juego dinámico y el control de la pelota, es un verdadero suicidio.

Marcos Mondaini, quien marcó el tercer gol  de los azules a los 60 minutos, fue el encargado de conducir a los “millonarios” en la mitad de la cancha.

Luego del partido de ayer, quedó claro que el “Diablo”, como lo apodan sus compañeros, tendrá una nueva labor este año: nutrir la zona ofensiva de los  “eléctricos”, pero desde la mitad de la cancha.

En términos estrictamente futbolísticos, será el conductor del equipo. Ayer se ubicó detrás del centro delantero Marlon de Jesús y contó con el respaldo de Caicedo y Énner Valencia.

Quinteros empezó ayer el cotejo matando mosquitos y terminó aplaudiendo a sus jugadores. Fueron aplausos de respaldo para continuar con la misma racha en las próximas fechas.

Este miércoles, Emelec visitará a la Universidad Católica y Macará recibirá a El Nacional.

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