Ángel Quiñónez no cobra su sueldo desde hace 7 meses. Por esa razón el delantero de 22 años de las reservas de El Nacional ha descuidado su alimentación diaria.

La falta de hábitos alimenticios adecuados le ha generado inconvenientes durante las prácticas. A veces se entrena sin desayunar y la debilidad le provoca mareos.

Sus desayunos convencionales, para rendir físicamente, incluyen cereal, yogurt, fruta y jugos naturales, a veces los complementa con avena. Pero por la falta de dinero ha dejado de comer frutas en abundancia, como lo solía hacer.

El esmeraldeño es uno de los más bromistas durante las prácticas en el complejo El Sauce de Tumbaco, en el nororiente de Quito. Al igual que sus compañeros y los futbolistas del primer equipo ‘criollo’, él lleva 7 meses sin cobrar su sueldo de $ 550.

No recibir sus haberes lo ha desmotivado. “Nos dicen que nos van a pagar a fin de mes y llega la fecha y nada. No me dan ganas de ir a entrenar”, reconoció.

Hasta mayo, la última vez que cobró su sueldo, viajaba constantemente a la ‘provincia verde’, donde residen su madre, Ligia Angulo, y sus 10 hermanos. En estas festividades navideñas confía en poder desplazarse a su tierra natal y compartir con su familia y amigos.

“Tengo 20 sobrinos que siempre se me acercan y se emocionan cuando me ven. Llegar con un regalo para ellos sería algo muy lindo para mí, pero no lo podré hacer, esto es lo más duro de la crisis”, comentó Quiñónez.

Su mamá vende ceviches en la playa de Atacames y recibe el Bono Solidario del Gobierno Nacional; ya aguarda la llegada del feriado para aumentar sus ventas y tener dinero para subsistir.

“Mi madre es mi consejera. Le cuento lo que me sucede, cómo me siento. Ella siempre me dice que la persona que se esfuerza logra su objetivo y me da ánimos. Ora bastante por mí y pide que Dios me bendiga”, recordó con tranquilidad.

Ángel vive en el sector de La Armenia, suroccidente de la capital, con su pareja, Stephanie Padilla, y los 2 hijos de ella: Jeremy, de 10 y Kylan, de 17 años, con quienes mantiene una estrecha relación.

Stephanie lo apoya incondicionalmente, entiende su situación monetaria y no le exige que aporte en el hogar; el dinero que el futbolista entrega es voluntario y entre ambos salen adelante.

‘Makanaki’, como lo apodan en el club porque llevaba en el pasado el pelo con rastas, al estilo del camerunés Cyril Makanaki, quien militó en Barcelona en 1994 y 1995, mantiene una actitud positiva a pesar de los inconvenientes. “Sé que en algún momento nos van a pagar, porque creo que los dirigentes son conscientes de que más personas dependen de nosotros”.

Otro problema que se le ha presentado a Ángel Quiñónez, el noveno de 11 hermanos, es no contar con dinero suficiente para el transporte. Gasta 60 centavos en 2 pasajes desde su casa hasta Tumbaco. “Aquí por un centavo que te falta te bajan del bus, pero a veces algunos amigos me apoyan”, acotó. Para evitar nuevamente estos inconvenientes, decidió ahorrar una pequeña cantidad que destina solo para los pasajes.

La Navidad la celebrará en Atacames con toda su familia y el Año Nuevo lo hará con su pareja y los 2 pequeños.

En Esmeraldas las festividades de diciembre se las vive con ‘full rumba’. Además, Ángel es el encargado de armar el monigote para el año viejo. “Desde que llegué, todo es felicidad y alegría, la mayor parte del tiempo pasamos en la playa”.