Al minuto 50 el estadio Capwell enmudeció y no por el aguacero. ¿La razón? Los hinchas azules estaban pendientes del tiro penal. Luciano Figueroa se disponía a cobrar. Miró fijamente al golero del Olimpia de Paraguay, Martín Silva, dio unos 10 pasos hacia atrás para tomar impulso y, cuando el árbitro Wilmer Roldán (Colombia) dio la orden de ejecución, pateó con mucha sutileza al palo izquierdo, contrario al que el portero había volado. El único gol estaba concretado.

Luego de esa acción, la “Caldera” se encendió y Figueroa, con los brazos en alto, corrió hacia una esquina de la cancha para celebrar con sus compañeros su primer tanto en la Copa Libertadores, vistiendo la camiseta del “Bombillo”.

La hipótesis de la supuesta hernia discal que tenía  ex Boca Juniors quedó en el piso desde que arrancó el partido, ya que el argentino corrió, saltó y disputó cada balón sin dar indicios de padecer o haber tenido alguna molestia reciente.
Figueroa desbarató con facilidad los intentos por frenarlo de los  zagueros Enrique Meza y Adrián Romero. Con este último tuvo un duelo aparte, pues Romero era el hombre encargado de hacerle  marca personal.

La presión era fuerte para el argentino, que se mostró muy activo y desequilibrante cuando tenía el esférico. Gerardo Pelusso, estratega del cuadro paraguayo, caminaba al borde de la zona técnica  cada rato muy enojado  a dar indicaciones a sus defensas, en especial a Romero.

“Mete la pierna fuerte”, le dijo Pelusso al zaguero número 15, que desde el minuto 13 jugó con una vestimenta totalmente enlodada, producto de una barrida que se mandó para evitar que Figueroa se interne en el área paraguaya y de la lluvia que cayó en Guayaquil.

Cada pelota que disputaba Luciano o cada corrida era aplaudida por la hinchada azul. Al momento del juego aéreo, Figueroa fue muy peligroso. A los 28’, luego de que Énner Valencia enviara un centro al corazón del área, el “gaucho” se elevó entre dos defensas y  pudo conectar -aunque con dificultad-, enviando la pelota  a un costado del arco. El “uff...” se escuchó en  el estadio.

Antes de la culminación del primer tiempo, la marca para tratar de frenar al campeón olímpico con la selección de Argentina en Atenas 2004 aumentó, pues Pelusso ordenó a los volantes de corte seguir más al atacante azul.

Para la segunda etapa. Figueroa salió con el mismo ímpetu. El “Vamos, vamos Emelec, yo te he venido alentar...” de la hinchada “millonaria” le metió mayor presión al partido.   Tuvieron que pasar 5 minutos para que cayera la única conquista del “Bombillo”; el tanto de  Luciano  le sirvió a Emelec  para sumar los primeros 3 puntos en  Libertadores.

Énner Valencia fue quien inició la acción previa al penal. El delantero, quien jugó como carrilero por derecha, arrancó desde el medio campo, sacándose la marca de Osvaldo Hobecker, ganó la raya y mandó un centro a Figueroa, quien, cuando se disponía a cabecear, cayó en el área desplazado por Francisco Nájera.

El estadio empezó a vibrar y el mismo Luciano fue al cobro. El estratega Marcelo Fleitas, antes del gol, estuvo todo el tiempo de espaldas al arco. Cuando escuchó el grito de “goooool...” por parte de la hinchada se volteó y celebró con los miembros del cuerpo técnico.

A falta de 8’ para el término del cotejo, Figueroa iba a salir de campo para ser reemplazado por Walter Iza, pero una lesión, en esos minutos, de Valencia, obligaron al DT a  mandar a la cancha a Polo Wila.

Cuando el árbitro dio el pitazo final, el delantero  miró al cielo y celebró con el resto de sus compañeros el término de la mala racha ante Olimpia, que los venció en dos ocasiones en la pasada Sudamericana. Al final el agradecimiento de la hinchada azul hacia el argentino se tradujo en una barra: “Luciano, Luciano, olé, olé, olé, Luciano...”. 

Fleitas vio todo el cotejo de pie

El torrencial aguacero que cayó la noche del jueves en la ciudad no le hizo buscar refugio en la banca a Marcelo Fleitas. El actual técnico del “Ballet”, que debutó con victoria en su primer cotejo internacional como DT, observó todo el partido parado en la zona técnica.

El uruguayo, quien vistió una camisa blanca, pantalón negro y zapatos de suela del mismo color, gesticuló, gritó y ordenó durante los 90 minutos a sus dirigidos sin cubrirse del agua.
Cuando terminó el encuentro, Marcelo abandonó la cancha con una sonrisa y totalmente empapado, como si hubiera jugado todo el partido.

En otros resultados de la jornada del jueves, el Internacional de Brasil derrotó 2-0 al Juan Aurich de Perú. La Católica de Chile y el Bolívar de Bolivia igualaron 1-1, mientras que Libertad de Paraguay goleó 4-1 a Alianza Lima de Perú.