Los talleres para “bicis”se multiplican y modernizan
La reparación de bicicletas no pasa de moda. La diferencia es que ahora este medio de transporte se ha vuelto más sofisticado. En Quito, con la implementación del Ciclopaseo, los talleres de arreglo de “bicis” se han vuelto una fuente de empleo que ocupa a decenas de personas a lo largo de toda la capital.
Una de las primeras agencias de bicicletas de Quito se instaló en el sector de la Av. 18 de Septiembre, colindante con el parque de El Ejido, allá por 1920. Su fundador fue don Manuel Eduardo Reyes Dávila (+). Tras su muerte, su legado fue para su hijo Jaime, quien conjuntamente con Gonzalo Hidalgo Trujillo (+), conocido como “Don Baca”, implementaron otro taller de reparaciones en el sector de la Av. Tarqui.
En ese lugar el taller sigue ofreciendo sus servicios, aunque desde hace 22 años lo administra Danilo Germán Reyes, quien es parte de esta tercera generación de bicicleteros.
Los talleres de reparación tuvieron su origen desde que los carteros comenzaron a repartir la correspondencia en bicicletas, cambiando la forma de hacerlo a pie, hace más de medio siglo.
“Mi abuelo, Manuel Eduardo, en ese entonces bodeguero de la Empresa de Correos, tuvo la idea de establecer una agencia particular para el mantenimiento de las bicicletas de la institución y así comenzó a expandir su radio de acción, incluyendo a otras personas que ya disponían de estos vehículos, surgiendo así un negocio rentable con el correr del tiempo.
Con una visión futurista, los talleres se han transformado en almacenes de venta de bicicletas, repuestos y demás implementos, ampliando sus instalaciones -aunque los vehículos no requieren mucho espacio- a la par de ocupar mayor mano de obra para la reparación de los desperfectos.
Además del arreglo de “bicis” , en algunos locales los mecánicos aprovechan para vender cascos, zapatos, ropa y accesorios de ciclismo. Eso amplía la oferta y genera una cadena de negocios, lo que aumenta la rentabilidad para quienes se dedican a este oficio, ya tradicional en Quito. Asimismo, no se puede dejar de mencionar a los que se dedican a la importación de las bicicletas.
En la población de Quito, al menos el 1% posee este vehículo de dos ruedas, cuyo número, de un tiempo a esta parte, ha crecido considerablemente.
Si bien durante mucho tiempo el sector del parque El Ejido y su interior fue el único lugar en donde los capitalinos podían encontrar gente especializada en prestar atención a las “bicis”, hoy existe una gran cantidad a lo largo de la ciudad, más aún cuando los programas de recreación implementados por el Municipio han permitido que familias enteras puedan disfrutar de paseos, aprovechando las facilidades en las rutas establecidas (ciclovías) que recorren la capital en el sur (13,71 km) y norte (9,91 km), aunque la red de ciclovías alcanza una extensión de 62,25 km.
“Con la popularidad de las bicicletas en la ciudad empezó el surgimiento de los almacenes y agencias de bicicletas como un negocio próspero”, refiere Danilo, quien afirma con orgullo que eran los tradicionales y únicos en el sector de El Ejido, pero hoy existen muchos locales en distintos sectores y barrios de la ciudad.
“Solo en esta cuadra de la Tarqui hay 5 locales. Es una ocupación que a mucha gente le dio un medio digno de trabajo”, manifiesta el quiteño de 48 años, tecnólogo en mecánica industrial, autodidacta y músico.
Los fines de semana son los días de mayor trabajo para quienes se dedican al mantenimiento, reparación y venta de biciclos.
“Esos días sacamos para la semana y nos damos la vuelta para adquirir repuestos, materiales y hacernos conocer un poco más”, sostiene José Luis Unaucho, quien desde hace 10 años es propietario de un pequeño taller que instaló por cuenta propia, luego de aprender el oficio en uno de los locales contiguos al sector de la Av. Tarqui.
Los ingresos que perciben quienes están dedicados a este tipo de negocio fluctúan entre los 600 y 1.500 dólares mensuales, sin tomar en cuenta la venta de bicicletas.