Los más pequeños “dan batalla” para forjar su carácter
Los uniformes y los guantes les quedan un poco grandes. Algunos se mueven con dificultad, pero a pesar de eso logran lanzar patadas y golpes de puño a sus rivales sobre el tatami.
Los pequeños continúan en la etapa de aprendizaje, sin embargo, igual se arrojan a la pelea, del reciente selectivo, desarrollado en Quito, con la intención de poner en práctica lo que les enseñaron sus maestros en las escuelas de kickboxing.
Los entrenadores consideran que la edad propicia para practicar este arte marcial fluctúa entre los 5 y 6 años, claro que todo depende de la inclinación que sientan los más pequeños.
La parada, la guardia y el uno-dos (combinación de golpes con la mano derecha y la izquierda) son los movimientos que aprenden primero y, dependiendo del nivel y las ganas que muestren, en tres meses estarán listos para probar sus destrezas contra otros niños de iguales condiciones.
Josué Córdoba, de 5 años, se alista a un lado del tatami y espera su turno para pelear contra Gabriel Ramírez. Su padre, Pedro, le da las últimas recomendaciones y hace que caliente bien para disputar el combate.
“Al principio sí me sentía preocupado, porque pensaba que iba a estar expuesto a que lo golpeen. Luego me di cuenta de que hay poco contacto en su categoría y él es muy disciplinado en la escuela y en la casa. Lo cual sirve mucho para esto”.
Mientras que se desarrollan las peleas, los padres ansiosos observan de reojo e imparten recomendaciones a sus hijos, que en pocos minutos más estarán en el centro del tatami.
Tania Lara, de 24 años, practica este deporte hace tres y se prepara para ser sensei con la finalidad de enseñar a los más pequeños. Actualmente, pertenece al club Élite de Pichincha.
“Los padres tienen miedo, pero luego se dan cuenta de que en este arte marcial los niños forjan un carácter disciplinado. A mí me ha enseñado, a pesar de que empecé tarde en el deporte. No es solo de entrar a golpear y ya, hay que saber controlarse”.
Uno de los más bajos en estatura es Érick Espinoza, de 5 años. Mira en silencio mientras el resto pelea y espera su turno tranquilo.
Esa característica parece que la ha heredado de su padre, Beber Espinoza, uno de los mejores exponentes de este deporte en el país. Solo al escuchar su nombre reacciona y enseguida le ayudan a ponerse su indumentaria.
Se enfrenta a Wladimir Erazo y consigue la victoria por un amplio margen, en los 2 minutos que dura la pelea. Rodrigo Terán, que lleva 30 años en esta actividad, comparte el criterio de Lara, sobre que el kickboxing sirve para moldear el carácter de los niños.
“En los campeonatos interclubes, infantiles y juveniles, van sintiendo por primera vez lo que es la competencia con niños y eso es importante para su desarrollo y para lo que deseen lograr luego en este deporte”.
Las peleas continúan sin lágrimas ni quejas. Todos se divierten y pocos se lamentan por la derrota, pues apenas han empezado a demostrar lo que saben en el tatami.