A excepción de las concentraciones, el vestido habitual de Reinaldo Rueda está compuesto por un pantalón y una chaqueta oscura, siempre sin corbata, porque le incomoda. El blackberry negro es inseparable en la conversación que mantiene con FANÁTICO, lo mira de reojo y lo pasa entre sus manos.

En su billetera, junto a la foto familiar con su esposa Gineth y sus tres hijos: Alejandra, Carolina y Juan David, destaca la imagen de María Auxiliadora; y en el bolsillo derecho de su pantalón, el rosario de oro que le regalaron en alguna ocasión, con lo que revela su inclinación católica.

¿Por qué decidió en el inicio de la clasificación mundialista llamar a un psicólogo?
En las selecciones en las que trabajé anteriormente siempre tuve el apoyo para el grupo del psicólogo Orlando Caicedo, porque el jugador requiere todo tipo de ayuda y no es una tarea fácil la que él cumple; más aún cuando los jugadores nuestros no han tenido un profesional en este sentido en ninguna de las categorías formativas y menos en sus equipos. No es fácil aceptar esa figura, pero es un espacio que se debe ir ganando para bien del fútbol ecuatoriano.

¿Cómo ha evolucionado la ayuda del profesional Caicedo para el equipo?
No es la ideal todavía, quisiera que fuera mejor, que los jugadores se dedicaran más tiempo a ellos mismos. Nosotros los tenemos muy poco y en ese lapso hay que trabajar en tareas tácticas, técnicas, lo físico, médico, psicológico. Además el jugador tiene muchas distracciones: compromiso con los medios, con los familiares, con los sponsors, con mucha gente que los absorbe y quizás no es el entrenamiento mental ideal que requieren porque no aceptan o no dan la importancia a esa fase de preparación trascendental. Esa es una tarea que modificaremos a mediano y largo plazo.

¿Cómo logra conjuntar la diversidad y transformarla en  la familia de la que todos hablan?
Es un trabajo bonito e interesante, los muchachos han puesto mucho de su parte. Convivir 12 días, desayunar, almorzar, trabajar y estar encerrados con una persona que no es familiar tuyo, que no es tu hijo, ni tu esposa, ni tu sobrino, es difícil y creo que han demostrado muchísimo profesionalismo, que se respetan, que se quieren entre ellos, y también sienten cariño por la Selección.

Hace 15 años Francisco Maturana, extécnico de la Tricolor, dijo que en Ecuador se juega como se vive. ¿Se aplica esa frase a la realidad actual?
Sí, es una tendencia del jugador. La forma como se vive se expresa con claridad   en la cancha. Por eso el orden, la agresividad, obediencia, aplicación son indispensables.

¿Siente que la afición está comprometida con la Selección?
Creo que la expectativa que ha generado la Selección, incluso antes de iniciar la fase clasificatoria, ha sido positiva. A mí me sorprendió la respuesta del público al primer partido con Venezuela, la gente fue muy noble, todavía no habíamos hecho mayor cosa, ni habíamos logrado nada y nos respaldó totalmente.

Parecería que usted se contagió de ese entusiasmo, porque ahora celebra los goles con efusividad...
Creo que uno se va compenetrando, encariñando con este pueblo y conociéndole más. Pero como todo, se necesita tiempo para crear una buena relación y ahora la tenemos.

¿Ha recurrido en lo personal al apoyo psicológico de Orlando Caicedo?
Sí, él me trabaja mucho, regula mucho mis niveles de estrés, ahora último me he vuelto un paciente indisciplinado, pero con sus técnicas de relajación me quita los dolores musculares. Es una persona muy sabia, con poderes muy especiales.

¿Vive su mejor momento profesional al estar en el top ten de estrategas a escala mundial?
Sí, creo que es muy bonito porque Ecuador nos ha brindado esa oportunidad de irnos realizando como profesionales. Dios ha puesto en el camino a este país, a estos hombres, para ayudarnos a realizarnos como cuerpo técnico.

¿Es posible que para junio ya esté asegurada la clasificación de Ecuador al Mundial de Brasil?
Dios quiera que sí, son dos partidos durísimos, difíciles. Perú está creciendo, se está recuperando; Argentina tiene un gran nivel. Necesitamos 5 puntos más para estar adentro y bueno, ahora se vienen estos dos juegos que van a ser muy importantes.

¿Destacar profesionalmente le ha significado  dejar de lado, por momentos, a  la familia?
Sí y eso es muy doloroso. Me he perdido fechas importantes para mis hijas. No las vi crecer, ni su transición de niñas a mujeres, y eso es algo irrepetible que no tiene valor material, sino espiritual y sentimental. En junio no estaré para la graduación de Alejandra como periodista en Canadá. Justo es un día antes del partido (10 de junio) ante Perú. A ella le ha costado lágrimas todo esto.

Sus palabras denotan que está encariñado con Ecuador, ¿piensa radicarse definitivamente en el país?
Ecuador es un país que te brinda garantías de vivir bien, es una buena aternativa. Ha evolucionado en la parte social, en el desarrollo urbano, en el tema de sus vías, la salud, la educación, en fin es un país atractivo. Si el fútbol nos da esa alternativa, lo pensaremos.

La ayuda social es una faceta poco conocida en su vida diaria. ¿En qué consiste exactamente?
Siempre que una persona, fundación o comunidad me invita a hablar, acudo sin problemas. A veces también doy algún aporte económico y llevo regalos. Es  una  responsabilidad social que uno tiene y que le nace hacerlo porque se siente muy bien. En la medida que uno pueda retribuir lo que la vida y el fútbol le ha dado, lo seguiré haciendo.

¿Cómo transcurre su vida en la concentración?
Los días son intensos, se pasa el tiempo volando, nos acostamos muy tarde. En el departamento médico se trabaja hasta la 01:30, rehabilitando, y uno siempre está pendiente. Con el profesor Alexis Mendoza estamos afuera mirando hasta que se vayan los familiares de los jugadores, que es cerca de las 22:30. Hasta la 01:00 miramos videos, buscamos alternativas de entrenamiento para el día siguiente. Yo me despierto a las 05:15. Voy al gimnasio hacemos un poco de ejercicio, luego el desayuno. Después viene toda la preparación de la parte teórica y videos hasta las 12:30. Almorzamos, hacemos una pausa para una siesta. Luego el entrenamiento y a las 20:00 cenamos. Todo es así, con ese ritmo. Uno hasta pierde la noción del tiempo, no sabe en qué día está, se trabaja sobre el cronograma de planificación establecido.

Usted es muy minucioso en la tarea de seguimiento que hace de los jugadores. ¿Cómo lo logra?
Comparto el trabajo con el profesor Mendoza y el profesor Carlos Velasco en el seguimiento y luego comparamos, lo enfrentamos y al final damos el informe en la Comisión de Selecciones, todos los lunes. A veces juegan miércoles, domingo, Concachampions, Copa Libertadores, entonces aumenta el volumen de minutos que actúan y esa una estadística para mirar la actualidad de los jugadores que nos sirve a nosotros para tomar decisiones.

¿La lectura es su pasatiempo preferido?
Me gusta leer bastante, libros de fútbol, de psicología en el balompié, de táctica, superación personal. Leo sobre otros entrenadores y otras selecciones. Realmente siempre me mantengo bien documentado con un arsenal de libros, videos, documentales que me ayudan en este trabajo que es mi pasión.

Parte de su éxito actual es saber rodearse de personas idóneas...
Dios me ha permitido conocer personas grandiosas que me han ayudado tanto personalmente como en el trabajo de la dirección técnica. Y por eso trato de incorporarlos a un equipo profesional que también funciona como una familia. Por eso llegó el psicólogo, ha venido el doctor Alejandro Albán para la dolencia de Felipe, entre otros que se han unido a Sixto Curipoma, al médico Patricio Maldonado, en fin. Aunque a mí siempre me nombren, detrás hay una cantidad de personas que trabajan y no se nombran. Al final Dios quiera que podamos llegar a la meta, ya que es mucha gente la que trabaja en esta tarea.

¿Qué diferencia al Rueda actual con el que dirigió a Colombia y Honduras?
Creo que uno con los años se vuelve más analítico, se vuelve reflexivo, más exigente con uno mismo. Las experiencias que uno ha adquirido hay que ponerlas en práctica, es decir, si nos equivocamos ahora, seguro no fueron cosas en las que ya caímos en Colombia y Honduras. Cada día trato de trasmitir todos los conocimientos y las experiencias que he adquirido para el bien del fútbol ecuatoriano.

¿Ahora lo identifican más en la calle, se siente famoso?
En la medida que va pasando el tiempo le van identificando a uno mucho más. Trato de estar fuera de casa lo menos posible, nunca me ha gustado exponerme tanto; pero cuando tengo que salir por mi familia me siento normal, no me incomodan las miradas de la gente, el pedido de fotos, conversaciones, que es normal por el momento que vive la Selección. Si la situación fuera otra, los insultos no faltarían, que también son propios del fútbol. Hoy es bonito sentir la gratitud de la gente.

¿Cómo evalúa el trabajo invisible de los jugadores?
Acá es difícil hacerlo, mientras uno no trabaje en un club. En la Selección se tiene cierto control en la concentración, pero ya uno conoce casos como lo sucedido con Fredy Olivo en Barcelona. Hay muchas cosas por mejorar en esa exigencia de ser estrictamente profesionales.

¿Aún no está entendido totalmente el sentido profesional en el jugador nacional?
Se ha mejorado muchísimo, tengo entendido por las historias que me cuentan de hace 20 años, que en Ecuador se ha mejorado del cielo a la Tierra; pero se debe insistir más y son los propios jugadores que deben cambiar de mentalidad y respetarse como personas y profesionales.

¿Cómo está la planificación para los dos próximos partidos?
A mediados de mayo se hará la convocatoria. Hay que bloquear al grupo para el partido del 29 con Alemania en La Florida (Estados Unidos). El 26 nos concentraremos en Miami, regresaremos el 30. Vamos a Lima el 6, y el 7 por la noche regresamos hasta el 11 por la noche cuando se termina el juego con Argentina y ojalá sea con una clasificación.