“Esta camiseta me la tiene que firmar (Denis) Stracqualursi, el hombre que anotará el gol del campeonato”, dijo, entre risas, Luis Campoverde, quien viajó desde Guayaquil para acompañar a Emelec en el partido que jugó ayer ante el Manta en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo y que significó el título número 11  para los azules.

Campoverde llegó el sábado a la capital manabita. Viajó con los integrantes de la Boca del Pozo y fue la primera vez que vivió una final fuera de Guayaquil con su equipo. Él estuvo en el estadio Capwell cuando Emelec obtuvo el bicampeonato en la temporada 2002.  

La camiseta que adquirió Campoverde le costó 6 dólares y fue una de las más de 100 que vendió ayer doña Lupe Zambrano, quien aprovechó este partido para colocar un pequeño puesto frente al estadio y obtener un ingreso extra.   

“Estoy desde la madrugada acá. Hay gente que durmió aquí (afuera del estadio) y aproveché para vender camisetas, gorras y banderas”, dijo Zambrano, sin especificar cuánto había recaudado hasta antes de que iniciara el partido.  

El Cuerpo de Bomberos lanzó  
agua a los graderíos para que el público
se refrescara.Así como doña Lupe, decenas de comerciantes aprovecharon el cotejo para ofertar un sinnúmero de productos con la intención de que los aficionados se llevaran un recuerdo del campeonato. No faltó la comida típica manabita. Corviches y la tradicional sal prieta formaron parte del menú. “Con esto tendremos aguante”, dijo un hincha manabita.   

El expendio de bebidas alcohólicas también se observó en el lugar. La Policía Nacional estuvo atenta para evitar cualquier desmán entre aficionados. Por ello, el control al momento de ingresar al estadio fue muy riguroso.    

A las 10:00 se abrieron las puertas del escenario deportivo. Cerca del mediodía hizo su arribo Nassib Neme, presidente de Emelec, quien fue recibido por los aficionados. “Gracias por la once, turco”, le gritaban desde las gradas.

Neme señaló que el título es el premio al respeto de un proceso del que ahora se están cosechando los resultados. Alrededor de las 12:10 llegó el bus con los jugadores de Emelec. Pedro Quinónez fue uno de los más asediados por la prensa.

“No jugaré hoy, pero mis compañeros están concentrados para este encuentro. Nos merecemos el título”, dijo Quiñónez, quien lucía un corte de cabello destacando el número 11 en alusión al título que estaba por conseguir el equipo. Con  los ‘eléctricos’ en los camerinos y los aficionados ingresando a los graderíos, el partido más importante del año para Emelec estaba por comenzar.       

Refrescando a la hinchada

La temperatura que soportó ayer Portoviejo (35 grados centígrados) obligó al Cuerpo de Bomberos de la ciudad a lanzar chorros de agua desde una motobomba, para que los aficionados se refrescaran.      

El entusiasmo de las más de 16.000 personas que copaban las gradas hizo que el calor se intensificara. Los miembros de la ‘casaca roja’ utilizaron dos autobombas para refrescar a la hinchada, que no dejó de cantar en ningún momento.  

A manera de curiosidad, los vehículos daban vueltas alrededor del campo de juego para cumplir con su labor, lo que los aficionados consideraron un preludio de la vuelta olímpica que Emelec estaba a 90 minutos de realizar. Al final, el empate 0-0 con el Manta le entregó a los ‘eléctricos’ el punto que los hizo