Estas frases utilizadas por los niños mientras juegan: “Yo soy Antonio Valencia, “Yo soy Felipe Caicedo”, son tomadas muy en serio por empresas de distinto tipo que buscan a jugadores de fútbol para convertirlos en la imagen publicitaria de sus productos. 

Multinacionales como Nike, Claro, Valvoline, o empresas locales como Cervecería Nacional e Hispana de Seguros, explotan la popularidad de los futbolistas con el objetivo de mejorar sus ventas.

Los famosos, en este caso los deportistas, cumplen el papel de “influenciadores”, explica Santiago Carrasco, coordinador de la carrera de Marketing en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).

Y es que en la actualidad lo que más funciona es el marketing de las emociones y experiencias. Los ciudadanos comunes se identifican con personajes que les hacen sentir alegría y se convierten en ganadores a través del jugador que anota el gol o aquel que evita una derrota.

El recibir, comprar o usar un bien o un servicio requiere de un influenciador, alguien que empuje al consumidor a optar por el producto. Si el atleta al que la mayoría de personas admira usa cierta marca de calzado o el servicio de determinada operadora de telecomunicaciones, es posible que muchas personas quieran utilizar lo mismo que él.

La estrategia funciona igual cuando el famoso recomienda contratar el paquete de alguna empresa aseguradora o es la imagen de alguna campaña contra las drogas. “Si él lo dice, es bueno”, pensarán los receptores.

La gente busca acercarse a aquello con lo que se identifica, menciona Carrasco. Líderes de opinión que representan el éxito, la superación, el nacionalismo. Eso sin añadir todo lo que el fútbol representa a nivel mundial, un modelo de competencia arraigado en millones de habitantes, comportamientos similares en individuos de distintas culturas.

Ganadores

Dos representantes de éxito y superación, convertidos en los portavoces comerciales de marcas o empresas, son el volante Antonio Valencia y el portero Máximo Banguera.

La velocidad, ímpetu y sencillez de Valencia le han reportado contratos con Valvoline, Claro, Nike, Pony Malta y Voltarén. Aunque estas firmas no revelan cuánto pagan a “Toño” por promover la compra de sus productos, las ganancias lo han convertido en el futbolista ecuatoriano mejor pagado y por ahora el más costoso de la tricolor.

Solo en razón de salario en el Manchester United, Valencia percibe 93.126 dólares a la semana, mientras su pase estaría cotizado en 31,5 millones de dólares. Benjamín Rosales, gerente de planta y comercialización de lubricantes Valvoline en Ecuador, precisa que en el planeta existen pocos individuos con la capacidad de influir en millones de semejantes, uno de ellos es Antonio Valencia.

Las virtudes que esta firma encontró en el centrocampista amazónico son la excelencia en su carrera futbolística, la tenacidad para superar los obstáculos, la humildad con que acoge su éxito y su compromiso con la sociedad, valores que coinciden con la filosofía de la multinacional.

El convenio que une al futbolista con esta marca se firmó en septiembre de 2012 y terminará en octubre de este año.

En el caso del golero Máximo Banguera, su contrato con Hispana de Seguros es por 2013. La institución tampoco refirió el valor a desembolsar por manejar la imagen del exponente.

El motivo principal por el que se eligió a Banguera para la campaña publicitaria es su solvencia en el arco, pues en el balompié los cancerberos representan mejor que nadie el concepto de seguridad, esencia de esta empresa.

Un arquero firme y estable no solo tapa goles, es además quien apoya y transmite seguridad a todo el equipo. La propaganda difundida es un símil entre el fútbol y la vida, así lo explica María Gabriela Blum, gerente de marketing de la citada aseguradora.

El compromiso del golero de Barcelona es llevar puesta la gorra de la entidad en todos los partidos y actividades relacionadas con el Campeonato Nacional, torneos internacionales interclubes y Eliminatorias Sudamericanas. También será la imagen institucional en la publicidad que se difunda a través d