Limoncocha puso todo su “sabor” en rafting oriental
Gotas de agua casi imperceptibles cayeron repentinamente desde las nubes para refrescar el ambiente en las orillas del río Quijos, en la provincia de Napo, el último viernes. Pero la adrenalina de los miembros de los 7 equipos de rafting, que esperaron su turno en la competencia, casi no les permitía darse cuenta de lo helado del torrente.
Ahí el vencedor, por segundo año consecutivo, fue el elenco de Limoncocha, que alcanzó los 1.000 puntos en disputa en la suma de las tres modalidades: down river, sprint y slalom.
El conocimiento que los integrantes “limoneros” tienen de las aguas de Quijos y su destreza en el manejo de la corriente y de los obstáculos del agua fueron los factores que los llevaron a coronarse como los monarcas.
Cinco de los seis integrantes son nativos de la región oriental y reiteradamente visitan las aguas de esta localidad, que son consideradas de las más idóneas para el desarrollo de esta disciplina. Todos tienen una amplia trayectoria en este deporte, con más de una década de práctica. Ese es el caso de Gregorio Andy, de la ciudad de Tena, quien a sus 26 años conoce como la palma de su mano el río Quijos.
Él es uno de los deportistas que más actividad realiza los fines de semana. Casi siempre está surcando las aguas de este rincón oriental, por la cercanía a su domicilio. Ese trajín está plasmado en sus manos, donde las huellas de los callos están presentes.
Las intenta disimular o quizás proteger con una especie particular de cinta adhesiva gris, resistente al agua, que le da más adherencia para sujetar con firmeza el remo en la prueba.
Por eso, junto a su grupo bogó sin contratiempos. Todos lo hicieron a gran velocidad y sorteando sin problemas las enormes rocas en los 10 km de trayecto en el down river.
Fueron los primeros en surcar el caudal, que no fue tan correntoso como en ocasiones anteriores habían experimentado. Eso los obligó a recurrir, en mayor oportunidad, a la técnica y a extremarse en hacerlo con armonía. Así se observaba un solo ritmo en el contacto con el agua.
Cada embarcación salió con tres minutos de diferencia y siempre vigilados por un kayakista que estuvo atento al desarrollo del evento y presto a socorrerlos en casos de accidentes. Afortunadamente ningún competidor sufrió percances, salvo el baño tradicional e inevitable mientras recorren las frías aguas que no superan los 16º centígrados.
La organización de la competencia solo contó con cuatro botes y eso obligó a movilizarlos otra vez a la línea de partida en el puente Quijos, cuando arribaron los primeros tres equipos a la playa de Borja. Tardaron cerca de 20 minutos en volver las embarcaciones hasta la partida.
Esa demora permitió a los deportistas intercambiar experiencias y, sobre todo, ajustar su estrategia de competencia. Para eso sirvieron las pequeñas piedras que acompañaron en una orilla la espera. Las líneas simulaban el recorrido de la travesía.
Los vencedores repitieron su superioridad en sprint, que es la prueba de velocidad, y en slalom, que es la de obstáculos con compuertas. Con eso se llevaron los dos dólares de premio que lo reinvertirán en implementos para la práctica de este deporte.
Las aguas del río Quijos tienen un grado de dificultad 4+ que las hacen idóneas para esta práctica deportiva, por eso incluso fue sede del campeonato mundial de rafting en 2005.