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Entrevista / Rosa Alba Chacha / Atleta de élite

“Las dificultades forjaron mi carrera”

“Las dificultades forjaron mi carrera”
12 de julio de 2015 - 00:00 - Por Javier Tamba Guzmán

Existen personas con carácter y fuerza de voluntad tan grandes que nada ni nadie puede impedirles luchar y hacer realidad sus sueños.

Así es Rosa Alba Chacha, la ecuatoriana que el 18 de este mes representará a Ecuador en la maratón femenina de los Juegos Panamericanos Toronto 2015.

Pocos imaginarían que detrás de sus 107 libras de peso y 1,53 m de estatura se esconde una mujer de mentalidad recia, que derrotó innumerables dificultades para convertirse en la mejor fondista nacional. Participó en los Juegos Olímpicos Londres 2012 y está clasificada a las Olimpiadas Río de Janeiro 2016.

¿Hace cuántos años comenzó en el atletismo?

Empecé a entrenar a los 10 años, pero recién hace 8 años, desde que me casé con Jaime Catota, pude dedicarme de lleno a mi carrera deportiva. Antes trabajaba, estudiaba y entrenaba.

¿Cómo se dio cuenta de que era buena para el atletismo?

Fui una niña que hacía de todo: me subía a los árboles, jugaba fútbol y a los niños que no me dejaban jugar con ellos les quitaba la pelota y la escondía.

Creo que aparte de que me gusta mucho, a pesar de que los entrenamientos son muy fuertes, practicaba atletismo también por necesidad.

¿Por necesidad?

Mi madre, Carmen Chacha (65 años) fue soltera, así que ella se dedicaba todo el tiempo a trabajar, éramos 6 hermanos y de alguna manera teníamos que ayudarla. Había competencias que entregaban premios; yo me esmeraba por ganar para dárselos a mi mami.

¿Podría contarnos cómo fue alguna de esas competencias?

Me acuerdo de una carrera de 5 kilómetros que la empresa Mundipan organizó por el Día de la Madre en Carcelén (norte de Quito), en esa competencia iban a entregar pasteles. Como yo no tenía qué regalarle a mi mami, me inscribí.

La motivación me hizo ganar el primer lugar y con ello la torta más grande. Debía ganar el pastel más grande porque en la casa éramos muchos y tenía que alcanzar para todos. Eso fue cuando tenía 16 años.

¿Y cómo recibió el pastel su mami?

Me gustaba ver la ilusión con que me recibía cuando le llevaba algo, ella sabía que lo hacía con todo mi esfuerzo y cariño.

Se ponía a llorar, a veces me decía que ya no vaya a entrenar ni a competir porque cuando me esperaba en la llegada de alguna carrera veía mi cansancio y lloraba.

Me decía que ya no haga tanto esfuerzo. Yo le respondía que quería hacer ese esfuerzo, que era lo mismo que si yo le dijera que deje de trabajar para nosotros.

¿En qué trabajaba cuando no se dedicaba de lleno al atletismo?

Cuando tenía 15 años me levantaba muy temprano, a las 04:00 ya estaba entrenando, de ahí ya me iba al trabajo, era secretaria de un estudio jurídico, regresaba a la casa a las 14:00 a almorzar y de ahí me dedicaba a las clases intensivas en el colegio Latinoamericano de Quito.

¿Hubo alguien que la motivara a seguir en el atletismo?

Hubo personas a favor y en contra. Primero entrenaba con Rodrigo Guerra, esposo de Yolanda Quimbita, él me dijo que tenía condiciones y que nunca dejara de entrenar porque podía ser una de las mejores del país. Yo escuché esos consejos y seguí.

¿Y quién se opuso?

Tenía un padrastro (+) que no me dejaba ir a correr porque decía que eso era para las chivas, para las carishinas y que me dedique al trabajo de su hacienda.

Mencionaba que yo nunca sería una buena atleta. Tomé esas palabras en forma contraria, tenía que demostrarle que estaba equivocado, tenía que ser una de las mejores y, gracias a Dios, ahora soy una de las mejores.

¿Cómo celebró cuando cumplió 15 años y cuando cumplió 18?

Cuando hice la confirmación llegamos a la casa, nos cambiamos y nos fuimos a realizar los quehaceres de la hacienda.

Cuando cumplí 15 años me fui a traer la hierba para darles de comer a la vacas y a los otros animales. Mi madre siempre se acordaba de esas fechas, me abrazaba y me deseaba lo mejor, eso era lo importante para mí.

No teníamos dinero para comprar una torta o para hacer un evento especial. En la hacienda solo nos daban la comida, nunca nos pagaron un sueldo.

¿Hubo algún referente que le motivara a ser una deportista de alto rendimiento?

Principalmente siempre le he pedido a Dios. Él es un héroe, a pesar de las cosas que no se hacen pensando en Él.

Y, bueno, veía videos de Rolando Vera cuando representaba a nuestro país. Lo hacía con muchas ganas, yo veía sus videos y decía: “¡Guau! Cómo quisiera ser una de las mejores y estar con él”. Y gracias a Dios he estado, he compartido y he conversado con él.

Cuéntenos, ¿cómo lo conoció?

Yo tenía 16 años, fue cuando él organizaba las carreras nocturnas en el estadio Atahualpa. Me sentía avergonzada, porque era tímida y él un personaje muy conocido.

Entonces lo saludé, le dije que recién estaba empezando en el atletismo y que lo admiraba mucho. Me respondió que siga adelante sin detenerme. Fueron palabras muy alentadoras.

¿A cuál de sus entrenadores considera su iniciador en el atletismo?

A Rodrigo Guerra, él me alentó a continuar. Pero también he aprendido con Juanito Araujo (+), Raúl Ricaurte y ahora con Freddy Vivanco. Además, he contado con el respaldo de mi esposo Jaime.

¿Cuál es la anécdota más graciosa que recuerde con alguno de ellos?

Con Rodrigo Guerra y Yolanda Quimbita. Éramos como 20 alumnos, él nos mandaba a correr y nosotros cumplíamos el entrenamiento más rápido para ponernos a jugar básquet, las pelotas las llevábamos a la espalda bajo las camisetas.

Entonces Rodrigo enviaba a Yolanda a ver si estábamos entrenando, cuando la veíamos a lo lejos, para que no nos sorprendiera jugando básquet, nos subíamos a los árboles y ella, como no nos encontraba, pasaba de largo. Eso lo viví a los 13 años, cuando las prácticas eran en Fundeporte, en Chillogallo.

¿Cómo fue la primera vez que salió del país a competir?

Estaba en el equipo que iría al Campeonato Sudamericano Sub-23 de Atletismo en Barquisimeto (Venezuela).

Me llené de mucha alegría, pero también sentía miedo porque nunca había viajado en avión y temía que el avión se cayera.

¿Cuál considera la competencia que la impulsó a ser una atleta profesional?

Ese Campeonato Sudamericano Sub-23 de Barquisimeto, competí en 10 km y quedé campeona.

De los países que ha conocido, ¿cuál ha sido el que más le ha gustado?

La verdad a todos los países a los que he ido me han tratado muy bien. Pero Argentina es un país que tiene algo especial, no sé, su gente...

Tal vez sea porque en Buenos Aires fue donde puse la marca para los Juegos Olímpicos de 2012, 2 horas con 37 minutos (2h37m). Eso fue a finales de 2010.

¿Cuando estaba embarazada de su hija pensó dejar el atletismo?

Sí, porque al enterarse de que estaba embarazada dejaron de apoyarme cuando más necesitaba.

¿Su hija entiende lo que usted hace?

Génesis tiene 8 años y comprende lo que hago. Cuando llego a casa y me quedo dormida en la sala toma un cubrecama y me tapa, porque sabe que estoy muy cansada.

¿Cuál fue el detalle más bonito que ella ha hecho por usted?

Cuando Génesis tenía 5 años me pidió 10 centavos, pensé que era para alguna golosina, pero había comprado una cartulina y en ella dibujó su pequeña mano. La recortó y escribió unas frases donde decía que me quiere mucho y me agradecía por darle la vida.

¿Cómo evalúa su participación en Juegos Panamericanos?

Los primeros fueron en Guadalajara 2011, quedé octava. Ahora trataré de hacer las 2h35m que hice en la Maratón de Sevilla (febrero) y quedar entre las 5 primeras. Espero que la operación que me hicieron de un absceso en el brazo derecho no me perjudique.

¿Tiene alguna rival en especial?

Inés Melchor (Perú). En las competencias somos rivales, pero fuera de ellas somos muy amigas. (I)

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