La “Tri” tuvo apoyo incondicional desde la Centenario Alta
Hace dos meses a Mario Aráuz y a Fernanda Estrella se les ocurrió hacer una convocatoria para que los ecuatorianos radicados en Argentina y quienes llegaran de afuera para ver a la selección jugar el sábado en el Monumental, se congregaran en la avenida Monroe de Buenos Aires y realizaran una caminata hasta el estadio. El llamado, que se efectuó a través de las redes sociales, tuvo el éxito esperado y cerca de 2.000 hinchas de la “Tri” acudieron.
Con chicharras, bombos y banderas los ecuatorianos pasaron por la Plaza Neuman, luego doblaron hacia la derecha y siguieron hacia la entrada de la Centenario Alta, sector asignado a la barra visitante.
“Bueno, acá hemos armado un grupo de amigos ecuatorianos y realmente la pasión es una sola; me decían que cada cual llegaba por su lado y de repente me nació esta idea porque somos un solo puño en Argentina y teníamos que demostrarlo. Estoy viviendo desde hace un año y cuatro meses acá porque vine a estudiar una maestría en relaciones públicas”, comentó Mario, mantense hincha del Delfín.
Además tienen una página en Internet, www.ecuatorianosenargentina.com, y un grupo de fans en Facebook que se llama comunidad ecuatoriana en Argentina. “Mucha gente que no viene al estadio ha colaborado con una cuota mínima; hemos comprado 1.200 globos y tenemos muchas mochilas llenas de papel picado”, contó Mario, quien estaba seguro de que Ecuador iba a ganar 2-0. “Yo le tengo fe a mi ‘Tricolor’, vamos a salir un poco rápido del estadio porque como nos quedaremos con el triunfo si no abandonamos el Monumental volando nos pueden matar”, decía, esbozando una sonrisa.
Estaba convencido de que los dos tantos ecuatorianos serían de Antonio Valencia.
En la caminata, FANÁTICO encontró a Diana Chiriboga, de 27 años. La guayaquileña llegó a Buenos Aires para estudiar una maestría en administración de empresas y el sábado lució tres moños en su cabello, con los colores de la bandera patria. “Es que deseaba resaltar; tengo la camiseta amarilla, el reloj azul, y la campera (chompa) roja”.
Hubo hinchas como John Piedra, oriundo de Zamora y quien estudia el segundo cuatrimestre, primer año, de gastronomía en la capital federal, que prefirió lucir la camiseta de Barcelona. “Es que el ‘Ídolo’ es Ecuador”, soltó, justificando su elección.
Antonio Rosero, quiteño de 28 años, en cambio, lució una bandera de capa, la que estaba dividida entre los colores de la “Tri” y los de Liga de Quito. “Acá estoy estudiando dirección de arte y publicitaria. A mi equipo lo sigo siempre, incluso me fui al partido entre Liga y Universidad de Chile allá. Hoy (sábado) ganamos en el minuto 93 con gol del “Toño”, nos vamos al desquite de lo que nos hizo Rodrigo Palacios en la pasada eliminatoria”, señalo el capitalino, quien usó la máscara del diablo Huma para darle suerte al equipo de Reinaldo Rueda. Dijo ser tan liguista que cuando nació, su mamá le puso por ahí mismo unos escarpines del cuadro “albo”.
Luis Quigatuña, también de Quito, se pegó un largo viaje desde Ecuador hasta Argentina, haciendo escala en Lima. “A mi selección siempre la sigo, estuve en los partidos del Mundial de Alemania 2006 ante Polonia y Costa Rica. Yo creo que hoy (ayer) ganamos 1-0 con gol del “Chucho” Benítez porque le tengo fe a todos los que han salido de mi equipo, El Nacional”.
Pablo Torres lucía una peluca de trenzas con una gorrita de Emelec. Aseguró que Ecuador se impondría con tanto de Gabriel Achilier, de cabeza. “Yo soy ecuatoriano y emelecista, soy Achilier, pero en blanco, porque me inyecté lo de Michel Jackson”, bromeó el hincha, quien acudió con su hijo del mismo nombre y un sobrino, Juan Ignacio Montero, de nacionalidad argentina, al partido. Junior afirmó que Ecuador saldría con la victoria, mientras que su primo, por ser de padres ecuatorianos, se inclinó por un empate.
Así, al Monumental llegaron muchos ecuatorianos, quienes llenaron la Centenario Alta, tras pagar 150 pesos, unos 40 dólares, para alentar a la “Tri”. Al salir, sin embargo, el 4-0 de los de Messi había borrado la alegría de los semblantes.