La “Tri” femenina se relaja con juegos de mesa y fútbol por TV
La Casa de la Selección acogió por más de un mes al equipo femenino Sub 17. Las 20 elegidas para participar en el Sudamericano en Bolivia, que arrancó ayer y termina el 25 de marzo, se entrenaron dos veces al día en el complejo deportivo, pero también se dieron tiempo para divertirse, cuando la extenuante jornada se acababa.
FANÁTICO pasó un día con las futbolistas en el Polideportivo, antes de su partida. Las actividades empezaron muy temprano. A las 06:00 ya estaban en la cancha número 2 del complejo, incluso antes de que los primeros rayos de sol calentaran la capital. Para ellas madrugar no es problema, pues jugar fútbol, sin importar la hora, es lo que más disfrutan.
La preparación física en la altura de Quito (2.850 msnm) fue clave para que las jugadoras se adaptaran al clima y altitud similares a los de Sucre (2.790 msnm), sede del Grupo “A”, que Ecuador comparte con Argentina, Uruguay, Perú y el equipo local. El objetivo final es clasificarse al Mundial de Azerbaiyán (en Eurasia), a disputarse del 22 de septiembre al 13 de octubre de este año. En el Sudamericano, tres selecciones podrán acceder al torneo para completar las 16 de la cita ecuménica.
Se trata de un nuevo proceso, que arrancó luego de la participación de Ecuador con el equipo Sub 20 en el Sudamericano de Brasil, a principios de año. Los microciclos para elegir a las 20 jugadoras que viajaron a Bolivia empezaron desde noviembre del año pasado.
Algunas, como Margarita Barre, capitana del equip, y Belén Aragón, permanecieron concentradas dos meses. Ambas fueron parte también de la Sub 20 y ahora están con la 17, por lo que su estancia con la selección se prolongó.
“Es mucho el tiempo lejos de mi hogar y familia. Regresé de Brasil y estuve en mi casa solo dos días, luego me tocó volver para empezar a entrenar con la 17. Pero cumplir con una ilusión exige esos sacrificios”, contó Belén, oriunda de Otavalo.
Para hacer más manejable el tiempo en la Casa de la Selección, cuando no entrenaba, la plantilla se distraía jugando naipes, tenis de mesa o billar. En un microciclo anterior, una integrante llevó una guitarra, entonces se reunían para cantar sus canciones favoritas.
Kerly Real y Samantha Enríquez se apuntaron para un partido de tenis de mesa. El preparador físico, Francisco Ramírez, las observó desde un costado y comentó todos los puntos que fallaron. “Es que con público y cámaras no podemos”, lanzó Samantha, en son de broma. Ramírez le respondió que con estadio lleno no pueden amilanarse, y ella dijo: “Les voy a pedir a todos que se queden calladitos”.
Una alternativa que surgió más por convicción que por obligación, era mirar partidos de fútbol por TV. Ya sea el Manchester United, de Antonio Valencia; el Barcelona, de Lionel Messi, o los juegos del campeonato ecuatoriano; una por una analizaba y observaba con atención cada jugada y detalle.
Las prácticas se programaron temprano, para que las jugadoras que viven en Quito pudieran acudir a sus colegios; las demás tienen permisos de sus instituciones para ausentarse mientras dure el Campeonato Sudamericano.
Después de clases las futbolistas regresaban a la concentración para el segundo entrenamiento del día, desde las 16:00 a 18:00, o hasta que se escondiera el sol. Hace dos semanas compartieron algunos días con la selección Sub 20 masculina, que aprovechó la convocatoria del equipo principal -que enfrentó a Honduras- para trabajar en el lugar.
La visita por tres días de los seleccionados cambió por un momento la rutina a la que estaban acostumbradas, pues conocieron a varios jugadores de los principales equipos del país, como José Francisco Cevallos, Luis Batioja o Ridder Alcívar, dirigidos por Sixto Vizuete.
Un día de las seleccionadas se resume así: Ya en la cancha, a las órdenes del DT César Zambrano, la actitud cambia totalmente y pasan de la alegría y las risas a la seriedad total. El adiestrador las reune en el centro del campo para darles unas indicaciones y las divide en grupos de trabajo.
Unas deben hacer jugadas a tres toques antes de definir, otras rematar los centros de sus compañeras, y las arqueras, obviamente, contener esos disparos. “Las defensas también deben estar listas para marcar goles. Miren a Luis Checa -del D. Quito-, cómo ha definido partidos”, dijo Zambrano, mientras 2 defensoras practicaban remates.
El preparador de arqueros, Francisco Reinoso -quien ha sido parte de otras selecciones, desde la mayor hasta la Sub 20 femenina y masculina- también se sumó al entrenamiento para dirigir el trabajo de las porteras. Se metió a la cancha y dio algunas indicaciones a Génesis Casierra, la guardameta titular.
Zambrano interrumpió un par de minutos el entrenamiento y llamó a toda la plantilla, de nuevo, al centro de la cancha. “No hay que tener compasión. ¿Creen que Argentina o Uruguay van a jugar despacio contra nosotros? Hay que ser agresivos, siempre”, les recordó y después salieron más motivadas para retomar la práctica.
La última media hora del entrenamiento de la tarde estuvo dedicada a un partido. Como son 20 las convocadas, hizo falta que la asistente técnica, Vanessa Aráuz, y el preparador físico, Franciso Ramírez, se sumaran para completar dos escuadras.
Ese encuentro de práctica lo disfrutaron mucho más que el resto del entrenamiento, pues pudieron mostrar sus condiciones y su técnica para ganarse un puesto en el equipo titular. Eso les repetía constantemente Zambrano: que dieran todo, ya que de allí saldría el once inicial para jugar en Bolivia.
En esa práctica se destacó Margarita Barre, la capitana, quien dejó en evidencia su técnica en el mediocampo y además su remate de media distancia. Marcó un gol desde fuera del área y sus compañeras lo celebraron como si se tratara de un partido oficial.
Margarita actúa como volante de de marca, pero admira el juego y la técnica de Hernán Barcos (ex Liga de Quito, hoy en el Palmeiras de Brasil). También le agrada el desempeño de Claudio Bieler, delantero de Liga.
Sus inicios en el balompié se dieron cuando tenía 12 años, en su ciudad, Santo Domingo de los Tsáchilas, motivada por sus hermanos Jorge (mayor que ella) y Andrés (menor).
Después de la práctica, todas abandonaron la cancha 2 con los uniformes manchados, pues la noche anterior llovió con intensidad en Quito y dejó el campo mojado y lleno de lodo. Algunas corrían para llegar primeras a las duchas.
Al terminar la tarde observaron algún video de motivación, después cenaron y luego se alistaron para descansar (en el alojamiento, tres jugadoras ocupan cada habitación), ya que la siguiente jornada sería igual de intensa.
Viajaron el miércoles pasado, previo al debut contra Argentina hoy en Sucre. La fortaleza de la selección, destacan el DT y la capitana, es la unión entre todo el grupo, que surgió, desde luego, después del esfuerzo y la “buena vibra” durante la concentració