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La ratificación no llegó y la preocupación crece en jugadores

La ratificación no llegó y la  preocupación crece en jugadores
13 de enero de 2014 - 00:00

Una mirada constante al celular, a la espera de que el número desconocido que asoma en la pantalla corresponda a un directivo de la serie A es el anhelo de los jugadores que, al momento, no han logrado firmar con un equipo para esta temporada.

Mientras alguna oferta llega, las vidas del golero Bonard García, el defensa Miguel Ibarra y el volante José Granda transcurren en distintas ocupaciones.

El primero renta un apartamento al norte de Quito. Por sus constantes visitas a la sede de El Nacional, en busca de un acuerdo que le permita tener pronto al menos una parte de los ocho meses de sueldo que le adeudan, no ha podido establecer una rutina de ejercicios.

Los jugadores que no tienen club esperarán hasta el inicio del torneo por una oportunidad.Lo único que hace es tratar de comer sano. “Realmente no me he movido, pero en la última semana ha sido por el desplazamiento constante que hice a las oficinas del club en busca de alguna solución a mi complicada situación económica”.

Los ahorros que ayudaron al manabita García a sostener su familia durante el tiempo que permanece impago en el elenco ‘criollo’ se terminaron. Por eso no disfrutó de las festividades navideñas como siempre lo hizo en su natal Chone, junto a sus progenitores. Pasó en Quito en compañía de sus tres hijos.

“El año pasado y estos primeros días de 2014 han sido los más complicados de mi carrera deportiva porque me deben dinero y no tengo un futuro seguro.

A veces me estresa esta situación y hasta he perdido el sueño porque las cuentas no esperan. Estoy pensando incluso en vender mi camioneta, pese a que no la he terminado de cancelar”, refirió Bonard, quien confesó haber tenido propuestas de dos equipos de provincia, sin embargo las desechó porque estaba seguro de su continuidad en el ‘Bi-Tri’, como le habían adelantado.

Bonard no desea entablar ningún juicio al club a través de la FEF, por la demora que eso representaría y, además, porque es hincha de El Nacional. Seguirá esperando una oportunidad para actuar este año, incluso fuera de la capital.  “Entre no jugar o no cobrar más meses, la opción es actuar en la serie B. En eso estoy muy claro”, acotó.

Granda confía en el Divino

El azuayo José Granda, de 29 años, encomienda al Divino Niño y a la Virgen de Guadalupe la protección de su hogar y su futuro deportivo.

“Realmente es difícil el momento, pero no pierdo la fe. Sé que pronto llegará una solución, ya me ha pasado antes y siempre ha existido una luz que me guía al final”.

Mientras aguarda esa oportunidad y para no descuidar el aspecto físico, se entrena bajo su propio asesoramiento. Como jugador experimentado conoce los ejercicios que se cumplen en la pretemporada y trata de cumplirlos.

En las mañanas o las noches hace ligeros trotes por parques de su ciudad e incluso asiste al gimnasio para potenciar su estado muscular.

El resto del día lo ocupa en ayudar a su hermano Jaime en la administración de la fábrica de bloques La Calera. Ahí, a diferencia de la cancha, se mueve en todos los sectores; desde la elaboración misma de los bloques hasta la contabilidad de las cuentas por cobrar y pagar.

Ibarra presentó una demanda al Deportivo Quito por la deuda de siete meses de sueldo.“Hago de todo por colaborar con mi hermano porque él realmente lo necesita, cuando él no está incluso manejo el camioncito para entregar los bloques. Lo hago por aprender el negocio y, sobre todo, por el cariño que le tengo a mi hermano. En la vida uno tiene que aprender de todo por cualquier cosa que se presente”.
A ‘Pepe’ su club también le adeuda cuatro meses de sueldo y, aunque llama constantemente a la dirigencia, no logra ni siquiera que le contesten el celular.

El elenco de Mushuc Runa estuvo interesado en los servicios de Granda, pero él pensó que continuaría entre los ‘morlacos’ y descartó esa opción. “Lastimosamente las ofertas no llueven en nuestro medio, pero confío en que alguna llegue”.

De momento es su esposa Alexandra Heras quien mantiene a la familia que la integran, además, sus dos hijos, Juan José y Valeria. “Ahora le digo que es el turno de ella de mantenerme a mí”, dijo entre risas.

Alexandra, gracias a la ayuda del alcalde Paúl Granda, a quien ‘Pepe’ llama ‘primo’, consiguió un trabajo como recaudadora de impuestos en la Municipalidad cuencana.

Aunque es una ocupación provisional, espera que se pueda extender su vinculación y su familia tenga cierta estabilidad económica.

“Creo que una de las cosas más feas que te da esta profesión, que para mí a veces es caprichosa, es la falta de reconocimiento de los dirigentes que no logran entender que, como todos, un jugador es una persona con necesidades que requiere el sueldo para el que trabaja”.

Por eso, aunque su hijo es parte de la escuela de fútbol del ‘Expreso Austral’ prefiere que priorice los estudios para que tenga una profesión adicional que lo sustente.

“Yo inicié mis estudios en ingeniería comercial, pero los dejé. Ahora deseo que este año pueda comenzar la carrera de entrenador a distancia en el curso que hay desde Argentina y, en lo posterior, ya pueda dirigir a los jóvenes elementos”.

Dedicado a la paternidad

El defensa Miguel Ibarra, de 29 años, tiene un año más de contrato con Universidad Católica, pero la institución lo descartó para este año.

Sin embargo, le ha dado la opción de seguir preparándose físicamente junto al resto del plantel en el complejo de La Armenia en el Valle de los Chillos. Ahí cumple jornadas dobles físicas y futbolísticas.

No ha recibido ningún acercamiento de club alguno. Tampoco de momento se ha preocupado por ello, ya que primero debe arreglar su situación contractual con el elenco ‘santo’. “No son aspectos económicos lo que nos distancia de los directivos sino más bien formalidades que son necesarias definir”, refirió Ibarra.

Hace tres meses se estrenó como progenitor de Juan Diego y está aprendiendo a cambiar los pañales y a brindar el cuidado que requiere el infante durante la noche.

Cuando su esposa Luisa asiste a la universidad a completar su tesis de grado, Miguel se encarga del niño y también de las tareas domésticas. Al menos una vez por semana trata de preparar su platillo favorito: la chuleta con tortillas de papas.

Gracias al pago que recientemente recibió de una de las cuotas pendientes que le adeudaba Barcelona de 2012 pudo solventar los gastos.

A los ‘canarios’ los demandó, como lo hizo con su último club, Deportivo Quito, que le debe 7 meses de sueldo. “Mi demanda fue calificada, pero pasará al menos un año para que pueda cobrar todo el dinero que gané”, manifestó.

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