La muerte súbita en los deportistas de élite puede ser prevenida
Cuando a Álvaro Carcelén, ex futbolista ecuatoriano, le diagnosticaron que padecía un puente arterial de tipo congénito en el corazón y que eso le impediría realizar actividad física de alta competencia, sintió que su vida se acababa.
La historia de Carcelén se remonta a junio de 2010, cuando disputaba un partido entre su equipo Independiente del Valle y Liga de Quito por la serie “A” del Campeonato Nacional. Corría el minuto 23 y el volante de marca sufrió un desmayo en la cancha.
Los médicos lo atendieron rápidamente y lo trasladaron a un hospital de Quito en el que luego de unos días le indicaron que debía retirarse del fútbol.
“Nunca sentí nada, desde los 8 años juego fútbol y nunca se me detectó ni se me trató a tiempo. El problema es una arteria que está dentro del corazón y que resulta difícil de operar, ya que es bastante complejo el procedimiento”, reconoció Carcelén.
El ahora asistente técnico del equipo de reservas del Independiente del Valle manifestó sentirse afortunado de haber dejado la actividad, en vista de la muerte del centrocampista italiano del Livorno Piermario Morosini, de 25 años, que perdió la vida el sábado pasado producto de un paro cardíaco mientras disputaba un partido. Algo que cada vez se ve con más frecuencia.
“Es complicado dejar cualquier actividad deportiva a la que te has dedicado casi toda la vida, pero por el bien de uno y de la familia tuve que tomar la decisión. Gracias a Dios aún sigo vivo”.
Ante el último caso de un jugador de fútbol profesional que pierde la vida al disputar un partido, el cardiólogo del Centro Olímpico de Alto Rendimiento (COAR), Rafael Santelices, expresó que es posible prevenir estas situaciones.
“Los deportistas profesionales, que a diario someten a su cuerpo a largas o duras rutinas de entrenamiento, son propensos a sufrir un paro cardíaco, debido a que el corazón se lo esfuerza al máximo. Pero para reducir los riesgos de una muerte súbita en la cancha, a los jugadores o deportistas se los tiene que chequear constantemente, y eso creo que no pasa en el fútbol”.
Santelices manifestó que estos casos se pueden suscitar debido a que los deportistas, actualmente, con el fin de exigirse al máximo, toman productos estimulantes o anabólicos.
“Todos buscan dar más, entrenar sin que el cuerpo sienta dolor, pero todos estos productos provocan el aceleramiento del corazón y en muchos casos conllevan a un paro cardíaco”.
Asimismo, para el galeno, todos los estadios o todos los escenarios deportivos tienen que contar con un equipo médico capacitado y dotado de aparatos para la reanimación cardiopulmonar (RCP) o reanimación cardiorrespiratoria (RCR).
Santelices aseguró que una persona cuenta con cinco minutos, a partir de que sufre un paro cardíaco, para ser reanimado y evitar una muerte súbita.
“Si a un deportista que está en plena competencia le da un paro cardíaco, los médicos tienen que actuar de inmediato para reanimar al paciente y evitar que a más del paro sufra una muerte cerebral”.
Asimismo, Santelices explicó que las señales previas a un paro cardíaco son: fuerte dolor en el pecho, en la cabeza, ganas de vomitar y sudoración fría.
“Cuando cualquier persona, no solamente un deportista profesional, experimente estos síntomas mientras realiza alguna actividad física, tiene que detenerse de inmediato y buscar lo más pronto posible a alguien que lo ayude para ser atendido rápidamente”.