La lucha, vocación de seis días a la semana
Son los primeros en llegar cada tarde a los entrenamientos que cumplen en el gimnasio de lucha olímpica de Concentración Deportiva de Pichincha (CDP). Arriban con sus mochilas azules descoloridas, en las que además de las mallas para la práctica, están sus cuadernos.
Motivados. Así siempre lucen los campeones de la provincia Freddy Vera, Napoleón Dávila y Juan Espinoza, que buscan un cupo para los Juegos Olímpicos de este año en Londres (Inglaterra, entre julio y agosto).
Tras 10 minutos de trotes, inician los movimientos en las colchonetas rojas y amarillas. Cada uno expone su técnica de combate, mientras en el techo de zinc las gruesas gotas de agua que parecen penetrar, son el preludio de la intensa lluvia que cae segundos después.
Ninguno de los tres luchadores ha estado en la máxima cita del deporte, pero todos tienen experiencia internacional. Han participado en Sudamericanos y Panamericanos, y ahora esperan dar ese paso de consagración a los Olímpicos, pero primero deben prepararse fuera del país.
“En Ecuador es muy poco el crecimiento que podemos tener, porque no hay rivales que nos exijan y eso nos obliga a ir a otros lugares. Además, tenemos limitaciones económicas, ya que la Federación de Lucha no nos apoya como se debe”, señaló Dávila, el más experimentado de los tres y múltiple campeón nacional en 55 kg.
A sus 27 años es licenciado en Educación Física y desde hace 24 meses se desempeña como formador de los niños que, en la provincia, recién empiezan en la disciplina. “Mi pasión verdaderamente es la lucha; gracias a Dios la CDP me ha dado la oportunidad de seguir como deportista y también enseñando a los menores”.
Nació en Riobamba y desde pequeño se radicó en Quito, donde aprendió la destreza para tomar y derribar al adversario. La provincia lo cobijó como su representante y él respondió con innumerables medallas doradas a nivel nacional. Fuera del país cosechó preseas, pero no ha alcanzado aún su ideal de estar en una cita olímpica. “Eso me ha sido esquivo; sin embargo espero lograrlo antes de retirarme”.
Similar meta persiguen Juan y Freddy, quienes pasaron por otras disciplinas antes de vincularse totalmente a la lucha. El primero, con 21 años, es el único nativo de la capital, y está próximo a graduarse como licenciado en Cultura Física en la Universidad Autónoma de Quito.
Primero fue el atletismo el que lo tuvo en sus filas y después le tocó el turno al judo. Pero en ninguno se sintió a placer. Participó en varias competencias de estas disciplinas, mas no destacó.
“Lo hacía más como una forma de ocupar mi tiempo, pero no porque me apasionaba. Solo cuando llegué a la lucha descubrí que ésta era mi destino”, afirmó Espinoza.
Freddy, de 20 años, oriundo de Esmeraldas, también fue atleta en sus inicios; sin embargo, desde hace cuatro se vinculó a la lucha olímpica, actividad que a más de darle satisfacciones deportivas, le ha otorgado una residencia y estudios.
Gracias a su desempeño y a la beca que entrega la CDP a los mejores deportistas, Napoleón cursa a distancia el primer semestre de Turismo en la Universidad Técnica Particular de Loja.
Hasta el momento lo hace con notas sobresalientes. “Me gusta mucho el turismo, conocer otros lugares y, sobre todo, valorar el ambiente donde nos desarrollamos. Además, debo aprovechar el apoyo que me dan acá, porque si yo tuviera que financiarme los estudios, no me alcanzaría”, sostuvo el deportista que vive en los bajos del coliseo Rumiñahui.
Por eso es el primero en arribar al entrenamiento. Son apenas cinco minutos caminando los que le toma ir desde la residencia hasta el gimnasio. “Eso me sirve inclusive como parte del calentamiento previo”. En esas paredes se desarrollan su vidas, 6 días a la semana, persiguiendo un “sueño inglés”.