La leyenda de Vettel en la Fórmula Uno recién empieza
El piloto alemán Sebastian Vettel (Red Bull) agrandó su leyenda en el circuito indio de Buddh, donde se convirtió en el tercer piloto que enlaza cuatro mundiales seguidos junto al argentino Juan Manuel Fangio y su compatriota Michael Schumacher.
Vettel, con solo 26 años, igualó las cuatro coronas del francés Prost, que ganó el Mundial en tres ocasiones para McLaren (1985, 86 y 89) y una más para Williams (1993).
A diferencia del “galo”, lo hizo de forma consecutiva, uniendo su nombre a los dos pilotos que, además, son los únicos que lo superan en títulos: Schumacher y Fangio.
“Schumi”, séptuple campeón, encadenó cinco títulos (2000 al 2004) con Ferrari, tras haber repetido con Benetton en el 1994-95; Fangio, quíntuple vencedor del certamen, lo ganó primero en 1951 y luego se adueñó de las coronas desde 1954 hasta 1957.
El “Chueco” es el único que ha ganado Mundiales para cuatro escuderías: Alfa Romeo, Ferrari, Mercedes-Benz y Maserati.
Schumacher ganó siete títulos y celebró 91 triunfos, saliendo 68 veces desde la “pole”. Récords que aún le quedan lejos a Vettel. Sus marcas, no obstante, también distan de las del “Kaiser” cuando éste tenía 26 años, tres meses y 24 días.
A esa edad “Schumi” avanzaba de la mano del italiano Flavio Briatore hacia su segundo título. Y apenas contaba con once triunfos y seis “poles”. En victorias, Vettel solo es superado por Michael y Prost y el malogrado Ayrton Senna.
En “poles” solo mejoran sus marcas el “Kaiser”, que ganó su cuarto título a los 32 años, y Senna, que salió 65 veces primero antes de sufrir su mortal accidente el 1 de mayo de 1994 en Imola (Italia), durante el Gran Premio de San Marino.
Los tiempos cambian y no deja de ser cierto que antes se debutaba con más edad que ahora. Lo que no quita mérito alguno a “Seb”, a cuya edad Prost afrontaba su segundo año en la Fórmula 1, aún le quedaba algo menos de un mes para lograr el primero de sus triunfos (el GP de Francia del 81, en Dijon) y solo había subido una vez al podio -fue tercero ese año, en Argentina-. El “galo” ganó su cuarto Mundial a los 38 años.
Y cuando Fangio tenía la edad de Vettel, la Fórmula 1, creada en 1950, ni existía. El astro de Balcarce, fallecido el 17 de julio de 1995, ganó la segunda edición del campeonato y festejó su primer Mundial con cuarenta años. El cuarto de sus 5 títulos lo celebró cuando tenía 45, 19 años más que el alemán, que vio la luz el 3 de julio de 1987 en Heppenheim, cerca de Hockenheim, el circuito que alberga el GP de Alemania.
El niño prodigio del automovilismo comenzó paulatinamente a sumar todos los récords de precocidad en F-1, en la que empezó por ser el más joven probador en una práctica, en Turquía 2006 con un BMW-Sauber, escudería con la que debutó un año después en los Estados Unidos, donde sustituyó al polaco Robert Kubica -accidentado- y acabó séptimo, siendo el piloto de menor edad en puntuar en un Gran Premio.
Posteriormente capturó las marcas de juventud en liderar una carrera: salir desde la “pole”, hacer un “doblete” (pole y victoria), un “triplete” (pole”, triunfo y la vuelta más rápida) y ganar un Mundial.
Vettel logró ese récord en 2008, con 21 años y 72 días, logrando con un Toro Rosso el único triunfo de la historia para el “hermano pequeño” del Red Bull. En Monza (Italia), un día lluvioso en el que fue el más joven en salir desde la “pole”.
Con 23 años fue el más joven en ganar un Mundial, tras “birlarle” la corona a Fernando Alonso en la última carrera (Abu Dabi). Y un año después lo revalidó en Japón ganando 11 carreras y 15 “poles”, con lo que batió el récord del inglés Nigel Mansell, que en 1992 salió 14 veces en primer lugar.
El año pasado volvió a evitar, en la última carrera, en Sao Paulo, la que hubiese sido la tercera corona de Alonso y se convirtió, con 25 años, en el tricampeón más joven, mejorando el récord de Senna, que había festejado su tercer título con seis años más.
Vettel lleva unido más de la mitad de su vida a Red Bull, en cuyo programa de jóvenes ingresó a los doce años y en el que fue subiendo los peldaños con la misma rapidez con la que aceleraban sus monoplazas.