La leyenda de los “malditos” en la historia del fútbol mundial
Madrid, España.-
La violencia en el fútbol tiene su historia y su literatura. La primera, negra; la segunda tira de ironía para convertir aquella agresión de antaño en celebrada ocurrencia. Con el tiempo, Pepe, el último “maldito del fútbol español”, hará bromas sobre sus acciones futbolísticas fuera de la ley.
Quizás entonces se sepa si era de los que “pegaba por placer”, como se autodefinía Daniel Passarella, “o de esos mediocres que en la cancha golpean por necesidad”, de los que se reía el único futbolista argentino con dos campeonatos del mundo.
El “síndrome Pepe” no es nuevo en el fútbol, solo ha mudado de piel o de estilismo. La violencia ha estado tan presente que Mario Cejas, el portero argentino del Racing de Avellaneda, Huracán y Santos en los años 70, reconocía: “Lo planificábamos todo: la estrategia del juego y la de la guerra. En la charla previa nos designaban un hombre a cada uno, pero no para marcarlo, sino para que supiéramos a quién buscar en caso de pelea”.
El fútbol español acumula muescas de jugadores o jugadas que han pasado a la historia por su violencia o sus malos modos. No en vano a la defensa de Osasuna de los años 60 se le llamaba el Mau Mau, en honor de la tribu keniana que luchaba contra el imperio británico, y no por sus habilidades diplomáticas.
El Granada pasó a la historia por la tripleta defensiva que formaban los sudamericanos Fernández, Aguirre y Montero. Fernández, además, escribió su nombre con mayúsculas con la lesión a Amancio, ídolo del Madrid. La obsesión venía de antiguo. “Cuando jugábamos con el Real”, contaba su entrenador, Néstor Rossi, “les dije a los futbolistas que el partido era importante y había que ir con todo. Y Fernández me contestó: “A Amancio déjemelo a mí, míster”. “¿Sabe?”, le dijo al periodista, “le dio un patadón en una rodilla que casi lo mata”. Poco después, el 8 de junio de 1974, no lo mató, pero lo lesionó de gravedad.
Aunque, sin duda, la lesión más famosa de la historia, no la más grave, por la agresión de otro jugador fue la de Andoni Goikoetxea a Maradona en el Camp Nou en 1983.
El diario The Times llegó a considerar al central del Athletic el más duro de la historia. Sin duda, más que la gravedad de la acción pesó el nombre del afectado. Goiko siempre fue fuerte y duro, pero a su espalda acarreó la grave lesión a Diego, que sucedía a otra de Schuster: un currículo sonoro para pasar inadvertido.
“Fueron acciones con el balón en juego y que tuvieron un desenlace desagradable”, recuerda Goikoetxea, que no entiende cómo Pepe solo se disculpa de su acción sobre Messi “si se siente ofendido”. “Estas jugadas han ocurrido siempre por distintos motivos, y hay que pedir perdón sinceramente”, añade.
Menos famoso, pero más grave fue el codazo del sevillista Javi Navarro al venezolano Arango. Este sufrió fuertes convulsiones y salió del campo con respiración asistida. Navarro únicamente recibió la tarjeta amarilla. Navarro y Alfaro, central rocoso y médico, figuran en algunas listas negras de Internet que eligen a los jugadores más violentos. Pero, curiosamente, también constan futbolistas distinguidos por su calidad. Fernando Hierro es considerado como un tipo con puño de seda.
“Lo que Pepe le hizo a Messi no es lo más grave que ha hecho en su carrera”, cuenta un ex futbolista del Athletic. “Lo que ocurre es que da la sensación de que los últimos cotejos entre el Madrid y el Barça vienen marcados de antemano y se sabe que van a estar surtidos de acciones violentas o desconsideradas. Si eso sucediera en los de otros equipos, acabarían siete contra siete”, matiza.
Muchos ex jugadores piensan que ahora se dan las mismas patadas que antes, “pero son más vistas y analizadas desde todos los ángulos. Antes pasaban más inadvertidas y cada cual asumía su rol: unos sabían que iban a pegar y otros a recibir”.
El marcaje personal puede ser una obsesión que traspase la vida futbolística. Maradona jamás olvidará el del peruano Luis Reyna en las eliminatorias al Mundial de México 86.
Le perseguía incluso cuando se agachaba para subirse la media. “Recibí un balón firmado por los peruanos. Y allí estaba Reyna. ¡Con 40 años seguía persiguiéndome el hijo de p...!”, afirmó Maradona.
“Un caso como el de Pepe no es la primera vez que ocurre en el fútbol ni será la última”, sentencia Goikoetxea, que aún guarda la bota del famoso y triste partido en el Camp Nou.
Otros históricos pisotones
Juanito, de Real Madrid, tuvo que dejar el club y la UEFA lo sancionó por cinco años por una dura reacción con Lothar Matthaüs; Simeone y Stoichtkov también pisotearon.
El Pepe a Messi y su posterior pedido de disculpas fue portada de los principales sitios especializados del planeta. Pero no es la primera vez que pasa un hecho de esas características. Juanito, también del conjunto “merengue”, tuvo una lamentable actitud que le costó una dura condena.
En una reacción que todavía está presente en los aficionados, Juanito pisó dos veces a Lothar Matthaüs en la Copa de Europa de 1987. Primero en la cara y después en la espalda. Como si fuera poco, llegó Sanchís, compañero del alemán de atrás y él aplicó otro pisotón al futbolista.
Por su desmedida reacción, la UEFA condenó a Juanito a una pena de cinco años sin poder jugar torneos internacionales, y además Real Madrid le impuso una multa económica. El delantero terminó yéndose más adelante del club “blanco”.
Stoichtkov y Simeone, otros que perdieron el control. Esta vez, la lupa estuvo puesta sobre un jugador de Barcelona. Hristo Stoichtkov le aplicó un pisotón al árbitro Urizar Azpitarte, que acababa de expulsar al DT Johan Cruyff. Seis meses de sanción se mereció el búlgaro.
El “Cholo” es el otro que está en la lista. En un partido entre Athletic y el Atlético, cuando Simeone era jugador “colchonero”, en 1996, pisó a Julen Guerrero, a quien le comenzó a salir sangre de la herida.
Fue sancionado con tres partidos. Fabián Ayala fue otro argentino que tuvo su pisotón. Ante Simao, en un Valencia-Barcelona. No lo expulsaron pero sí fue sancionado por el Comité de Competición.