La gran sorpresa, la caída de “Rafa”
Toda la atención de los aficionados al tenis está enfocada en estos días en lo que acontece en el All England Lawn Tennis and Crocquet Club en Londres, en el torneo más tradicional y con más historia dentro del deporte blanco, el campeonato de Wimbledon.
Es el único de los cuatro Grand Slams que aún se juega sobre césped, recordemos que el Abierto de Australia y el US Open también se disputan sobre esta superficie, pero ambos optaron por el cambio a canchas duras.
La temporada de hierba es la más corta dentro del circuito ATP; después de dos meses jugando sobre canchas de arcilla, terminando en Roland Garros, los tenistas tienen la posibilidad de actuar en apenas dos torneos sobre césped antes de Wimbledon.
Este Wimbledon creó mucha expectativa, especialmente en el cuadro de singles varones, en el que -dependiendo de quién sea el ganador- puede haber un cambio de liderato en el ranking ATP, con Novak Djokovic tratando de defender su título, además de mantenerse en la cima; y Rafael Nadal con Roger Federer buscando arrebatarle el codiciado primer lugar del escalafón mundial.
El español fue el protagonista principal de la mayor sorpresa en esta primera semana de competencia. Llegó a Londres como uno de los principales favoritos, tras ganar su séptimo título en Roland Garros. En los últimos cinco años no había acusado problemas en la transición de las canchas lentas de París al pasto de Londres, jugando cinco finales consecutivas y ganando dos.
Sin embargo, ya en su primer partido frente al brasileño Thomaz Bellucci, no se lo vio cómodo, aunque la mayoría pensamos que era normal, que en el primer partido en un Grand Slam es muy difícil jugar en su mejor nivel y que mejoraría a medida que vaya avanzando en el cuadro.
Su oponente de segunda ronda, el checo Lukas Rosol, # 100 del mundo, en el papel no representaba un peligro para “Rafa”, al contrario, se esperaba una fácil victoria del ibérico y una oportunidad de seguir afinando su juego para los partidos más complicados que se vendrían después. Ni el mismo Rosol creía en sus posibilidades. Sus antecedentes sobre esta superficie eran muy negativos, los últimos cinco años perdió siempre en la primera ronda de la fase clasificatoria y esta era su primera vez en el cuadro principal.
Sin embargo, el checo no se intimidó ante este gran reto, entró a jugar suelto, sacando muy potente y colocado, tomando la pelota arriba, pegándole con mucha fuerza y velocidad a su derecha. Desde el comienzo puso en apuros a Nadal, a quien no se lo veía cómodo en sus movimientos y con muchos problemas para leer el servicio de Rosol, pero a pesar de esos inconvenientes logró ganar el primer set en un tie break muy apretado, salvando un par de bolas de set.
Después de esto se esperaba un desenlace similar a lo que aconteció en su partido contra Bellucci: un primer set complicado y dos sets bastante cómodos, puesto que cuando “Rafa” toma ventaja te va imponiendo un ritmo cada vez más alto, pero esta vez, sorprendentemente, quien subió su ritmo, aumentó su porcentaje de primeros servicios y mejoró la precisión de sus tiros fue su rival. De esa manera se llevó los dos sets siguientes 6-4, 6-4.
Nadal se recuperó, quebró el servicio del checo en dos ocasiones y ganó el cuarto set 6-2; todo apuntaba a un triunfo de Nadal, quien tenía un registro de 6 triunfos en 7 partidos definidos en el quinto set en Wimbledon; su única derrota en la final 2007 contra Federer.
Pero las cosas se complicaron para “Rafa” cuando Andrew Jarret, juez árbitro del torneo, entró a la cancha para hacerles saber a ambos tenistas que el partido continuaría una vez que se cerrara el techo, se encendieran las luces artificiales y el aire acondicionado. Todo este proceso tomaría de 30 a 45 minutos. Definitivamente el mayor beneficiado de esta situación era Rosol, quien podía recuperarse física y, sobre todo, mentalmente calmarse, además de revisar su estrategia con su entrenador en el vestuario, mientras Nadal, quien había terminado el cuarto set en franco ascenso, tanto tenística como anímicamente, se veía obligado a encontrar nuevamente su ritmo en el quinto set ante un rival que estaba en su día y entraría a tomar muchos riesgos.
Y fue exactamente lo que ocurrió. Tras 45 minutos de suspensión, un quiebre a favor de Rosol al comenzar el set fue suficiente, con un 83% de primeros servicios, 7 aces y 18 de 19 puntos ganados cuando entró el primer saque, fue imposible para el cabeza de serie número 2 recuperar el quiebre. En los últimos dos games de servicio de Rosol, Nadal no pudo ganar un solo punto. De esta manera se consumaba una de las más grandes sorpresas en la historia de Wimbledon.
Las declaraciones a la prensa de Rosol confirmaron que nunca esperó vencer a uno de los grandes favoritos, pues declaró, entre otras cosas, que su triunfo era comparable a que un equipo de fútbol checo de segunda división derrotara al Real Madrid, que él solamente esperaba jugar tres buenos sets y perder; conseguir un resultado respetable, no perder 6-0, 6-1, 6-1.
Habrá que ver cómo maneja la atención de los medios de prensa, del público, gente que de repente busca su autógrafo, situaciones a las cuales no está acostumbrado. Es un jugador de 26 años que no ha pasado por todo esto anteriormente, tiene un gran potencial y en su saque, además de su derecha, dos armas que hacen mucho daño. Su próximo partido contra el alemán Philip Kohlschreiber, clasificado # 27, se presenta bastante duro.
El mayor beneficiado por la eliminación de Nadal parece ser Andy Murray, quien debía enfrentarlo en semifinales, ¿podrá el escocés aprovechar esta oportunidad?, ¿o la presión de ser el primer británico en coronarse campeón en el All England Club, desde que lo hiciera Fred Perry en 1936, se convertirá en una carga demasiado pesada? Además, con Djokovic y Federer ansiosos por el título y por el número 1 del ranking va a ser una empresa dificilísima.