Un “ejército” de  1.000 atletas lucía camisetas blancas y parecía uniformado  con zapatos deportivos, gorras y audífonos.

Pero dentro de ese grupo hubo un participante que se destacó por su indumentaria: reemplazó la camiseta blanca por una multicolor, no podía usar audífonos, por la gran peluca azul y púrpura que tapaba sus oídos, pero empleó una nariz roja, que le impedía respirar normalmente durante la competencia; pero que le sirvió para acaparar todas las miradas. También en lugar de bloqueador solar pintó sus mejillas y quijada de rojo para resaltar entre la multitud.

Galo Núñez, atleta amateur, participó en la carrera de 10 kilómetros de cross, que se realizó en una sección del Chaquiñán entre Tumbaco y Cumbayá y decidió ir disfrazado de payaso, con la única razón de sacarle una sonrisa a la gente que lo observara al ver su atuendo.

Era la primera vez que hacía algo así, en los 5 años que lleva participando en las competencias que se organizan en la capital. No sintió temor ni vergüenza y prueba de ello fue que se ubicó primero en la línea de salida, en el Portal La Esperanza en Tumbaco, desde donde partió la prueba atlética.

Pero antes  vivió la competencia desde muy temprano, pues el lugar está alejado de la ciudad. Los corredores pudieron acceder hasta el parque de Cumbayá y desde ese punto se trasladaron a la partida en buses de la organización.

Ya en el lugar se movían de un lado a otro para entrar en calor, pues a pesar de que la lluvia cesó, el frío era intenso. A algunos, poco les importó las condiciones climáticas y mientras más ligero estaban con su vestimenta, era mejor.

Otros cubrieron sus cabezas con pañuelos o gorras y usaron camisetas de manga larga para mitigar el frío.
En la partida se movían como marionetas sin control, mientras esperaban que la carrera empiece. El inicio se retrasó unos minutos de la hora inicial (08:00), debido a que algunos participantes tardaron en llegar desde Cumbayá al punto de inicio. 

Pero la espera terminó con una cuenta regresiva de 10 segundos, coreada por todos, y partieron rápidamente para vencer los 10 kilómetros de la competencia. Los que corrieron por  deporte poco se preocuparon del ritmo de los experimentados y lo hicieron bajo sus propios límites.

Era una carrera diferente, lejos del asfalto de la ciudad y sin la imagen repetida de los edificios a los costados. Estaban en medio de la naturaleza, con un terreno variado que incluía piedras, tierra y césped, acompañado por los árboles, la vegetación de la zona y pequeñas casas a los costados.

La antigua vía del tren de la ruta Cumbayá-El Quinche dejó ver sus rieles metálicas en algunos sectores del trayecto, pero éstas no representaron un peligro para los atletas, pues han sido cubiertas con tierra y están al mismo nivel del piso.

Lo irregular de la superficie hizo que recorran el trayecto con algo de precaución, para evitar lesiones, pero a su favor estuvo  que el sol no pegó con tanta intensidad para recorrer los 10 kilómetros con más frescura.

El Chaquiñán tiene una extensión total  de 35 kilómetros entre Cumbayá, Tumbaco y Puembo, pero la competencia se desarrolló solo en una sección del lugar.  Una que otra cuesta complicó a más de uno, pero todos   cumplieron con la exigencia para llegar al final del trayecto.

En 32 minutos y 54 segundos apareció el primer corredor. Gerson Tulcanazo alcanzó la meta en ese tiempo, extenuado y sin el frío inicial, por el ritmo que él mismo impuso desde el inicio en Tumbaco.

De a poco empezaron a llegar constantemente los participantes, que en la recta final aceleraban como para lograr un mejor tiempo. “Estuvo bien fuerte, pero linda”, comentó Bolívar  Almeida, que consiguió un tiempo de 55’45’’.

Pero antes apareció Núñez, que mantuvo la misma apariencia desde que partió hasta que llegó a la meta en el parqueo del colegio Menor San Francisco en Cumbayá. La pintura de su rostró se corrió un poco con el sudor pero culminó el cross con un tiempo de 49’57’’. No terminó con una sonrisa por el cansancio, pero sacó algunas al público.