El 31 de diciembre del año que termina se cumplirán 25 años de la hazaña del atleta ecuatoriano Rolando Vera Rodas como ganador de la afama carrera pedestre de San Silvestre, que se realiza tradicionalmente al finalizar el año por las calles y avenidas de Sao Paulo.

El “Chasqui de Oro” inscribió por vez primera el nombre de Ecuador en 1986, en el extenso listado de atletas triunfadores, que lo encabezaron corredores del patio a raíz de su instauración en 1925, hasta 1946 cuando la carrera tomó caracteres de internacional y Uruguay rompió la hegemonía brasileña en 1947, con Óscar Moreira; luego fueron representantes de Chile, Finlandia, Bélgica, Alemania, Yugoslavia, Inglaterra,  Estados Unidos, entre otros, los que alternaron en las victorias y  atletas de distintos países se proclamaron ganadores, entre ellos el  notable checoslovaco Emil Zátopek.

Con excepción del belga Gaston Roelants y del colombiano Víctor Mora, que triunfaron en cuatro ocasiones, con cierto intervalo, la “performance” del cuencano Rolando Vera Rodas ha resultado inigualable. Fue el indiscutible triunfador en cuatro ediciones consecutivas a partir de 1986 hasta 1989, y en un recorrido de mayor extensión.

“Han transcurrido 25 años, tengo pocos pero buenos recuerdos; lo que la gente no olvida es que gané cuatro años esa prueba, siendo un desconocido totalmente hasta llegar a ganar por primera, segunda, tercera y cuarta vez para estar en el podio”, anota el cuencano, quien sabe que era imperdible para los ecuatorianos verlo correr en fin de año.

En la década del 70 y parte del 80, cuando Vera inició su actividad atlética, la prueba era dominada por argentinos, brasileños y  colombianos como Domingo Tibaduiza y Víctor Mora, con un gran nivel.

“Yo guardaba mucho respeto por estos personajes y leyendas del deporte sudamericano, estar compitiendo con ellos y ganarles, realmente fue algo muy especial, porque además de haber obtenido los trofeos y reconocimientos en la década del 80  (1986-87-88 y 89), el  más valioso que pude haber ganado en esta importantísima competencia es el afecto, cariño y respeto de la gente”, sostiene.

El “Chasqui de los Andes”, como también se lo conoce, resalta que en todas sus participaciones dentro y fuera del país ha contado con el respaldo y aliento de compatriotas.

“Un gran ecuatoriano como Washo Maldonado, un otavaleño que residía en Brasil, un doctor de apellido Guayasamín (no recordó el nombre), esperaban que llegáramos para ser guiados por ellos y nos facilitaban todo y eso es bueno”, manifiesta.

No tuvo ningún inconveniente en cuanto al recorrido de la prueba (13 km), a pesar de que se le realizaban modificaciones en cuanto al horario y al sentido mismo de la prueba; ni  el idioma fue una dificultad, pero sí cierto temor a la temperatura y calor de la urbe paulista.

Para contrarrestarla, junto con su entrenador Juan Araujo Estévez, programaron una serie de entrenamientos en el Valle del Chota y fueron a correr preparando el panorama de adaptación a la prueba brasileña.

No se jacta por ser el único tetracampeón en forma continua, porque si hubo otros atletas que también lo hicieron, pero con un pequeño intervalo; sin embargo, la transmisión por TV y radio en vivo y en directo son hechos que le llenan de satisfacción, “porque eso es muy motivante, que el país esté pendiente de uno”.

Luego de su cuarta victoria consecutiva tomó la decisión de retirarse. ¿Por qué?... Soy de las personas que  la parte principal de mis decisiones no han estado justamente alrededor de lo económico, son las presiones”, enfatiza.

Su incursión en la política fue una experiencia poco grata y ahora está dedicado a sus nuevas actividades en la rama de la hostería y en la organización de competencias atléticas como la 10K Rumiñahui el próximo                           31 de diciembre en Sangolquí.