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La “Boca del Pozo” no dejó de cantar pese a que su equipo perdió

La “Boca del Pozo” no dejó de cantar pese a que su equipo perdió
12 de diciembre de 2011 - 00:00

Eran las 07:00 y el estadio Capwell ya se empezaba a “pintar” de azul en los exteriores, pues desde muy temprano cientos de hinchas acudieron a la “Caldera” para presenciar la primera final que se jugó a las 16:00 de ayer entre Emelec y Deportivo Quito.

Los miembros de la barra de la “Boca del Pozo” fueron los primeros en llegar a la zona de la General Av. Quito, con el fin de ensayar los cánticos y ubicar las banderas en las respectivas posiciones.

A medida que avanzaban las horas, la afluencia de público se incrementó en los alrededores del estadio Capwell y las hileras para ingresar a las distintas localidades empezaban a tomar forma.

Las columnas más largas eran las de las dos generales. A eso de las 10:00, la fila para ingresar a la General de la Av. Quito llegaba hasta parte de la calle Portete. Muchos se impacientaban debido a que no abrían las puertas y su espera se daba en los alrededores del estadio, sin algún lugar donde cubrirse del canicular sol.

Cuando las puertas del estadio se abrieron, no faltaron los típicos “vivos” que se quisieron infiltrar en las filas, provocando  desorden y peleas entre los mismos aficionados. La Policía tuvo que entrar en acción y a punta de gas lacrimógeno y tolete reprimió a los revoltosos.

Alrededor de las 12:00, el estadio estaba a “reventar” en todas sus localidades. En el sector donde se ubica la “Boca del Pozo” (General Av. Quito) no había espacio para un alma más. Todo estaba “full”.

En dicho lugar, los cánticos, bombos y trompetas le daban un ambiente festivo al Capwell. Todos saltaban, gritaban y apoyaban a su equipo desde antes del inicio del compromiso.

Faltaban casi tres horas para que  empezara la primera final, que estaba prevista para las 16:00, y la alta temperatura hacía que  la gente se hidratara con agua, cola, cerveza y hasta aguardiente.

El pitazo inicial se acercaba y a la cancha salieron a calentar los  goleros de ambos equipos: Wilmer Zumba, de Emelec, y Marcelo Elizaga, del Deportivo Quito. El “Polaco” no fue acogido con aplausos como cuando vestía la camiseta azul, al contrario, fue recibido con insultos.

Cualquier cosa que Elizaga hiciera era blanco de los silbidos de los aficionados que le dedicaron la canción: “Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, eso no es un arquero es una p... de cabaret... Elizaga”. A 15 minutos del inicio, la gran parte de los aficionados que estaban en la “Boca del Pozo” empezó a prender  luces artificiales y otras cosas que no precisamente destellaban colores.

Cuando el equipo saltó a la cancha, la algarabía invadió el estadio y los brincos de la hinchada hicieron vibrar  todo el Capwell. “Vamos, vamos Emelec, yo te he venido alentar...”, coreaban los emelecistas.

El cansancio de la gente se esfumó cuando arrancó el cotejo. Los miembros de la “Boca” exhortaban a todos los que se encontraban en la General a alentar al equipo.

Cuando llegó el único gol del Quito, gran parte del estadio enmudeció, pero la barra brava de Emelec no dejó de cantar y de inmediato los líderes de la “Boca del Pozo” pidieron gritar con más fuerza.

Julio Becerra, quien había llegado al estadio a las 10:00, no dejó de arengar a su equipo en ningún momento. Sufrió durante los 90 minutos y nunca perdió la esperanza de que los dirigidos por Marcelo Fleitas pudieran empatar el cotejo.

Al final, su anhelo no se cumplió, pero afirmó que acompañará a su equipo hasta  Quito, pues aún cree que Emelec saldrá campeón. “Lo de hoy (ayer) fue un resbalón; mi equipo saldrá de esto y estoy confiado de que seremos campeones”, dijo.

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