El acento que tiene ahora el patinador ecuatoriano Jorge Bolaños es una fusión de como hablan los carchenses y los colombianos. Es que  en los últimos cuatro años ha estado entrenando en suelo “cafetero”, nación que es considerada una de las potencias de deporte.

El 23 de este mes cumplirá esa misma cantidad de años y es todo un “trotamundos”. Su  vida se ha desarrollado entre Quito, Tulcán y Bogotá. Además de Guadalajara, donde consiguió la medalla de oro en los Juegos Panamericanos, en los 10.000 metros eliminación y puntos.

Antes de que arribara a la terminal aérea de Quito, su madre Mayra Villacorte y otros familiares lo esperaban ansiosos. Carteles con fotos de la competencia y de la  premiación, además de   globos,  eran parte del recibimiento que  habían preparado  para “Jota”, como lo conocen sus allegados.

Su madre reconoció que no lo había visto en el transcurso del año, porque él pasó en Bogotá y ella no pudo estar unos días en Colombia. “Eso sí, nos comunicamos a diario  por Internet. Después de sus entrenamientos llamaba a saludarme, a pesar de lo cansado que estaba”, manifestó.

Bolaños nació en Quito y después de perder a su padre, Jorge, cuando tenía seis años, su madre decidió mudarse a Tulcán con sus dos hijos. El mayor, Pablo, empezó a practicar patinaje e incluso fue seleccionado del Carchi. Él fue quien motivó a Jorge para que se dedicara a la disciplina, en un curso vacacional a los 7 años;  de ahí no paró más.

El domingo, en horas de la mañana, en el aeropuerto Mariscal Sucre hubo pocos pasajeros, por lo que la terminal internacional estuvo casi vacía. Solo se alborotó cuando Jorge salió de migración, con un par de maletas, un calentador amarillo, que usan todos los seleccionados ecuatorianos, y una gran sonrisa al ver a sus seres más cercanos esperando por él.

Después del reencuentro con su madre y de las felicitaciones de sus familiares, “Jota” mostró la medalla dorada que consiguió, una de las siete con las que finalizó Ecuador. “Fue una carrera muy fuerte. Era la competencia más importante del año para mí y me preparé bien desde enero. Sabía que tenía que estar prevenido de los competidores de Colombia y Chile y pude hacer un buen ataque para ganar”.

Detrás del ecuatoriano se ubicaron el argentino Ezequiel Capellano y el chileno Jorge Reyes. Una de sus familiares aseguró que “no fue sorpresa” la medalla de oro de Bolaños por su gran capacidad.

En ese sentido, sus logros anteriores avalan esa declaración. El año pasado consiguió el segundo lugar en el Mundial de Patinaje en Guarne, Colombia, en la maratón de 42 km.

“Siento un poco más de satisfacción por haber conseguido el oro.  Vengo trabajando muy fuerte para eso y espero que para el próximo mundial (en Roma, Italia) pueda traer la medalla dorada”, comentó.

Su madre contó que no pudo ver la competencia en vivo. Estuvo pendiente todo el  día de la carrera, pero en la televisión no la transmitieron y tuvo problemas para verla por Internet. “Una prima de él me dio la buena noticia. Yo estaba en mi casa y fue una emoción muy grande la que sentí, a pesar de que no vi la competencia en vivo. Después pude hablar con él y me contó como fue todo”, relató.

Unas horas de descanso en la capital y ayer por la mañana “Jota” y su familia se trasladaron a Tulcán, donde lo esperaba un homenaje por parte de las autoridades de su tierra.

Pasó 10 meses lejos de su familia, pero todo tiene su recompensa, según su madre. “Es lo que le gusta y se prepara a diario para ser el mejor.  Es duro estar lejos de él, pero lo aceptamos por la felicidad que nos da sus logros”.

Su temporada de competencias terminó con los Juegos Panamericanos y el resto del año se tomará un receso en el país. Pero no dejará de entrenarse varias horas a la semana. “Voy a descansar por completo una semana y luego voy a pensar en la pretemporada para 2012. Tengo muchas competencias el próximo año”.

Entrenar en Colombia le permite competir con los mejores en varios torneos en ese país. 

Bolaños es un deportista sencillo y con mucha calma aceptó posar para las numerosas fotos a su llegada. “Hay que creer en nosotros mismos, porque somos un país que se va desarrollando deportivamente. Hay que convertir los sueños en realidades. El miedo a fracasar nos limita a veces”, reflexionó.