“Javico” fabrica botes en una semana desde hace siete temporadas
Colocar más de 1.500 tornillos a mano en una tabla de roble y, a pesar de terminar “enllagado”, sentirse plenamente satisfecho con el producto. Así recuerda Javier Arias la fabricación de su primera lancha con motor fuera de borda, hace 7 años.
Junto a su amigo Serafín Bajaña, actual campeón nacional de fuerabordismo, decidió elaborar por completo una embarcación, puesto que ya desde hace 15 años Javier había incursionado en el mundo de los botes realizando trabajos de retoque y pintura.
Este mes es “de locos” para “Javico”, como lo conocen sus allegados, ya que es jueves -en la entrevista- y faltan solo tres días para la regata náutica Guayaquil-Vinces.
En su taller, bautizado como “Constructora Náutica Santa Cecilia”, entre aserrín, tornillos, herramientas y madera, “Javico” cuenta que puede hacer un bote en solo una semana.
“En unos 15 días lo hago más tranquilo, utilizamos madera de roble, tornillos de bronce y goma especial, porque la embarcación siempre permanece en el agua. Como el roble es un material maniobrable puede dársele a la horma (molde) las curvas que necesita, luego se adaptan los motores exclusivos para competencia, el volante, acelerador... parece que fuera fácil, pero es complejo”.
Indica que, por lo general, no delega trabajo; siempre hace los botes, puesto que es muy perfeccionista con los detalles. “No puedo delegar, como en el caso de hacer muebles o puertas, que también elaboro; esto es un trabajo personal, complejo y tiene que quedar excelente, ya que, si no, la lancha se puede ir de lado, hundirse, dar muchos brincos en el río, lo que haría difícil maniobrarla”, explica, mientras trata de terminar el molde del bote de su cliente Manuel García, quien se lo solicitó a última hora, pues acaba de llegar de España.
Para esta regata ha elaborado 5 botes nuevos y arreglado 10. Además, señala que cada competidor pide su toque personal y de esa característica varía el precio, pero por lo general, cada uno cuesta $ 1.000.
La lancha se entrega con sellador y el piloto puede aplicarle a su gusto cualquier tipo de pintura o calcomanías. La medida general es de 3 metros, 15 centímetros de largo y 80 de ancho, pero muchas veces depende del peso corporal del piloto.
“He tenido la suerte de que ningún bote me ha fallado y soy el único que los elabora en Vinces. Serafín fue quien me dio la confianza para empezar. A partir de eso, con el paso del tiempo, los corredores se dieron cuenta de que hacía bien el trabajo y de ahí en adelante he ido perfeccionándolos y los hago de última generación”.
Justamente para su amigo Serafín creó un diseño diferente a los demás, ya que el rompeviento de la lancha es de fibra y está elaborado de la misma madera de la embarcación.
También nos explica las características de los dos tipos de categorías, la standard y racing. Ambos moldes son similares, pero la diferencia está en los motores. En la primera modalidad se compite con un motor de estructura original de fábrica; en la segunda, la máquina de una canoa es adaptada para ganar velocidad.
La novedad para este personaje vinceño es que esta vez no será espectador; no observará, desde lejos, sus creaciones. Ahora vivirá la experiencia como participante.
“Voy a correr en racing, lo he hecho en circuitos, pero es la primera vez de Guayaquil a Vinces. Creo que físicamente estoy bien, voy a competir en el bote de Alfonso Montalván”, manifiesta emocionado.
A su lado, el piloto Jimmy Félix lo presiona. Recién le estaba instalando el motor y ya quería probarlo en el agua. “Me lo hizo a mi medida y peso. Lo pedí con tiempo, pero el motor se demoró”. “Javico”, entonces, vuelve a emplearse a fondo en su oficio de artesano experimentado.