Invariable el apoyo del aficionado a la “Tri”
Rostros de fe y optimismo se evidenciaron horas antes del inicio del partido. Los aficionados lucieron orgullosamente sus camisetas amarillas con los colores del tricolor nacional que predominaron a lo largo y ancho de las avenidas Naciones Unidas y Seis de Diciembre; también se observaron hinchas con camisetas de color blanquiceleste que identificaban al seleccionado argentino.
Todo fue una suma de factores que hacían vislumbrar una nueva victoria ecuatoriana, en un ambiente alegre y hasta festivo. Los puestos de venta de camisetas, gorros, silbatos, cornetas, banderitas y más objetos, ubicados a poca distancia del estadio, fueron el marco para contagiar a los aficionados de una sana esperanza; hubo personas que por unos pocos centavos, pintaban los rostros, especialmente de jóvenes de ambos sexos y niños, con los colores de la bandera nacional, sembrando así un contagiante fervor cívico.
El flujo del tránsito comenzó a disminuir conforme de acercaba la hora del partido y en las primeras horas de la tarde, se cerró el tráfico particular por la Avenida Seis de Diciembre, una vez que las playas de estacionamiento estuvieron totalmente copadas, como un reflejo de “estadio lleno”. Frente a las circunstancias, los aficionados debieron caminar varias cuadras para llegar al escenario y aquellos que no habían adquirido sus entradas, se vieron precisados a comprar en la reventa, porque el “imán” de la selección los atrajo demasiado.
La Ecovía fue el único medio de transporte masivo que tuvo licencia para realizar su recorrido normal. De las unidades que circulaban en cortos intervalos, emergían los aficionados, aunque “siempre hay apretujones y alguna incomodidad, lo que importa es llegar con alguna anticipación para ver el partido, ventajosamente tengo ya las entradas, vengo con mi mujer y un hijo; tuve que venir en la ecovía, porque es mejor este tipo de transporte antes que venir en auto, no tener donde parquear, se pasa mucho tiempo buscando un sitio, ya me ha pasado otras veces que he tenido que dejar el carro bien arriba, así que estamos tranquilos y sin preocupaciones”, nos dijo uno de los usuarios que salió de la parada Naciones Unidas.
"Compro entradas...compro entradas...compro entradas..." gritaban las personas que se dedican a la reventa. Se ubicaron en las inmediaciones del estadio y ofrecían los boletos para distintas localidades y a precios elevados; uno de los aficionados se quejó que le habían pedido cincuenta dólares por una entada a general.
En fin y pese a ser un dia laborable, el aficionado se dio cita desde tempranas horas para ingresar, a despecho de que las localidades son numeradas ristrando fila y asiento, la expectativa fue mayúscula y los gritos de Ecuador... Ecuador.. Ecuador, comenzaron a resonar.