Hermanos De Césare trabajaron en equipo
El argentino Sebastián De Césare se “quebró” ayer en la rueda de prensa que brindó en el Comité Olímpico Ecuatoriano para agradecer a todas las autoridades por el apoyo brindado desde hace 8 años cuando llegó al país en busca de un futuro prometedor.
“Cuando arribé acá en 2003 como asistente del entrenador de canotaje de la Federación, Juan Carlos Arcagni (mi suegro), lo hice con responsabilidad, y cuando él se fue, el entonces titular Edward McIntosh, confió en mí, a pesar de mis 21 años, por eso le estoy eternamente agradecido”, comentó Sebastián. Desde ese momento su voz empezó a cambiar de tono, pasaba de alto a bajo.
El menor de esta familia argentina, “Sebas”, fue el primero en hablar sobre el acontecimiento que ha revolucionado el canotaje en el Ecuador. Su hermano César, a quien entrena, se clasificó por primera vez en la historia del deporte de este país a unos Juegos Olímpicos: Londres 2012.
“Disculpen si me “quiebro”, pero la verdad es que quiero felicitar a todos aquellos que hicieron posible el objetivo de ser olímpicos. Primero al presidente del COE, Danilo Carrera; al Ministro del Deporte, José Cevallos; la empresa de lácteos Toni, mi esposa e hija, ya que he sacrificado mucho tiempo al estar sin ellas para dedicarme al trabajo”, señaló.
Después de la breve charla y reconocimiento por parte de las autoridades presentes en el salón azul del COE, al entrenador de la selección y su hermano, “Sebas” compartió con FANÁTICO un poco de lo que ha sido su travesía desde que se vino de Argentina.
“Gracias a esa confianza que me dio Edward fueron llegando las primeras medallas para este país en el canotaje internacional. Eso me motivó a seguir trabajando”, indicó De Césare, quien recuerda que apenas llegó hizo 6 grandes amigos, Ossían Frydson, Miguel Chávez, Linsy Coello, María Fernanda Matute, Walter Rodríguez y Adrián Thoret. Ellos estaban entrenando para el seleccionado. Algunos en la actualidad nos colaboran como profesores en la Federación.
A “Sebas” le faltaron nombres para seguir agradeciendo, pero de los nombrados también resaltó a su esposa (Ma. Emilia Arcagni) y a su hija de 3 años. Confía en que su pequeña será una de las mejores canoístas ecuatorianas. “Te confieso que ya la semana pasada la subí a un bote y le gustó. Parece que seguirá la tradición”.
Sobre las adversidades que tuvieron que superar, recordó que “había un grupo que deseaba nuestros cargos, pero por suerte los resultados nos favorecieron con el pasar de las competencias, ya que cada vez regresábamos con más medallas y eso no alteró los planes”.
De Césare confesó que nunca ha sido un tipo resentido y que por eso no había denunciado estos hechos. “Ahora tengo 29 años y mi hermano 31, somos jóvenes y conseguimos algo muy importante: haber clasificado a unos JJ.OO. Es el sueño que todo entrenador desea cumplir y más cuando lo compartes con tu familia”.
Sobre su forma emotiva de ser, dejó claro que es sensible y franco en sus expresiones de afecto, pero cuando le toca ser “bravo” en los entrenamientos, lo es, por el bien del equipo que está dirigiendo.
“Soy condescendiente con los atletas cuando lo tengo que ser, pero también soy de carácter fuerte cuando el caso lo amerita”, señaló.
Un poco más sereno que su hermano, pero también agradecido con el país que le dio la oportunidad de volver al canotaje, César se refirió a lo obtenido en el pasado Mundial de Hungría, donde se ubicó séptimo en la final de K-1 200 metros, que le dio su boleto a Londres.
“Después de tanto derribar obstáculos pudimos llegar a los Juegos Olímpicos; fueron 3 años de arduo entrenamiento, ya que dejé de practicar la disciplina en 2002 por falta de recursos en Argentina”, indicó el hermano mayor de los De Césare.
César acotó que no se arrepiente de haber tomado la decisión de venir a Ecuador a continuar con el canotaje, ya que así pudo “bancarse” la situación con su esposa y tres hijas, pues en su país natal no lo podía hacer, porque los recursos a veces no le llegaban o se los daban tarde.
El cambio de aire fue positivo tanto para César como para sus hijas, que actualmente están remando para el seleccionado cadete femenino de Ecuador. “La de 12 años es una promesa”, aseguró su tío Sebastián.
Lo cierto es que la familia De Césare continuará con la tradición, ahora portando la “tricolor” y no la “albiceleste”, que también les hubiese gustado lucir en los campeonatos mundiales y por supuesto en los JJ.OO.