“Haber jugado antes baloncesto me ayudó mucho en el salto alto”
Siempre luce orgulloso sus cabellos largos, recogidos en finas trenzas que dan el marco perfecto para resaltar el delgado rostro del atleta Diego Ferrín. Dejó crecer su cabellera como pretexto para combatir el frío cuando llegó de Esmeraldas a Quito hace tres años.
Reside en Cuba (hace dos años), gracias a la beca que se ganó de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), que le ha permitido estudiar Educación Física, mientras intenta terminar la secundaria a distancia en el San Pedro Pascual.
Su amabilidad aflora mientras dialoga con FANÁTICO, en una visita relámpago a la capital ecuatoriana.
¿Por qué no concluyó sus estudios secundarios?
La razón es muy sencilla, no soy bueno para los estudios y por eso preferí meterme de lleno al deporte. Después vino la alta competencia y ya no tenía tiempo.
¿Cómo se vinculó con el deporte?
Siempre me gustó el baloncesto (admira a Michael Jordan), estuve en algunos equipos, pero me di cuenta de que ahí no tenía futuro, pese a las ganas que le ponía. Por eso decidí viajar a Quito y gracias al respaldo de la Concentración Deportiva de Pichincha llegué al atletismo.
¿Fue su decisión incursionar en el salto alto?
Hice varias pruebas en atletismo y cuando me tocó salto alto cumplí con lo que me indicaron, casi a la perfección, por eso mi entrenador Sergio Cárdenas me sugirió que me quedara. Haber jugado baloncesto antes me ayudó mucho en el salto alto, para ganar buena altura desde el piso.
¿Cómo obtuvo la beca a Cuba?
La IAAF entrega cada cierto tiempo becas deportivas de solidaridad olímpica a quienes mejoran sus marcas, y yo estuve entre los escogidos.
La ayuda contempla el ciclo olímpico (finaliza en agosto de este año, cuando se desarrollen los JJ.OO. en Londres) e incluye entrenamientos, hospedaje, movilidad al extranjero y estudios. El COE (Comité Olímpico Ecuatoriano) es el que paga todo.
¿Cómo es su vida en la isla caribeña?
Resido en La Habana, en una casa particular con todas las comodidades necesarias para mi actividad. Entreno mañana y tarde. También estudio, porque esa es una condición para seguir disfrutando de la ayuda internacional.
¿Fue fácil acoplarse en Cuba?
Relativamente sí, porque se maneja el mismo idioma, aunque no consigues todo lo que deseas comer, pero eso es superable. Además, no siempre paso en Cuba, voy a otros países de acuerdo con el cronograma establecido por el entrenador Luis Pinillo.
¿Extraña a la familia?
Sí, lo más complicado es que no estén cerca. Pero considero que siempre se debe hacer un sacrificio para mejorar en la vida. Hasta el momento creo que todo ha valido la pena.
¿Qué ha sido lo mejor de su carrera deportiva?
La posibilidad de viajar por el mundo. Conozco prácticamente toda Sudamérica. En Europa fui a Italia y España, y en Asia visité Corea del Norte. Sé portugués e italiano, me gustan mucho los idiomas y siempre trato de aprenderlos.
¿Y el inglés?
Nada de nada (risas), no me gusta. No lo entiendo ni va conmigo.
¿Cómo se encuentra a casi 5 meses de acudir a sus primeros Juegos Olímpicos?
Alegre y sobre todo comprometido en hacer un buen papel. No sé todavía cuántas competencias previas tendré antes del mundial, pero llegaré con todo mi potencial para dejar en alto la bandera nacional.
Alguna lesión grave...
He tenido varios inconvenientes médicos en los tobillos. Pero el más serio fue la rotura de los tendones del dedo gordo del pie izquierdo, que demoró casi un año en mejorar, porque en la zona de lesión no hay mucha circulación de sangre y se hizo más complicado. Por fortuna, todo mejoró y estoy nuevamente en competencia, sin mayor problema.
¿Con su crecimiento deportivo llegó también lo económico?
No, solo recibo por mes una ayuda del CDP de $ 500. Los uniformes corren por cuenta del Ministerio del Deporte. En Ecuador no hay reconocimiento por las medallas.
¿Hasta cuándo en el atletismo?
El deporte es ingrato, yo puedo decir que quiero competir hasta los 28 años, pero no sé si de aquí a mañana tenga una lesión tan grande que no pueda regresar a las competencias. He conocido personas a las que les ha pasado eso y no han vuelto. Eso se lo dejo definitivamente al destino.
¿Es religioso?
Creo en Dios simplemente, pero no soy devoto de ninguna imagen, ni practico religión alguna.