Golpe a golpe, “Nico” mejora su “swing”
Nicolás Escobar indica, entre bromas, que desayuna, almuerza y merienda golf. El deportista de 11 años cuenta que a los 6 agarró por primera vez un palo y se lanzó sobre el césped del club del Valle Barcelona (km 32 vía a la Costa) junto a su padre (Javier). Allí jugaron por diversión, pero en ese momento nació su interés hacia este deporte.
A Nicolás también le gusta el fútbol. Se desempeña como arquero, “no soy malo, sí tapo bien”, lanza este hincha de Emelec y Real Madrid. El golfista destaca que le gusta observar partidos de sus equipos favoritos, pero que prefiere “mil veces ver un Majors o PGA Tour (torneos de golf)”.
“Desde chico amé el golf, es una disciplina poco practicada en el país, en la que se requiere concentración. No he dejado de seguir el fútbol. No me perdí el derbi de España, pero priorizo el golf”, indica.
Su ejemplo a imitar, al inicio de su carrera, era el estadounidense Tiger Woods, pero a raíz de los problemas personales de este jugador su simpatía pasó hacia el norirlandés Rory McIlroyy, actual número uno del mundo.
“Me encantaría llegar a ser como él, por su personalidad y juventud; además de que admiro que salió adelante a pesar de la adversidad. Empezó siendo recogepelotas y se quedaba hasta tarde con su papá, ayudándolo. Así nació esta leyenda del golf”, indica “Nico”, como lo llaman sus padres, Javier Escobar y Ana Beatriz Becerra.
Con mentalidad ganadora, este joven golfista quiteño de nacimiento, pero que se considera guayaquileño de corazón, ha ido mejorando en su juego, como lo prueba el hecho de que es el campeón nacional en su categoría, 10-12 años, y se ubicó segundo en el Masters infantil y juvenil de Cali, Colombia.
“Vengo de lograr una hazaña, ya que acudí a la cita un día antes del inicio y no realicé el reconocimiento de pista, como los demás. De los 18 hoyos, solo jugué hasta el 7 y de todas formas quedé segundo, detrás del bogotano Rodrigo Durán”.
El “norteño” se adjudicó el título con 228 golpes en los tres días de competencia, mientras que a Nicolás le fueron suficientes 221.
Pero detrás de este golfista están muchas personas. Desde sus padres, quienes lo apoyan sin reservas, hasta su profesor Abdalá Murtinho.
“Deseo crecer como atleta, no paro nunca. He competido en Colombia y el torneo local, pero este año mi objetivo es clasificar al US Kids de Carolina del Norte (EE.UU.), y para eso debo elevar mi promedio. Con 80 golpes gano boleto, pero estoy en 82, ya me falta poco”.
En la familia, Nicolás es el único deportista de élite. Sus hermanas Alejandra y Camila solo practican el deporte por “hobbie”. Y cuando dice élite no habla de poca cosa. Con sencillez, pero con una sonrisa de confianza, suelta: “Quiero llegar a ser el número 1 del mundo”