Fútbol y fiesta fueron sinónimos (primera edición)
No importó ni el día ni la hora, ayer el “clásico” Mejía-Montúfar llevó a más de 25.000 personas al estadio olímpico Atahualpa. La final del Campeonato Intercolegial de Fútbol Sub-18 de Quito “vistió de fiesta” a un día cualquiera.
Sin las restricciones horarias de la FIFA ni las condiciones de algún canal de televisión, como suele ocurrir con el balompié profesional, los adolescentes de cinco colegios de la ciudad vivieron una mañana llena de color y deporte.
Caras pintadas, banderas como capa, sombreros de formas curiosas, globos y serpentinas, completaban los uniformes de los adolescentes.
Las columnas para ingresar al escenario comenzaron a nutrirse desde las 08:00. Alumnos de las instituciones finalistas, y de los planteles invitados: Fernández Madrid, 24 de Mayo y Simón Bolívar, eran orientados por docentes de sus establecimientos, quienes los guiaban hacia las localidades asignadas por la Federación Deportiva Provincial Estudiantil de Pichincha.
La idea era que no haya contacto entre los chicos de los colegios finalistas, cuya rivalidad provocó enfrentamientos en años anteriores. “A nosotros nos dijeron que salgamos antes de que se acabe el partido, por si acaso se producían desmanes”, contaba “Maité”, estudiante del 24 de Mayo.
Los controles en los accesos eran coordinados por policías montados, quienes con sus caballos intentaban evitar aglomeraciones en las puertas. Otros policías, personal de la Federación Estudiantil y de la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA), revisaban que los jóvenes no ingresaran con objetos contundentes o cortopunzantes.
Algunos adolescentes llegaban acompañados de sus padres, que sin saberlo integraban un grupo no oficial de control a los estudiantes.
El ingreso por algunas puertas, especialmente la 13, 14 y 15 de la general sur, se dificultó por la cantidad de personas que llegaron en horas similares.
Las demoras como estas eran “celebradas” en silencio por los vendedores de helados o bebidas que deambulaban en los exteriores del estadio. El sol y la impaciencia “contagiaron” de sed a los “eslabones” de las filas. Una soda, agua o un helado ayudaban a mitigar la espera.
Recuerdos
Diez para las 11:00, varios ex futbolistas profesionales arribaron en grupo a la tribuna del estadio Atahualpa. Faltaba poco para que comenzaran las acciones de la final del Campeonato Intercolegial de Fútbol Sub-18 de Quito.
A dos de ellos la grama de la cancha les trajo recuerdos, no cuando ejercían como futbolistas profesionales, sino de sus inicios en los torneos estudiantiles.
Veinticinco años atrás lucían como los adolescentes que copaban las gradas o, mejor, como aquellos que a las 11:00 saltaban al campo de juego. Fabián Cubero (42 años) que jugó por el Santiago de Guayaquil, pero se graduó en el Mejía, evidenció su nostalgia por las competencias juveniles.
Campeón intercolegial 2 veces con el Santiago de Guayaquil reconoció que su desempeño con el combinado de ese plantel lo llevó a convertirse en futbolista profesional. Fue volante de Deportivo Quito, Espoli, Técnico Universitario y la Selección Ecuatoriana.
Jhony Pérez (38 años), ex alumno del Montúfar y campeón intercolegial con esa divisa, también “resucitó” algunas remembranzas. Según él, la secundaria no únicamente le sirvió para mostrarse, aprendió además a defender con pasión la institución por representar. Con esa consigna se enfundó las camisetas de El Nacional, Aucas, Deportivo Quito, Deportivo Cuenca y Técnico Universitario.
Junto con ellos, Carlos “Cocoa” Pazmiño (43 años) felicitó la aplicación del operativo de seguridad. En su opinión los torneos intercolegiales y barriales son semilleros que, con atención y apoyo, nunca deberían perder su misión recreativa y servir a la vez como vitrinas de buenos deportistas. “Cocoa” prestó sus servicios en Espoli, Liga de Loja y la Selección Ecuatoriana.
Paz
Vestidas de gala, las integrantes de la banda de paz del colegio 24 de Mayo animaron a los presentes. Lo mismo hicieron las adolescentes del colegio Simón Bolívar al formar letreros humanos que instaban a la unidad de los estudiantes.
Otros que transmitieron mensajes de hermandad fueron los miembros del grupo de pop Chaucha Kings, que luego de su presentación artística anunciaron el aterrizaje de 4 paracaidistas del Grupo de Intervención y Rescate (GIR).
Los paracaidistas cayeron en la cancha con las banderas de Ecuador, Policía Nacional, Instituto Nacional Mejía y colegio Montúfar.
El ministro del Deporte, José Francisco Cevallos; la rectora del Montúfar, Fanny Rodríguez; y el rector del Mejía, Jorge Andrade, recibieron los estandartes.
Lo siguiente al acto protocolario puso la piel de gallina a la mayoría de concurrentes: los árbitros y las selecciones finalistas saltaron a la cancha, el partido esperado estaba por comenzar.