El trío de Orellana arrancó los aplausos de los azuayos
El escenario lució completamente abarrotado. Las cerca de 1.500 personas que llegaron hasta el Coliseo de Deportes del colegio Herlinda Toral, en Cuenca, alentaban incesantemente a su trío favorito. Y es que el ambiente alegre y competitivo del viernes anterior en horas de la noche, fue la tónica que primó durante aproximadamente el mes que duró la sexta edición del Campeonato Nacional de Ecuavolei, Copa Prefectura.
En los graderíos casi no había espacios, al menos en los lugares que mejor ubicación visual tenían. Con el inicio del primer compromiso, el ruido ensordecedor arrancó. Estaban en la cancha por disputar el tercer puesto los equipos de Guayas y El Oro, este último en calidad de campeón reinante.
Aunque en los graderíos no se observaban dólares que reflejaban las apuestas entre fanáticos, éstos daban sus pronósticos, que eran notablemente divididos. Un espectador dijo: “Para mí que la ‘Reina’ le gana al ‘Negro’”, dándole favoritismo al colocador de El Oro, Cristian Valero, sobre su similar de Guayas, Carlos Guevara.
En la cancha, el juego inició parejo. El 1m88cm de estatura de Valero permitió que baje fácilmente la pelota a campo enemigo, mientras en contraparte la velocidad y buen salto de Guevara, aunque con menor estatura que su oponente, le daban fortaleza a su trío.
El “primer doce” (primer tiempo), pues ese era el puntaje que debían alcanzar los equipos para ganar cada una de las etapas, finalizó 12-10 a favor del campeón de 2010; casi 1 hora duró esta fracción.
El segundo tiempo, con un inspirado Guevara lo sacó adelante Guayas con un marcador de 13-11. La tercera etapa, aunque muy luchada, nuevamente fue para los ganadores del segundo set por un registro de 12-10.
“Para mí es un orgullo porque es la primera vez que participo”, expresó a los medios de comunicación el colocador de Guayas, que paradójicamente es nativo de Esmeraldas.
“Apostaré $ 200 al Azuay”, dijo con agudo tono de voz Franklin Cedillo a un amigo, mientras abanicaba el fajo de dinero con su mano derecha.
Ese era el ambiente previo a la final. Los equipos saltaron a la cancha ante los aplausos de la afición. El uniforme celeste fue el primero en aparecer; era Azuay, que presentaba como principal figura a Cristian Calle, el jugador más alto del torneo, con 2,08 m. La bulla fue más notoria al saltar a la cancha su antagonista: Orellana-Piñas.
“Bien, vamos carajo”, dijo Miguel Bersosa, volador del conjunto visitante, ya que en cinco minutos de juego ganaban 3-0. Ante este resultado, el rostro del servidor, Eduardo Macachín, denotaba felicidad, no así el de Emerson Niola, el colocador, quien siempre mostró sobriedad en sus acciones.
El salto de Niola fue impresionante, a tal punto que encantó a los presentes que siendo azuayos se “cambiaron de equipo” y lo empezaron a arengar. El aliento al trío costeño era más sonoro.
Un apretado 12-10 fue el primer parcial. Para el segundo tiempo, Azuay realizó un cambio; ingresó Germán Beltrán alias el “Sancocho” en sustitución de la “Pepona”.
Esa variante le dio mejor juego al conjunto azuayo, que bloqueó gran parte de los intentos de puntaje de Emerson. Un 12- 10 para los dueños de casa, prolongó el tercer set.
Para el último lance del compromiso, fue evidente que el cansancio perjudicaba a los dos elencos. Orellana-Piñas, saltó más concentrado para la definición y por primera vez llegó a cuatro puntos de diferencia sobre su adversario, con un 8-4.
“Dale, vamos, vamos”, le dijo Cristian a su hermano menor, Fernando Calle, quien ingresó en Azuay en sustitución de Óscar Villacrés apodado “Chuqui”, que constantemente reflejaba agotamiento. En los adversarios por la misma razón mandaron a la cancha a Edgar Celi, en reemplazo de Mocachí.
Al final, un remate fuerte y colocado (ganche) de Emerson no pudo ser bloqueado por el mayor de los Calle. Con esto, un 12-8 fue definitivo para vestirse de gloria.
“Vamos Piñas” gritaron en los graderíos los hinchas al sentirse campeones”.
“Fuimos mejores, lo importante es que a nosotros nos gusta este deporte”, manifestó Emerson luego de recibir el trofeo de campeón y los 4.000 dólares de premio por el primer lugar.
El próximo año, el torneo netamente ecuatoriano acogerá a los mejores gancheadores, voladores y servidores de nuestro país.