Entre las tensiones que vive en un país tan conflictivo como Afganistán y cumplir con sus responsabilidades como integrante del ejército de Estados Unidos, el milagreño Andrés Torres está muy pendiente de su equipo, Barcelona.

Ya apostó una botella de Jhonny Azul (whisky) con su primo Julio Tobar a favor del “Ídolo”. Y es que está seguro de que este año celebrará el título número 14 de los “toreros”. 

A más de 15.000 kilómetros de distancia y con una diferencia de 9 horas y media en el huso horario, Torres, de 27 años, revisa constantemente las novedades de los “canarios” a través de Internet. Indica que ve todos los partidos desde su computadora. “Cuando juega Barcelona ni duermo, ya que por lo general los partidos son cuando ya es de madrugada acá. Pero nada importa, todo sea por mi equipo”, expresa Torres, sargento de la división 82 de aerotransportación del ejército norteamericano. 

Torres debe vivir parte del año en Afganistán, país en el que está por tercera vez. Actualmente se desempeña en el área de finanzas del Banco de la Armada, por lo que pasa más en oficina, pero esto no fue siempre así. Tres años atrás, este ecuatoriano nacionalizado estadounidense cumplía sus funciones normales como ingeniero de explosivos, pero un accidente lo obligó a cambiar de área.

“Yo estaba en un grupo en el que éramos los encargados de ir por las carreteras en busca de bombas (IEDs). Las encontrábamos y las explotábamos, pero una vez (9 de agosto de 2009) explotó una bomba de carretera bajo el camión en el que yo iba y el vehículo se partió en dos. Fue muy fuerte el golpe que sufrí, estuve en cama por 30 días, no podía caminar. Ese accidente me dejó dos discos de la columna desubicados y uno sin líquido”.

Tras esto, Torres fue reubicado al área de finanzas, ya que debido a los golpes recibidos no podía realizar sus anteriores labores.

Casado con Iliana Vásquez (ecuatoriana a quien conoció en Nueva York) y padre de una niña de 3 años, de nombre Francesca, Torres comenta que fue en su familia en lo que inmediatamente pensó cuando sufrió el accidente. “Lo de la bomba son cosas que pueden pasar y lamentablemente me pasó a mí. No le avisé de inmediato a mi familia porque no quería preocupar a nadie. Les conté después de dos semanas, cuando ya todo estaba mejor. No puedo negar que fue algo muy complicado para mí, incluso lloraba porque al principio no podía caminar”. 

La base en la que está Torres queda en Kandahar, localidad ubicada al sur de Afganistán. Él cuenta que es un sitio con pocas casas y que hay mucho desierto y lodo por todas partes.  

Esta es la tercera ocasión que le toca estar en el país asiático, del que espera salir en junio del próximo año. “La primera vez que estuve fue en 2006, ahí me quedé por 15 meses. La segunda ocasión fue por un año, en 2009, y ahora me dijeron que tengo que estar por 9 meses. Recién llegué hace un mes”, destaca el soldado, quien espera visitar Ecuador en julio. “De seguro iré al entrenamiento de Barcelona. El año pasado (en junio) estuve en la práctica y Pablo Saucedo me ayudó a recoger autógrafos de los jugadores”.

De su vida en Nueva York, Estados Unidos, el sargento cuenta que tiene mucho vínculo con los ecuatorianos residentes allá. “Yo soy integrante de la Sectima Oscura, que es una agrupación de la Sur Oscura en Nueva York. Cuando juega Barcelona nos reunimos hasta 150 personas para ver los partidos”.