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El Telégrafo
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El rendimiento y la edad determinan el valor

El rendimiento y la edad determinan el valor
25 de diciembre de 2011 - 00:00

Cumplir un papel destacado en el Campeonato Nacional es el primer paso para mejorar la cotización actual de un jugador,  incrementar su sueldo e incluso optar por la posibilidad de una venta definitiva a otro plantel de mayor trayectoria.

Toda la campaña del año, según la posición en la que juega, es registrada por el empresario que lo maneja, y esas estadísticas constituyen la carta de presentación de la oferta. Los delanteros, por obvias razones a nivel mundial, son los que más cuestan. Según los goles marcados se incrementa el valor.

En el resto de posiciones (defensas, mediocampistas y arqueros) los precios son muy similares. Si hay demanda, los bonos suben y mucho más si ha vestido con relativo éxito la camiseta del combinado nacional.

“La selección es una gran vitrina comercial para venderse en el exterior, pero aún los valores que se manejan no se equiparan a los de otros países”, afirma el empresario quiteño y ex jugador Diego Herrera.

Eso a pesar de las dos clasificaciones mundialistas ecuatorianas a Corea-Japón 2002 (primera fase) y Alemania 2006 (octavos de final); y de los cuatro títulos internacionales de Liga de Quito: Copa Sudamericana, Libertadores y dos Recopas.

Pero aún así el monto por una transferencia local o internacional del futbolista ecuatoriano no se acerca a los 3 millones de dólares. En el mejor de los casos puede llegar a los 2 millones. Este año Barcelona pagó por el 80% del pase del defensa Frickson Erazo (23 años) 1’350 mil dólares.

En 2005 El Nacional vendió a su máxima figura, Luis Antonio Valencia, de 20 años, al Villarreal CF de España. La cifra que pagaron los europeos fue de 1’200 mil dólares. Cuatro años más tarde, el cuadro español lo negoció al Manchester United de Inglaterra (donde juega hoy) por 26 millones de dólares.

En 2007 El Nacional negoció el 70% del pase de Cristian Benítez al Santos Laguna de México por una cifra similar a la recibida por Valencia. En mayo de este año ese plantel  vendió los derechos del delantero al América  también azteca por 10 millones de dólares.

Los jugadores ecuatorianos están entre los menos cotizados de Sudamérica y ocupan posiciones inferiores entre las 10 naciones de esta parte del continente. Solo superan al balompié de Bolivia y Venezuela. La historia de éxitos deportivos de países como Brasil, Argentina y Uruguay dominan las negociaciones y siempre llevan la ventaja por sobre otros en el continente.

“Si bien Ecuador ha progresado, eso es reciente y no se puede aún competir con toda la tradición que encierra el fútbol de brasileños y argentinos y hasta de chilenos, quienes pueden transferir a sus jugadores a exorbitantes precios”, afirma Juan Pablo Zabala, socio del empresario Jorge Guerrero.

Los valores que se manejan solo a nivel surcontinental están muy distantes de la realidad ecuatoriana. El aspecto corporal no es determinante para una contratación, ni se usa para establecer el precio que se paga.

Tampoco la estatura, que en promedio bordea el 1,75 m en el ámbito local, aunque para atacantes se desea una espigada figura de 1,80 m y hasta 1,90 m.

La edad sí es un aspecto definitivo. Los futbolistas de entre 20 y 26 años son los más apetecidos para la venta. Quienes superan ese límite, pese a toda la trayectoria que puedan exhibir y a sus logros, ya no logran ser vendidos,  solo negociarse a préstamos por uno y hasta 3 años.

Eso ocurre actualmente con los nuevos refuerzos de Liga de Quito: Carlos Tenorio y Édison Méndez,  de 32 años cada uno. “Tener 25 ó 26 años es ser joven en la vida habitual, pero en el fútbol, en el que la carrera es corta, a esa edad ya no hay las mismas oportunidades, ni condiciones para venderse”, acotó el empresario José Chamorro. 

Son los recursos técnicos: como habilidad para moverse,  polifuncionalidad, entre otros, los aspectos en los que se fijan los entrenadores para pedir sus refuerzos. Otros, incluso, entregan una lista con los nombres que les interesan y ahí son los dirigentes, de acuerdo a las posibilidades económicas, los que determinan la vinculación.

En el caso del actual campeón, Deportivo Quito, fue el técnico Carlos Ischia, quien tras un diálogo con la comisión de fútbol acordó los nombres de las contrataciones nacionales y extranjeras.

“Traemos jugadores jóvenes y tratamos de hacer un equipo equilibrado económicamente y que en la cancha rinda mucho. El profesor Ischia está muy contento con el grupo que se queda y con los jugadores que con él habíamos hablado para que vengan a sumarse a la plantilla 2012”, puntualizó Wladimir Ortiz,  gerente deportivo.

También El Nacional, a través de su entrenador Mario Saralegui, prioriza la juventud, acorde a un presupuesto que bordea los 5 millones de dólares. Este año con pocas contrataciones lograron inscribirse para la Pre-Libertadores 2012, torneo en el que esperan ingresar a la fase de grupos. Los jugadores incorporados para la próxima temporada, como Ridder Alcívar, Luis Batioja y Darío Bone no sobrepasan los 22 años.

“Tenemos un equipo base al que hay que potenciarlo para la Libertadores. Serán cuatro jugadores como máximo los que lleguen, según el pedido del técnico Saralegui”, refirió Hugo Villacís presidente del club de las Fuerzas Armadas. 

Para Liga de Quito, en cambio, lo fundamental es la trayectoria y la calidad del futbolista. Por eso recurren a jugadores que antes ya vistieron esa camiseta. “La prioridad para nosotros son los  campeonatos internacionales y ahí hemos demostrado que con jugadores de experiencia conseguimos títulos. Los jóvenes tendrán su oportunidad, pero poco a poco”, dijo Esteban Paz, gerente ejecutivo.

Según el preparador físico uruguayo de El Nacional, Gabriel Souza, las características fundamentales del jugador ecuatoriano son: velocidad, potencia y rapidez de movimiento.

“Los trabajos que se realizan en la parte aeróbica y anaeróbica ayudan al rendimiento que el futbolista debe alcanzar y mantener a lo largo de la temporada en el número de encuentros que tenga”, refirió Souza.

Pero la deficiencia mayor está en la técnica para aprovechar todas esas cualidades ya dentro de la cancha y en  coordinación con el balón.

“En el poco tiempo que estoy aquí (18 meses) me he dado cuenta que algunos jugadores carecen de buen manejo de la pelota. Eso significa que el trabajo en divisiones menores no se hace de forma correcta. Por eso, a los entrenadores de los equipos de primera les cuesta corregir esas falencias con las que llegan”.

El volante manabita Marwin Pita, de 26 años, cree que el trabajo de formación deportiva que tuvo desde niño en su provincia fue la adecuada. Como la mayoría de los futbolistas ecuatorianos se inclinó por gusto personal a esta disciplina.

“Siempre fue un juego, pero que con el paso del tiempo se convirtió en mi profesión. Es algo que amo hacer y eso facilita todo, mucho más”, dijo. 

Nunca se ha sentido incómodo con su estatura (1,70m). “Compenso mi limitacion con la potencia para rematar de larga distancia”.

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