El público salió decepcionado del coliseo Julio C. Hidalgo
Un público ávido por disfrutar de las intensas y fuertes emociones que genera un deporte como el boxeo, abandonó decepcionado el tradicional coliseo quiteño Julio C. Hidalgo, en medio de gritos destemplados, gestos de inconformidad y reproche al término de la programación realizada la noche del viernes último.
Un millar de espectadores, aproximadamente, se dio cita en el escenario de la calle Olmedo, con el propósito de observar una cartelera boxística internacional.
A pesar del prolongado receso de este tipo de actividades, que gustan mucho en la capital, no hubo reparos en pagar $ 8 el boleto para la localidad de general, dado el propósito de vivir a plenitud las incidencias de los tres combates profesionales programados.
A la hora de la verdad, el desencanto comenzó a hacer presa de los asistentes. En la primera pelea entre el ecuatoriano Jinner Guerrero y el colombiano Eusebio Chiquillo, en la división de las 165 libras, fue clara y manifiesta la superioridad técnica del local, que con una combinación de golpes terminó con su oponente por KOT a los 2 minutos del segundo asalto.
Desde entonces los aficionados ya dieron muestras de su rechazo, porque los rivales comenzaron a rehuir el combate y trataban de abandonar el ring en el menor tiempo posible, ante su falta de recursos y argumentos, aún a costa de experimentar un nocaut, como así sucedió.
El siguiente combate tuvo las mismas características que el anterior. El imbabureño Jayson Pavón no se demoró mucho en salir del cuadrilátero con las manos en alto, luego de noquear con un gancho al hígado al colombiano José Chiquillo, en el segundo round.
El combate estelar, a cargo del nacional Eric Bone y el norteño Carlos Tejedor (welter), tuvo un desenlace similar, con triunfo del ecuatoriano por KO en el primer episodio, ante la protesta general por la falta de calidad y combatividad de los púgiles extranjeros, que tuvieron muy poco soporte.
Quienes asistieron a la velada, salieron poco menos que defraudados. “Es lamentable este tipo de carteleras, pero no hay que culpar a los nacionales, sino a los boxeadores que suben al ring para ganar unos cuantos dólares y nada más”, comentó César Singo, ex campeón mundial de la OMB.
Los reclamos a los organizadores fueron insistentes e inclusive el publico pidió que se le devolviera el valor de las entradas.
El principal de Boxeo y Honor, empresa que se estrenaba en el panorama profesional -encabezada por Ramiro Delgado-, asumió las protestas de la gente y admitió su falta de experiencia, pero el afán es recuperar la afición por el boxeo que se perdió desde hace un buen tiempo.
“La gente tiene toda la razón de protestar, tal vez la novatada de la empresa que organiza por primera vez una cartelera pudo haber incidido en la calidad de la programación”, expresó Ramiro “Clay” Bolaños, connotado ex boxeador ecuatoriano, quien estuvo entre los asistentes al coliseo quiteño.
Las peleas amateurs, lo rescatable de la jornada del viernes
Los tres combates disputados en el campo amateur, incluyendo uno de carácter femenino, como preliminares de la jornada de boxeo, fueron seguidos con gran interés por parte de los espectadores que quemaron palmas premiando a los púgiles aficionados.
Gabriel Ganchozo (52 kg), Julio Cortez (60 kg) y Fernanda Minda (52) salieron airosos ante sus ocasionales rivales:Yander Torres, José Bennet y Daniela Redrován, respectivamente.