“¡Qué alegría!”, exclamó Francisco al despertarse este lunes. El Papa, que hoy cumple 77 años, se levantó con una gran noticia. Sus colaboradores le avisaron que había hecho el primer ‘milagro’ de su pontificado: el ‘club de sus amores’, San Lorenzo de Almagro, se consagró campeón del Torneo Inicial del fútbol argentino en la noche del domingo en Buenos Aires, madrugada en el Vaticano.

Y es que Jorge Mario Bergoglio, además de ser el jefe de la Iglesia Católica, es hincha de fútbol. Muy hincha. Un verdadero fanático.

“Con ayuda del cielo es un robo”, repiten apesadumbrados los hinchas de Vélez Sarsfield, el rival que se quedó a las puertas de la coronación. El ‘Cuervo’ -apodo con que se conoce al campeón- alcanzó un sufrido empate 0-0 en cancha de Liniers, uno de sus perseguidores, y conquistó el título nacional argentino con 33 puntos, aprovechando también la igualdad 2-2 entre Newell’s y Lanús, que quedaron junto al equipo velezano a 2 puntos del líder.

El verdadero ‘milagro’ ocurrió sobre el final del partido: primero el palo y luego el arquero, Sebastián Torrico, evitaron una segura caída de la valla ante sendos disparos a quemarropa del juvenil delantero Agustín Allione. El gol habría consagrado campeón a Vélez. Pero la ‘ayudita divina’ mudó el festejo hacia el ‘pueblo cuervo’.

El apelativo ‘cuervo’ alude a una forma popular de referirse a los curas en el país austral. Es que el fundador del club fue un sacerdote, el padre Lorenzo Massa. De allí deriva el nombre de San Lorenzo de Almagro (Almagro, por el barrio donde se halla la parroquia en la que se fundó el club).

Hoy la gesta deportiva tiene mucho que ver con este milagro. “Me remito a los hechos. Hace casi un año estuvimos a media hora de irnos al descenso”, rememora a EL TELÉGRAFO Pablo Calvo, autor del libro “Dios es Cuervo”, en el que aborda la pasión del Papa Francisco por la camiseta ‘azulgrana’.

El 24 de junio de 2012 San Lorenzo perdía en el primer tiempo con San Martín de San Juan y estaba a un paso del descenso. Y no dependía de sí mismo. Debía ganar y esperar que Banfield perdiera.

Ambos resultados se dieron. El ‘Cuervo’ dio vuelta el partido, ganó 3-1 y se garantizó el derecho a jugar una promoción con un equipo de la segunda división para evitar la serie B del fútbol argentino.

Finalmente salió airoso -dejó en el camino en partidos de ida y vuelta a Instituto de Córdoba- y evitó el segundo descenso de su historia, después de aquel de 1982.

Pero a pesar de salvarse de caer a la segunda división, no se avizoraba un futuro promisorio para el equipo, tanto en lo institucional como en lo deportivo. “El club no tenía dinero ni para las semillas del pasto. El césped estaba deteriorado y casi nos vamos a la B, hasta que apareció Francisco el 13 de marzo. Desde entonces llegamos a la final de la Copa Argentina (perdió con Arsenal) y ahora este título... Además la cantidad de socios batió un récord, con casi 40.000 personas asociadas”, asegura Calvo.

Quienes visitan la plaza San Pedro en el Vaticano suelen comentar graciosas anécdotas del Papa a bordo de su Papamóvil. Cuando recientemente San Lorenzo goleó al popular Boca Juniors 3-0, el Pontífice divisó a un argentino enfundado con la camiseta del ‘Cuervo’.

Entonces, Bergoglio contó: “En la audiencia, cuando pasaba con el Jeep había uno con la camiseta de San Lorenzo que gritaba y yo lo miré y le hice un gesto mostrando 3 dedos”. La foto fue captada por un turista que pasaba por el lugar y apareció en todos los diarios argentinos. Pablo Calvo tiene una relación especial con el Papa argentino. “Le escribí una carta contándole a Francisco cosas de la tribuna. No quería hablarle de política ni de teología, le hablé de fútbol. Le conté que en la tribuna había hinchas disfrazados de Papa y banderas con su rostro.

Y le pregunté sobre un gol de René Pontoni, ídolo del club en los años 40, que él siempre alude cuando le preguntan por San Lorenzo. Y le mandé una foto de mi hijo León con la foto del Papa en el pecho de su camiseta”, señala.

“Y me contestó la carta de puño y letra. Me dijo ‘muy buena la foto de su hijo’. Esa semana San Lorenzo le ganó a Colón 1-0 sin patear al arco. El gol fue en contra”, rememora.

Calvo finalmente encontró los registros del gol de Pontoni del que tanto hablaba el Papa. El libro cuenta entre otras anécdotas la búsqueda de ese tanto, hecho a Racing el 2 de octubre de 1943.

“Pontoni estaba de espaldas, lo marcan los centrales, levanta la pelota, la recibe sin que toque el piso y la cruza a la derecha del arquero. Un golazo”, indicó.
  Y añade: “San Lorenzo fue fundado por un cura en 1908, Lorenzo Massa. Y ahora es refundado por un Papa”.

“Hay un renacer... los colores de la camiseta dieron la vuelta al mundo. El Papa recibe a dirigentes y los hinchas le escriben cartas. Y además apoya la vuelta del estadio al tradicional barrio de Boedo (que debió abandonar con la quiebra del club a fines de los 70). Nos pide volver a los valores de la fundación, sacar a los chicos de la calles a través del deporte, ser solidarios”.

Calvo recibió ya 3 cartas del Papa. En la última de ellas Bergoglio le agradece que le haya enviado una copia del libro “Dios es Cuervo”.

“Hoy San Lorenzo (cuyo último título local había sido en 2007) tiene otro espíritu”, concluye.

Francisco reemplazó en idolatría a otro hincha famoso de San Lorenzo, el actor estadounidense Viggo Mortensen (‘Aragon’ en ‘El señor de los anillos’), que vivió en Argentina en su infancia. “Ahora vamos a por la Copa Libertadores”, anuncia exultante el presidente del club de Almagro, Marcelo Lammens.

La codiciada Copa es el único título que le falta al conjunto de San Lorenzo. Y con la ‘ayuda’ del Papa quiere dejar de ser el único ‘grande’ del fútbol argentino que no conquistó ese trofeo, una espina clavada en el corazón del club al que sus adversarios suelen llamar maliciosamente ‘Club Atlético Sin Libertadores de América’.

Por lo pronto, ya el primer paso ya se lo dio: un grupo de jugadores, el cuerpo técnico y dirigentes (entre ellos su vice, el popular animador de la TV local Marcelo Tinelli) viajaron al Vaticano para entrevistarse con el Papa ‘cuervo’, dejarle copia del trofeo y una camiseta del equipo.