El pequeño Jeshua es la luz del mundo de Erazo
La seriedad de su rostro y la energía con la que pelea cada pelota en la cancha se desvanece en la entrada de su vivienda en Colinas de Amagasí, al norte de Quito. El pequeño Patrison Jeshua (nombre de Jesús de Nazareth en hebreo), de un año, con una sonrisa desarma por completo la fortaleza de su padre, el zaguero esmeraldeño Frickson Erazo.
El mal genio, los disgustos de un día de entrenamiento o la desazón de una derrota desaparecen por completo ante la sola palabra: “papá”, que pronuncia su primogénito. Hoy Frickson espera festejar en familia una victoria con la elástica de El Nacional ante Liga de Quito, que hoy 12:00 visita el Atahualpa.
“Creo que siempre jugamos bien ante Liga, pero a veces nos falta convencernos de que podemos ganarle a un grande. Eso es lo que espero que no nos falte hoy”, confiesa Erazo a FANÁTICO. Este año “militares” y “albos” se han enfrentado en dos ocasiones, con victorias para los “azucenas” por igual marcador 2-1.
El zaguero conserva su estilo deportivo en la intimidad de su vivienda. Una bermuda y una par de zapatillas lo acompañan para disfrutar de los juegos y travesuras del “mimado” de casa.
Juntos pueden pasar horas frente al televisor observando los dibujos animados de Mickey Mouse, correteando tras la pelota en el patio, o en el PlayStation, el entretenimiento preferido del jefe del hogar.
Hace un mes Frickson decidió formalizar su unión con Paola López, su vecina y novia. Contrajo matrimonio en “la provincia verde”, en la iglesia Luz del Mundo, porque quiso darle estabilidad emocional a su vida, pues es cristiano.
“Pasaron muchas cosas rápidamente en mi vida deportiva y creo que necesitaba ser más hogareño y por eso decidimos dar ese paso, que además era lógico, porque ya teníamos un niño”, señala.
Frickson es de los pocos esmeraldeños que no incursionaron en este deporte por buscar un futuro mejor. Viene de una familia organizada, que lo obligó a cumplir normas y horarios. No podía farrear más allá de las 22:00 y por el temor a Dios tampoco fue mujeriego. Incluso le exigían buenas notas y él las cumplía, pues le gustaba estudiar, pero también la pelota.
Prefería jugar un partido de indor en el barrio Nueva Esperanza en lugar de ir a fiestas. Por eso su padre Rafael, ex diputado, lo invitó a pasar vacaciones en la capital. Enseguida fue a probar suerte en El Nacional, pero de forma pasajera, porque debía regresarse a su ciudad a terminar la secundaria. Una vez con el título de bachiller bajo el brazo tomó la decisión de seguir la carrera deportiva y los “criollos” le abrieron sus puertas.
Al inicio ganaba $ 50 como Sub 17. Residía en la concentración de Tumbaco y no se acostumbraba a las “mañas” de los compañeros, que incluso intentaban robarle sus pertenencias. Por eso habló con la dirigencia, que le incrementó a 400 el sueldo. Entonces decidió buscar un apartamento, aunque éste consumiera más de la mitad del salario.
“En eso era bastante cómodo, me gastaba 230 dólares en el arriendo y apenas me quedaba para lo básico”.
A partir de 2006 comenzó su rápido ascenso. Alternó en el equipo de primera, aunque también tuvo un breve paso en el 2007 por Técnico Universitario (el cual no fue muy bueno para él) y el año anterior fue titular con Mario Saralegui.
Después se obsesionó con ser seleccionado y formó parte de la Tricolor que actuó en la Copa América de Argentina este año. Su siguiente paso es vincularse al balompié foráneo. Hay interés de equipos mexicanos (no especificó cuales).
Pero el futbolístico no es el único campo en el que se mueve bien, también se destaca en el culinario. Asegura que el plato que mejor le sale es el tapado y los ceviches. Su esposa Paola, de 20 años, quien también es esmeraldeña, afirma que al futbolista también le gusta mucho el pescado frito.
En la otra tienda, los “albos” tienen los mismos puntos que los “criollos”, nueve, solo el gol diferencia los separa. Los dirigidos por Edgardo Bauza acumulan +5, mientras que los pupilos de Saralegui tienen cero.
En la tienda “azucena” el “Patón” no podrá contar con Claudio Bieler, que arrastra un partido de suspensión, por lo que irá con un solo punta a tratar de conseguir la victoria ante los “militares”. Lo hará con el hombre de los 5 goles en un partido -los hizo ante el Manta-, Hernán Barcos, quien en el torneo acumula 9.
Otra de las novedades en el elenco “universitario” es la no inclusión en el once inicial del ex Rosario Central Paúl Ambrosi, para darle un espacio al juvenil Marlon Ganchoso por la banda izquierda.