El Nacional sufre para sumar su primera victoria como local
Las mujeres fueron mayoría ayer en el graderío del estadio olímpico Atahualpa y presenciaron el triunfo 2-1 de El Nacional sobre Olmedo, que dejó al primero en la cuarta posición con 8 puntos (-1), mientras los riobambeños siguen de últimos con 0 unidades y (-12).
La asistencia del género femenino se acercó a 2 mil, pero no fue su voz la que alentaba al club de las Fuerzas Armadas. Muy pocas sabían las barras que coreaban la “Marea Roja” que se apostaba en el sector sur del estadio El Batán.
Incluso desconocían los nombres de los jugadores que estaban en la cancha. Se limitaban a llamarlos por sus números. Solo ubicaban al capitán Marwin Pita.
Mas se emocionaban cada vez que la pelota se acercaba al arco del rival y dejaban escapar sonoros gritos. Con zapateos o palmas acompañaban los acordes del bombo y la trompeta que entonaban los entusiastas hinchas.
Se abrazaron entre sí, y algunas elevaron a sus pequeños hijos para festejar la primera anotación del encuentro a los 20’ cuando Édison Preciado de cabeza venció al golero Juan Molina.
No hubo cerveza para lanzarla al aire como era habitual. Pocos hinchas fueron a los bares para abastecerse de la bebida de moderación, que los vendedores estuvieron prohibidos de expenderla en las gradas en cumplimiento al Acuerdo 028 del Ministerio del Deporte.
Por eso al final del encuentro solo 6 jabas vacías se deslizaron hacia la bodega en la general sur, donde había cerca de mil aficionados.
El frío clima que acompañó el desarrollo del encuentro también ayudó a que la sed no fuera intensa. Incluso, por cerca de 5 minutos en el reinicio del encuentro, el escenario soportó una ligera llovizna.
En la segunda etapa, El Nacional siguió con el dominio de las acciones y su delantero goleador Edmundo Zura, puso la segunda del cotejo a los 63’. Ahí se frenó el local y permitió que el rival despertara y lo inquietara.
En las gradas las muchachas aprovecharon para hacer amistades, pasearse y otras lucir sus nuevos looks. La mayoría vestía la camiseta de El Nacional, que sus hermanos o novios les habían obsequiado meses atrás.
Ellas no entendían de posición adelantada, esquema táctico y hasta desconocían el nombre del entrenador que guía a la camiseta que vestían. Sin embargo, por momentos se dedicaban a reclamar las decisiones arbitrales porque consideraban que atentaban a su equipo.
Antes de que finalizara el cotejo, al menos la mitad de asistentes abandonó el graderío, pero en la última puerta, al ver el ímpetu con el que actuaban los riobambeños decidieron no salir y permanecer hasta que la victoria se concretara.
Quedaron helados los hinchas locales a los 87’ del cotejo, cuando Gustavo Nazareno puso el descuento para Olmedo. El nerviosismo afloró en ellos y también en la bancada de El Nacional.
En ambos lugares todos estaban de pie observando y con coraje porque sus jugadores no definieron cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo. Los cánticos desaparecieron, solo leves movimientos se observaban en la “Marea Roja”. Un enorme suspiro se desató al escuchar que finalizaba el cotejo.