El esquí: nueva alternativa de deporte aventura en Ecuador
Subir al Cayambe resultó complicado, lo reconocen, pero la emoción de bajar esquiando recompensa cualquier sacrificio. Caroline Gleich y Nate Smith son de los pocos montañistas que han disfrutado las condiciones de este nevado para practicar su actividad favorita.
Ambos fueron escogidos para llevar adelante el proyecto Esquí Extremo, impulsado por el grupo Hoteles&Haciendas con el propósito de abrir en Ecuador una nueva ruta de turismo deportivo.
La misión de los expertos estadounidenses es comprobar cuán adecuado es promover en el país la práctica del esquí, una disciplina que no cuenta todavía con todas las garantías para ser desarrollada en Ecuador.
Esa es precisamente la razón de la travesía: saber en qué nevados nacionales es propicio deslizarse y trabajar a mediano plazo en una nueva alternativa de aventura.
El recorrido de los esquiadores incluye, además del Cayambe, coronar el Chimborazo, el Cotopaxi y el Antisana. Una motivación adicional para Caroline es recoger nieve de estos picos y llevarla a Italia para que la ONG Adventurers and Scientists for Conservation analice las muestras. Dicha organización estudia el estado de los glaciares y determina su grado de afectación ante el calentamiento global.
Cuidado con el ‘soroche’
Nada como la experiencia propia para aprender. A Caroline y Nate les toma más tiempo del calculado avanzar hacia la cumbre del Cayambe, ubicada a 5.790 metros de altitud. Ambos padecen la fatiga que provoca el ejercicio físico, Nate sufre los mareos que provoca la falta de oxígeno.
Él reconoce que es un error cargar más equipaje del necesario, cada uno camina por la nieve con cerca de 40 libras encima. A las cuerdas, clavijas, ganchos, crampones, GPS, radio, provisiones y agua, se suma el peso de las botas, los esquís e implementos que sirven en caso de avalanchas (palas).
La expedición comienza la madrugada del sábado 23 noviembre. Cubrir la senda, generalmente, toma seis horas, pero en este caso los excursionistas tardaron más de ocho.
Pese a que dos días antes realizaron una fase de aclimatación en el Pichincha, los 4.735 metros de altura de ese volcán quedan cortos con los 5.790 metros del Cayambe.
A juicio del cuencano Rafael ‘Chapico’ Cáceres, guía que acompaña a los norteamericanos, también incide la sobrealimentación de los deportistas, quienes comieron más de lo debido antes de iniciar el ascenso.
‘Chapico’ explicó que la disminución de oxígeno a grandes alturas torna lenta la digestión, por esta causa les recomienda ingerir pocos alimentos durante la marcha.
Una novedad en el andar de los exponentes es llegar a la nieve y trepar con los esquís puestos. Esto se logra gracias a la tecnología de tracción de los aparatos, que llevan debajo una tela especial, cuyos filamentos se contraen al contacto de la superficie gélida. Tal circunstancia evita que las tablas retrocedan y la persona resbale.
Dicha tecnología, comentó Cáceres, ya habría sido utilizada por los incas. Recordó que durante su preparación como guía, en La Paz (Bolivia), en un taller de historia del montañismo ofrecido por la Unión Internacional de Asociaciones y Guías de Montaña, le hablaron de las momias de Llullaillaco.
Estas momias, encontradas en la provincia de Salta (Argentina) en 1999 a 6.739 m de altitud, cerca de la cúspide del volcán Llullaillaco, reúnen vestigios de excursiones hacia las crestas de las montañas. Se hallaron ojotas (sandalias) de cuero y lana de vicuña que, hace más de 500 años, habría cumplido una idéntica función a la tela en los esquís.
La conversación anima los instantes previos al inicio de la caminata. Caroline y Nate dejan listas las mochilas y duermen menos de cinco horas en el refugio Ruales-Oleas-Bergé, ubicado en las faldas del macizo.
Parten a las 01:45, pisan el pináculo a las 09:30 y 10 minutos después empiezan el descenso. En los primeros metros de la bajada gozan de cielo despejado, pero pronto la neblina se apodera del lugar. La situación dificulta la tarea de los exponentes: analizar la geografía de la montaña y ubicar la mejor ruta de descenso para los esquiadores.
Aunque el clima no ayuda, Caroline, Nate y Steve Ogle, un deportista canadiense que se les une en el retorno, hacen lo posible por señalar el camino más óptimo. Al terminar el glaciar salen de los esquís para meterse en las botas y le restan 10 libras al equipaje.
Según la apreciación de Caroline, la capa de nieve tiene de 5 a 10 centímetros de grosor en algunos sitios; pero en otros su profundidad llegaba a 20, circunstancia perfecta para deslizarse con las tablas. Obviamente, como en cualquier nevado, tomar precauciones es prioritario. Siempre es bueno fijarse en dónde se pisa, eso reduce los riesgos de caer en grietas o dirigirse a puntos de potenciales avalanchas.
Deportistas experimentados
Caroline Gleich, de 27 años, es una reconocida esquiadora profesional que comenzó su carrera deportiva hace 12 años. Ha recorrido montañas de varios países, entre ellos Chile, Japón y Estados Unidos. Nate Smith (27 años) es deportista y a la vez experto en apoyo técnico a esquiadores.
Conquistar los volcanes ecuatorianos les significa un verdadero reto. Cabe mencionar que, si bien el Chimborazo tiene 6.310 metros y no es la cima más elevada del orbe, por ser el punto más alejado del centro de la Tierra es el pico más alto del mundo en relación a su cercanía con el espacio exterior.
En lo referente a los esquís, la senderista detalló que el par pesa entre 6 y 10 libras; su longitud depende del peso de la persona. De acuerdo al portal ebay.es, un individuo con menos de 45 kilos necesitará tablas de 1,40 metros mientras uno con más de 90 kilos requerirá tablas de 1,70. En su fabricación se fusiona madera con kevlar, carbono, grafito, etc. Las suelas son de polietileno.
DESLIZARSE EN LAS NIEVES NACIONALES
La nieve del Cotopaxi fue la segunda en la que esquiaron Caroline Gleich y Nate Smith; lo hicieron en la mañana del pasado martes. Ayer preveían subir al Antisana para bajarlo hoy. El Chimborazo lo ascenderán mañana y este sábado efectuarán el deslizamiento, con lo que concluirían su trayecto.
Sobre la práctica del esquí en Ecuador, el guía Rafael Cáceres comentó que desde la década del 90 hay referencias de esta actividad en los nevados nacionales, pero no se promociona aún como destino turístico.
Laszlo Karolyi, empresario principal de Hoteles&Haciendas, manifestó que su objetivo es explotar ese atractivo, pero con las garantías que los visitantes merecen. Por ahora, sin especialistas en la materia, centros de alquiler de equipos, instalaciones adecuadas y controles ambientales, el esquí en Ecuador continuará con características de deporte extremo.