El “enduro ecuestre” se nutre con jóvenes figuras de buen nivel
El Endurance es el nuevo deporte ecuestre que desde hace tres años y medio, aproximadamente, comenzó a despertar interés en diferentes provincias de la serranía, especialmente porque es el complemento perfecto entre jinete y caballo, según entendidos.
Las participaciones de binomios ecuatorianos en competencias latinoamericanas, panamericanas y en dos citas mundiales en las divisiones juvenil y absoluta, han provocado un aumento significativo del número de jinetes y amazonas, quienes en un ámbito familiar disfrutan de las emociones y sentimientos enraizados entre el hombre y el “noble cuadrúpedo”.
Con el aval de la Federación Ecuatoriana de esta disciplina (FEDE), el enduro ecuestre, como se conoce a esta especialidad, cuenta con más de 130 binomios en el plano competitivo y 600 en general.
Disciplinados y constantes. Así se muestran los jinetes y caballistas de Imbabura en todas sus actuaciones; las ciudades de Ibarra y Otavalo son el centro de acción, en donde se han conformado varios equipos; en Pichincha también registran su participación elencos de Cayambe, Guayllabamba, Puembo y Tumbaco.
El Valle de los Chillos es la sede del equipo CEPSA Amaroc, liderado por Arturo Ribadeneira con su criadero Cachafax, así como el Gualilagua; es posiblemente el sector que cuenta con el mayor número de practicantes; la provincia de Tungurahua se ha sumado al desarrollo de esta especialidad con el auspicio del Tungurahua Club.
Luego de una primera experiencia en el 2008 cuando se realizó el I Campeonato de Endurance que tuvo alrededor de un centenar de participantes entre caballeros y amazonas, el interés ha crecido sustancialmente en forma paralela a la organización y desarrollo de las pruebas elaboradas en sujeción al calendario aprobado por el directorio de Endurance Ecuador.
La Federación Ecuestre Internacional (FEI) define a esta especialidad como una carrera contra el reloj en la que se pone a prueba la velocidad y resistencia del caballo o yegua y consiste en hacer un recorrido a campo traviesa en el menor tiempo posible, pero siempre cuidando del caballo para que éste se encuentre en perfectas condiciones físicas al término de la competencia (60 pulsaciones por minuto).
Generalmente son pistas muy complejas y difíciles, ubicadas en haciendas o parajes, las que sirven como escenarios para las competencias oficiales. Jinete y caballo en una compaginación de inteligencia, don de mando y obediencia, desafían los exigentes recorridos dispuestos sobre terrenos muy irregulares de los que no escapan los senderos, quebradas, riachuelos, lomas, pendientes, en distancias no menores a los 20 kilómetros hasta 80 kilómetros, previa inspección de la Comisión de Pista, aún cuando hay pruebas de hasta 120 kilómetros.
La reglamentación específica para esta disciplina ecuestre es sencilla: el primer caballo que termina el recorrido en condiciones aceptables es el ganador, en las distintas categorías. Pero todo está sujeto a la resistencia del equino frente a las grandes distancias y su capacidad para recorrer varios tipos de terreno, así como a la capacidad física del jinete que, necesariamente, debe elaborar un plan estratégico de carrera.
"Es una competencia con uno mismo, es una participación entre el caballo y el jinete sumamente recreativa. El caballo es el animal que más energía le transmite al ser humano, en una conexión muy singular con el caballista", expresa Santiago Ribadeneira, activo participante en esta disciplina ecuestre.
"Esta actividad si tiene su costo cuando uno se involucra y quiere meterse más y más; el costo es más alto porque es una disciplina que crece en el mundo", afirma.
No hay limitaciones de razas equinas (aunque el caballo árabe es el más adecuado), ni edad para los jinetes; en consecuencia, es un deporte que se lo puede practicar en familia y por los aficionados así como por los participantes de otras especialidades ecuestres como salto y adiestramiento.
"Puede competir cualquier persona que sepa montar caballo, no hay ninguna raza especial para este deporte y lo más importante es que nosotros cuidamos del caballo y por eso tenemos veterinarios y especialistas, porque buscamos que siempre estén protegidos y tengan el mejor trato por parte del cabalgador", anotó Bernardo Darquea.
Durante la competencia el caballo no puede ser alimentado, generalmente se lo hace antes de correr, previa hidratación, consumo de zanahoria alfalfa y pasto húmedo. “Hay que tener mucho cuidado con el animal, se lo debe chequear con el veterinario antes y después de la competencia, porque aquí el caballo debe llegar en las mejores condiciones y justamente es ahí donde se lo hidrata”, según Galo Recalde, propietario de uno de los equinos.
Jinetes y amazonas de gran nivel figuran en el enduro ecuestre. Rafaela Darquea, Karina Neuman (34 lugar) y Fernando Medina compitieron en el mundial de mayores en Inglaterra, efectuado en agosto pasado. Anteriormente y en la rama juvenil, Rafaela Darquea destacó con un 8vo lugar en el Mundial de Abu Dahbi; Bernarda Letort, Daniela Moreno y Sofía Ribadeneira también participaron, pero claudicaron.
Endurance, club de alto rendimiento, tiene previsto el desarrollo de 10 fechas del campeonato nacional, 4 de ellas por llevarse a efecto en Cuenca, con puntaje acumulativo para el ranking nacional.
Manabí (Jama) también será sede de una de las carreras del certamen, además de 3 fechas FEI, en sede por definirse.