El deporte estudiantil vuelve a las canchas con nuevas normas
Las actividades deportivas estudiantiles volvieron a escena. La suspensión de dos meses resuelta por la Subsecretaría de Educación del Distrito Metropolitano de Quito, como consecuencia de enfrentamientos entre las barras estudiantiles, fue motivo para que reflexionen el estudiantado y las autoridades deportivas colegiales, en aras de una convivencia tranquila y pacífica antes, durante y después de los compromisos deportivos.
Las reuniones y mesas de trabajo mantenidas por los directivos de la Federación Deportiva Estudiantil de Pichincha y la Subsecretaría de Educación fueron propicias para llegar a entendimientos y acuerdos puntuales para reiniciar los certámenes.
La Federación Deportiva Estudiantil de Pichincha, como ente ejecutor de los torneos intercolegiales y escolares organizados por el Ministerio del Deporte, se comprometió a garantizar la seguridad de los estudiantes mediante planes de contingencia que serán elaborados con la coordinación de la Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos y otras organizaciones.
Según la federación que rige el deporte estudiantil en Pichincha, este año se prevé que participen unos 290 planteles educativos en cinco disciplinas: ajedrez, baloncesto, atletismo, fútbol y natación.
El financiamiento de las actividades deportivas, enmarcadas en los campeonatos intercolegiales, lo asumió el Ministerio del Deporte. Esta entidad buscará los mecanismos para que la participación y traslado de los deportistas sean gratuitos.
Adicionalmente, se organizarán los encuentros en horarios que no afecten el normal desarrollo de las labores estudiantiles de los profesores y alumnos.
Una alternativa es programar los torneos para después del mediodía, pero acompañados de los rectores, directores e inspectores, según el caso. Bajo estos parámetros, los estudiantes están con un ánimo renovado para participar del deporte estudiantil en su máxima expresión. El fútbol en la categoría Sub 18 fue la primera de las actividades que se reiniciaron con la autorización correspondiente.
Están clasificados los representativos de los colegios Fernández Madrid, Henry Dunan, Juan Pío Montúfar, Técnico Sucre, Benito Juárez, nacional Mejía, Eloy Alfaro, Spellman, Municipal Espejo, Técnico Don Bosco, Luis Napoleón Dillon y Miguel de Santiago.
Estos equipos jugarán la tercera etapa en cuatro triangulares cuyos encuentros se disputarán en Cotocollao y La Tola. Con el propósito de precautelar la integridad física de los alumnos y evitar roces, los encuentros se realizan sin la presencia de barras, como ensayo.
Si la medida da resultados se la adoptará de manera definitiva, principalmente en las disciplinas de fútbol y baloncesto. La violencia estudiantil es uno de los temas en los que se ha puesto especial énfasis por parte de las autoridades de los establecimientos educativos.
En los congresillos técnicos se ha abordado este aspecto, con el objetivo de lograr el compromiso de los entrenadores y delegados, quienes deberán comunicar inmediatamente a las autoridades de los colegios sobre posibles brotes de violencia entre los estudiantes.
Las charlas a cargo de profesores e inspectores están dirigidas hacia la concienciación de los estudiantes para exhibir el mejor comportamiento en los escenarios deportivos. “Nuestros inspectores, todos los días, nos enseñan a ser personas de bien y unos guerreros. Los hechos de violencia se pueden generar por algunos aspectos, como el uso de drogas, la mala influencia en la casa”, anota Carlos N., alumno del colegio nacional Mejía.
La fama y prestigio que con el tiempo han obtenido los colegios tradicionales, como el Mejía, Montúfar y Montalvo, infaltables participantes en los certámenes intercolegiales, puede tener alguna relación con el comportamiento de los jóvenes. Pero el ánimo del estudiantado es muy saludable, porque el propósito es alentar y cantar por el equipo. “Muchas veces, los brotes de violencia se generan por uno o dos desadaptados, pero esto se puede concienciar mediante el respeto entre las barras. Somos tranquilos, pero cuando nos buscan también nos encuentran”, sostiene Carlos.
Jefferson, estudiante del colegio Miguel de Santiago, refiere que la violencia estudiantil puede producirse por la “resistencia” del estudiante hacia otros colegios; mientras que Christian, alumno del colegio Manuela Cañizares, manifiesta que los actos de violencia se generan por la competitividad y rivalidad de cada equipo. “Si uno pierde, es menos que el otro y las barras piensan que peleando se solucionan los problemas, pero unos pagan por otros, porque no todos los colegios tienen ese comportamiento y no causamos problemas”, aclara Christian.
Los hechos que circunstancialmente han originado brotes de violencia no son nuevos. Los encuentros de fútbol donde existe presión por el triunfo pueden originar violencia. “En los deportes de contacto como el fútbol, con menor repercusión en el básquetbol y el atletismo, se pueden producir hechos de violencia, pero lo interesante y sorprendente es que también en los partidos entre mujeres se producen estas reacciones, con menor intensidad”, anota Bruno Stornaiolo Miranda, catedrático con experiencia en el campo de la psicología.
Advierte que en el mundo se produce una escalada de violencia, porque el ser humano nace con tres emociones primarias: el miedo, con el que no se podría sobrevivir; la ira, que es la necesidad de todas las especies, incluyendo la humana, para superar obstáculos y alcanzar lo que necesita; y el amor de los seres humanos. “Con estas tres emociones primarias funciona el ser humano, se suponía que con la civilización la ira iba a estar controlada; lamentablemente no es así, el mundo está contagiado por la ira, falta educación primaria desde el principio de la vida para respetar los derechos de los demás y esto es lo que falta en la educación”, sostiene.
El entorno familiar es fundamental, según el profesional, porque en él se determina parte de la conducta del individuo en los primeros años de la escuela. Las reformas reglamentarias son necesarias. Entre ellas se podría establecer la imposición de drásticas sanciones a los colegios que provoquen desmanes fuera de los escenarios.