El COAR, puertas adentro
Ante las declaraciones del ministro del Deporte, José Francisco Cevallos, de que el interior del Centro Olímpico de Alto Rendimiento (COAR) se encuentra en mal estado, y frente a la respuesta del titular del Comité Olímpico Ecuatoriano (COE), Danilo Carrera, de que “eso no es cierto”, se realizó un recorrido por el complejo ubicado en el cantón Durán.
En el trayecto al centro, que ahora se disputan la cartera de Estado y el movimiento olímpico privado sin fines de lucro, se constató que los letreros indicando con una flecha el camino -en su mayoría bacheado- están cubiertos de helechos y deteriorados. En la puerta principal está el nombre del COAR y, en un mural contiguo, dice: “Citius, Altius Fortius”, que significa “más rápido, más alto, más fuerte”.
El ingreso al centro, luego de una minuciosa inspección del vehículo e identificación con los guardias, continúa. Llegando al estacionamiento, al costado derecho se observan unas bodegas, en las que hay material de fierro, oxidándose. Vallas y letreros promocionando el reciente X Festival Olímpico se encuentran junto a unos tubos plásticos.
Siguiendo el recorrido, uno se encuentra con la piscina, usada por niños de la Fundación Cayetano. La amplia sonrisa de los chicos nadando llama más la atención que el resquebrajado piso de las escaleras al tobogán de la pileta. Por suerte, el uso de la resbaladera es impedido por un pedazo de cinta, la que utiliza la Policía.
Lo que sí no está impedido es el paso al sector del muelle. Una parte que tiene una bajada hacia el río Guayas para los atletas que practican canotaje y remo.
En ese espacio el agua oscura del río se mezcla con pedazos de madera, platos, botellas, cucharas y vasos plásticos. Parece que las personas que visitan las instalaciones del COAR no usan debidamente los tachos de basura.
Al costado de la piscina hay una pequeña parrilla y un espacio de áreas verdes. A pesar de que es poco el uso que se le da, el pasto dejó de ser verde y tiene un color marrón. Sin embargo, eso no impide que las plantas de mango den sus frutos.
Continuando con la visita, se pueden observar dos grupos de deportistas: siete luchadores que entrenan en el coliseo y el equipo de rugby que observa, junto con su entrenador, un video de jugadas en uno de los pasillos de la “Villa Olímpica”, que tiene capacidad para 102 atletas. Las habitaciones tienen dos camas literas, veladores, escritorio y un baño privado con armario.
En la planta baja de la villa hay 2 mesas con 4 sillas cada una; esa es considerada el área de “piqueo”, que cuenta también con un refrigerador. En el comedor hay 3 televisores en las paredes.
En el tramo final del recorrido se logra apreciar que tanto la pista de atletismo como la sintética de fútbol se encuentran en buen estado. La fuerte tonalidad naranja y verde del asfalto de los dos escenarios cubre el parque, que incluye unos flojos columpios en la parte de atrás.
Cuando se intenta acceder al departamento técnico metodológico y al médico del COAR, las puertas están cerradas con candado y el director no está. El amplio auditorio, por otra parte, está ocupado por 26 personas del III Diplomado en Gestión Deportiva que enseña cómo administrar todos los recursos económicos que reciben las federaciones nacionales, provinciales y clubes de alto rendimiento.
El pasado miércoles, durante su visita al complejo deportivo, Cevallos resaltó que “al COE se le entregó un presupuesto de 600.000 dólares hasta 2011 (para el funcionamiento del COAR), el que luego aumentó a 2’000.000 de dólares. Lo poco que hay (instalaciones del lugar) debe ser lo mejor, pero está descuidado”.
Ante esto, Carrera dijo que anualmente el COAR recibe 826.510 dólares, de los cuales $312.000 se destinan al personal que labora allí, $74.000 al cuerpo médico, y $40.000 para el mantenimiento del centro. “El Ministerio aporta 753.410 dólares, pero de autogestión, el COE pone 73.100 dólares para completar los 826.000 dólares”.