El ciclismo extremo puso color en el cielo sobre el volcán Ilaló
No importó recorrer el largo e incómodo sendero de piedras y tierra de cerca de cinco kilómetros de distancia desde el poblado La Morita 2, en el valle de Tumbaco, hasta el punto de partida del I Competencia Internacional de Downhill y Crosshill en el volcán Ilaló (oriente de Quito).
Provistos de sus mejores atuendos deportivos y de abundantes bebidas hidratantes, llegaron alrededor de 150 ciclistas extremos de todo el país hasta dicho volcán, famoso por dividir de forma natural al valle de Tumbaco del de los Chillos.
Durante una hora efectuaron los últimos entrenamientos en la pista natural de 3.5 km con tramos de lodo y de pequeñas rocas que dificultaron el trayecto. En el último obstáculo unos optaron por el llamativo salto final de cerca de 6 metros de altura y otros escogieron la rampa para asegurar su descenso.
Aún con las huellas del lodo en sus rostros, en el traje y en las bicicletas, producto del esfuerzo en el recorrido, los competidores descendieron para pulir sus ‘bicis’ y empezar la prueba. Una escoba sin su mango fue utilizada como cepillo para retirar el barro que se acumuló en las cadenas y que hace dificultosa la acción de pedalear.
Cuando el tiempo para los ensayos había concluido apareció de forma inesperada un joven ciclista de 20 años, Óscar Villa, quien no tomó con éxito el salto y al descender perdió el control de su bicicleta para literalmente volar por los cielos y caer súbitamente al suelo.
La inquietud rondó entre los presentes, mientras en los altosparlantes se solicitaba la presencia de algún familiar del accidentado, quien fue asistido rápidamente por paramédicos y una vez inmovilizado llevado a una ambulancia.
Los comentarios de los presentes se convirtieron en murmullos incesantes, que solo terminaron cuando se anunció la fractura de la clavícula derecha del ciclista. “Menos mal que solo fue una lesión”, fue el comentario general.
Para mitigar el susto y el intenso sol que soportó la localidad, varios acudieron a refrescarse con gaseosas mientras que otros prefirieron la gastronomía. Hornado, chochos con tostado, habas con choclo y queso e infinidad de frutas como mandarinas, mangos, entre otros, causaron el deleite de los asistentes. La presentación de los platos fue llamativa. Los residentes de la comuna “Tola Chica”, encargada del cuidado de este sector, optaron por servir en hojas de col, que fueron fácilmente desechadas y cuya utilización contribuyó al cuidado del medio ambiente.
Con las fuerzas recargadas todos tomaron sus mejores posiciones para observar la competencia.
Las primeras en deslizarse fueron las damas y de ellas la quiteña Diana Marggraff, de 27 años, fue la que más aplausos recibió. Ella se convirtió en la única mujer que se arriesgó a elevarse y tomar el temible salto.
Lo hizo con perfección producto de su extensa trayectoria en el mundo del ciclismo extremo, donde lleva alrededor de 18 años. Por eso cruzó la meta en 05’20’’, aunque reconoció que sufrió varias caídas.
“En algunas partes aún había mucho lodo, pero sobre todo las piedras hicieron que me resbalara tres veces, aunque o pese a todo continué el recorrido. Creo que cumplí lo que me propuse”, sostuvo la ganadora.
Por la tensión vivida en la pista previo a la competencia, la mayoría de los participantes prefirió terminar la carrera por la rampa de seguridad, negándoles con ello a los asistentes un atractivo espectáculo.
Breves gotas de lluvia acompañadas de vientos fríos y fuertes en los últimos minutos de la competencia contrastaron con el ambiente inicial cuya temperatura bordeó los 25 ºC. Al final el paraguas que muchos portaron sirvió para protegerse de la inclemencia del clima.