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El Barcelona tuvo un año redondo: ganó 5 de 6 títulos posibles

El Barcelona tuvo un año redondo: ganó 5 de 6 títulos posibles
23 de diciembre de 2011 - 00:00

El Barcelona ganó la Liga, el Mundial de clubes, la Liga de Campeones, la Supercopa europea y la de España, cinco títulos de seis posibles. Al Real Madrid le quedó el consuelo menor de la Copa del Rey, pero ante el Barça y en la prórroga. Leo Messi y Cristiano Ronaldo, pero también Guardiola y Mourinho, monopolizaron el debate futbolístico.

Todo sigue igual en 2011. En realidad sí hubo algo novedoso. El clásico español entró en su punto alto: siete partidos entre ambos, cuatro en apenas dos semanas. El balance, en todo caso, fue el habitual en los últimos tiempos. El Barcelona solo perdió la agónica final de Copa. Pero en líneas generales su rival salió francamente maltrecho.

Ronaldo simbolizó la campaña del Madrid, todo opulencia, vértigo y goles. El portugués sumó 41 tantos en la Liga, diez más que Messi, el símbolo del hipnótico Barça, todo fútbol, títulos y conquistas. El contraste entre ambos es tan acusado como el de sus equipos. Los dos se disputarán el Balón de Oro con Xavi Hernández de invitado.

La versión 2011 del Barcelona fue especialmente cruel para el  Madrid. Por lo reiterativo en general y por el emparejamiento en la semifinal de la Champions en particular. Al Manchester United le esperó el mismo destino en la final de Wembley. Terminó abrumado. Lo mismo que el Santos en el Mundial de clubes.

El tenista serbio, Novak Djokovic, hizo una temporada inolvidable. Ganó diez torneos, entre ellos tres Grand Slam: Australia, Estados Unidos y Wimbledon, y desplazó del número uno del mundo al español Rafael Nadal. Solo la eliminación ante Roger Federer en semifinales de Roland Garros impidió que su dominio fuera aplastante este año.

El sexto título en París de Nadal y su punto definitivo ante Argentina en la final de la Copa Davis fueron la cumbre de un año difícil para el ibérico. Perdió seis finales con Djokovic, ante quien parece demasiado vulnerable, y solo sumó tres torneos, uno menos que Federer. El suizo tuvo un fin de campaña espectacular con su victoria en la Copa de Maestros.

El año de Alberto Contador estuvo desde su comienzo bajo el signo de la duda. Pudo competir pese a estar encausado por presunto dopaje en el Tour 2010, pero eso no le impidió hacerlo en condición de sospechoso hasta tanto el Tribunal de Arbitraje Deportivo dicte sentencia.

Pese al amargo cierre de campaña declarando en Lausana, Contador hizo un curso aceptable dadas las circunstancias. Se impuso en el Giro de forma contundente, pero el asalto al cuarto Tour quedó para otra ocasión. Fue quinto, superado por caídas reiteradas, el Galibier y tal vez un exceso de forma. A París llegó de amarillo el australiano Cadel Evans.

Los Mundiales de atletismo ofrecieron la oportunidad de humanizar por fin al jamaicano Usain Bolt, aunque no tanto como para ser superado por otro velocista en la línea de meta. Bolt, simplemente, se derrotó a sí mismo poco antes del disparo de salida en la final de los 100 metros.

Bolt activó, como siempre, todo su repertorio gestual previo a una carrera. Bromeó con las cámaras de televisión, con el público, se observó en las pantallas del estadio y se situó en posición, pero esta vez fue todo al revés. Salida falsa, eliminación automática.

Los aficionados no tardaron en hallar alivio en los 200 metros, donde el atleta jamaicano, para variar, se dio un paseo.

El año de la marmota, el de “La Pulga”, el del Barça, fue también el de la retirada del brasileño Ronaldo, una “megaestrella” obligada a claudicar por el paso del tiempo y su historial inacabable de lesiones. Pese a su currículum, “El fenómeno” deja una sensación de carrera incompleta.

Otro delantero “premium”, Samuel Eto’o, sobrelleva algo parecido a una jubilación, aunque activa. Quien bromeó tras ser fichado por el Barcelona afirmando que correría “como un negro para vivir como un blanco”, mejoró de largo su sueño cambiando el Inter por un club de la Liga rusa, el Anzhi, para ser el jugador con mayor sueldo del mundo, 20 millones de euros ($26 millones) anuales.

Que un jugador tan sumamente competitivo como Eto’o languidezca en el Cáucaso (cordillera rusa) solo tiene una explicación convincente.

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