El adiós al “Macho” Camacho
Héctor “Macho” Camacho, recordado tanto por su habilidad en el cuadrilátero como por sus ocurrencias, regresó ayer a El Barrio en Harlem -donde creció y se hizo famoso- y fue recibido nuevamente como un héroe.
Pero en esta ocasión la algarabía y aplausos en su vecindario, orgulloso por los triunfos del puertorriqueño, no fueron para celebrar un nuevo título, sino para despedirlo y sepultarlo ayer. El “Macho” recibió un disparo el pasado 21 de noviembre, en Puerto Rico, que le produjo muerte cerebral. En el incidente falleció su amigo, Alberto Yamil Mojica Moreno, de 49 años.
La gélida temperatura que se sintió en la ciudad no impidió que cientos de latinos, en su gran mayoría puertorriqueños que mostraban con orgullo su bandera, hicieran durante horas una larga cola frente a la iglesia Santa Cecilia, donde fueron velados sus restos.
Los coches, también con banderas de Puerto Rico, pasaron de un lado a otro frente a la iglesia tocando el claxon y gritando el nombre del ex campeón, cuyos restos fueron traídos a Nueva York luego de un velatorio de dos días en Puerto Rico, donde nació.
“Macho, Macho”, “It’s Macho Time” y “Puerto Rico” gritaban y aplaudían sus fanáticos cuando el ataúd con sus restos, arropado con la bandera de Puerto Rico, fue trasladado del coche fúnebre a una carroza blanca tirada por dos caballos blancos, en la que lo llevaron a recorrer por última vez las calles de El Barrio, un enclave de la comunidad puertorriqueña.
Dos de sus hijos acompañaron al cochero mientras la madre del púgil los seguía en un vehículo. Después de más de media hora, el nombre del tres veces campeón mundial sonó con fuerza.
Los aplausos resonaron en la calle cuando la carroza regresó a la iglesia para comenzar el velatorio para despedir al ex campeón y en medio de la algarabía fue llevado al interior del templo.